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San Fernando/El infante baja por la cuerda desde el patín del helicóptero simulado junto a su perro, en tierra lo suelta y da la orden de ataque contra el intruso que, debidamente equipado para esta ficción, aguanta el envite del can. La escena es solo una de las que se desarrollan estos estos días en instalaciones militares de la provincia de Cádiz dentro del ejercicio Canex con unidades cinológicas de la Armada junto a unidades de la Policía Nacional, Guardia Civil o la US Navy (hoy en Rota), además del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire para el adiestramiento de perros y sus guías. El objetivo es "unificar tácticas y técnicas de procedimiento de todas las unidades".
"Hemos reunido para este ejercicio a 29 guías con sus perros de diferentes especialidades: seguridad y combate, detección de explosivos, detección de explosivos improvisados, detección de estupefacientes e intervención. Son una unidad, siempre van juntos, son inseparables", explica el capitán Francisco Ramón Sánchez Vidal, destinado en el Tercio de Levante (que lidera esta edición del Canex) a la Fuerza de Protección de la Armada, que organiza esta cita.
Ayer en las instalaciones del Tercio de Armada en San Fernando se dispusieron varios escenarios de entrenamiento. Uno se centra en la búsqueda y localización de explosivos en coordinación con los equipos EOD, desactivadores. El cabo primero Francisco Javier Calvarro, guía de la unidad canina del Tercio de Levante –también participan del Tercio del Norte, del Tercio Sur, de la Agrupación de Madrid, de la Unidad de Seguiridad de Canarias y de la Fuerza de Guerra Naval Especial– detalla que "con estas prácticas adaptamos al perro a los movimientos del robot para no enviar constantemente al guía y lo acostumbramos a los equipos de protección que los guías deben llevar".
En este campo hay dos especialidades: detección de explosivos, que se emplea en el apoyo de la seguridad militar en instalaciones, actos y operaciones; y contra IED (artefactos explosivos improvisados) en despliegues, operaciones o bases permanentes. "Lo primero es más un trabajo de prevención, de aseguramiento de puestos de mando, de autoridades. Lo segundo se dispone en registros de caminos o zonas", apunta el cabo primero.
Durante la mañana participan perros con más grado de adiestramiento y otros con escaso bagaje. "Este perro trabaja por primera vez con su guía equipado. Es un uniforme de protección media y la pantalla de la cara distorsiona su voz", describe Calvarro. Con este trabajo se busca que el can reconozca al guía, pero también que el animal se adapte a los movimientos del robot. La práctica lo sitúa en un camino donde se ha colocado un artefacto explosivo, que el perro debe buscar, detectar y marcar –unos sentados, otros de pie, según les hayan enseñado–, para ser retirado y que entre el robot para la desactivación. Otro escenario no lejos de allí consiste en una pista de indicios, totalmente trampeadas, que permite adiestrar a perros y guías en esas situaciones.
Este guía de la Unidad Cinológica del Tercio de Levante aclara que cualquier perro, da igual el tamaño o la raza, puede ser bueno para desarrollar este tipo de funciones. Todo dependerá de sus actitudes y cualidades. En eso es fundamental la selección desde cachorro. En este caso la Armada lo elige y adquiere antes de iniciar el curso de 9 meses en el Centro Militar Canino de la Defensa, donde se realiza una formación conjunta de guía y perro. "Uno sin el otro no son nada. Se preparan como una unidad y así actúan. El perro no atiende a ninguna otra persona", advierte el capitán Sánchez Vidal.
En otra parte del TEAR se trabaja en una torre de descenso vertical. Para ello se iza al perro, algunos los viven más tranquilos, otros algo más nerviosos. Arriba su guía lo agarra a él mediante un arnés para bajar en rapel o con la técnica de sujeción solo con manos y pies a la cuerda (fast-rope). La Armada lo contempla para insertar al perro en buques, en el ámbito policial suele ser para el descenso de una planta a otra de un edificio. "Mañana (por hoy) lo haremos en la Base Naval de Rota desde un helicóptero: se subirán, despegará y se tirará a guía y perro sobre cubierta", adelanta el capitán sobre uno de los ejercicios de abordaje.
En la secuencia de una manifestación descontrolada que debe disolverse otro figurante se prepara para la intervención del perro: la formación se abre para que el perro reduzca a uno de los participantes y cierra para contener al resto para volver luego a la acción
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