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'Versos' para Don Felipe en las Bodegas Barbadillo de Sanlúcar

Visita del monarca

La empresa familiar, una de las diez más antiguas de España, pone el broche de oro a su bicentenario con la visita del Rey al que han obsequiado con una botella de un vino muy especial

El Rey firma una bota de vino oloroso de Barbadillo. / Lourdes De Vicente

Sanlúcar/La visita de Felipe VI a Sanlúcar no sólo contemplaba su presencia en el edificio que fue sede del poder municipal sino que las Bodegas Barbadillo, que el pasado año cumplían los 200 años erigiéndose como una de las diez empresas familiares más antiguas de España, fue el siguiente destino del Rey este viernes en la localidad sanluqueña. Una cita en la que no sólo pudo contemplar la belleza del complejo bodeguero sino donde disfrutó de la bondades gastronómicas de la tierra, no en vano, había que celebrar la Capitalidad.

Menos público que en la plaza del Cabildo se ha agolpado en las inmediaciones de la Plaza del Castillo para ver al monarca que, de nuevo, no ha dudado en acercarse, e incluso intercambiar algunas breves palabras, con los pocos sanluqueños que, de nuevo, lo reclamaban por su nombre de pila. Avanzando sólo unos metros, Don Felipe también ha querido tener un detalle con el concesionario del Castillo de Santiago, Álvaro Taboada, con el que se ha tomado una fotografía frente al monumento, justo antes de entrar en la primera Bodega de Barbadillo, donde está situado el Museo de la Manzanilla.

La familia bodeguera, con Manuel Barbadillo, presidente de la compañía, al frente, ha recibido a Don Felipe al que también esperaba su tía, doña Beatriz de Orleáns, el presidente del Consejo Regulador del Jerez y la Manzanilla, César Saldaña, Víctor Védez, presidente de la Fundación de la Manzanilla y otros empresarios de la industria del vino y de la gastronomía de la ciudad como el conocido Fernando Hermoso, de Casa Bigote.

También ha habido lugar para los cerca de 90 trabajadores de Bodegas Barbadillo que pudieron fotografiarse con el Rey en el patio de la segunda bodega donde se inauguró una placa que celebra esta visita, y que también fue motivo de fotografía con la familia y autoridades políticas.

Pero, sin duda, uno de los momentos más esperados por todos los presentes fue el instante en el que Don Felipe pasó al patio de andanas para firmar en una bota de vino oloroso, que alcanzó alzándose en una pequeña escalera.

No probaría Don Felipe ese caldo sino el contenido de una botella de nombre más poético. Y es que, tal y como confesaba Esther Gutiérrez, directora de Marketing y Comunicación de Bodegas Barbadillo, la casa tenía previsto obsequiar al monarca con su reputado Versos 1891. Un detalle con el que coronarían el almuerzo servido por el Catering El Faro donde no han faltado los productos de la tierra, incluso, los hoy codiciados langostinos de Sanlúcar.

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