Wally, la cría de canguro huérfana

Un veterinario del Zoobotánico de Jerez cuida a este macho de la especie Wallaby durante las 24 horas del día desde que su madre falleció hace tres meses

'Wally' pertenece a la especie de 'Wallaby de Bennet'.
Leonor De La Calle. Jerez

03 de julio 2016 - 05:01

El pequeño canguro Wally sigue al veterinario que lo cuida a todas partes. Aunque muestra fascinación por ese mundo que existe fuera de su 'mochila-marsupio', junto a él encuentra la tranquilidad y seguridad que le hubiera brindado su propia madre. Ya han pasado tres meses desde que los cuidadores del Zoobotánico de Jerez descubrieron que una de las hembras de la especie 'Wallaby de Bennet', unos marsupiales caracterizados por ser de menor tamaño que el resto de canguros, había fallecido durante la noche. Para su sorpresa, descubrieron que la madre portaba a un bebé de 180 días de vida en su marsupio. Aunque nunca antes habían asumido en este zoo el reto de criar a biberón a este tipo de mamífero, no dudaron en remover cielo y tierra para asegurar la supervivencia de este bebé canguro.

La primera dificultad con la que se encontró su veterinario fue la alimentación. Conocía la existencia de la comercialización de leche de canguro en Australia, pero era costoso y lento traerlo hasta Jerez. A este problema se le sumaba la imposibilidad de amamantar a Wally con leche de vaca, pues estos mamíferos son intolerantes a la lactosa y, además, sus madres producen cuatro tipos diferentes de leche según la etapa de crecimiento de su cría. Durante los 8 meses aproximados que permanecen en la bolsa, la leche va adaptándose a las necesidades de su hijo para garantizar un correcto desarrollo. Imitar este proceso es realmente completo, es por ello que el veterinario optó por pedir consejo al 'Zoo Blijdorp' de Holanda, en donde ya tenían experiencia cuidando a biberón a estos marsupiales. Fue así como encontró la fórmula maestra: una mezcla de agua, calcio, grasa animal, un componente proteico y otro polivitamínico. Como Wally ya tiene 6 meses de edad, se le ha variado la composición de este mejunje en tres ocasiones y recientemente ha comenzado a mordisquear alfalfa, grano y algunos tipos de frutas y frutos secos. Antes de abandonar por completo la bolsa cambiará de leche una cuarta y última vez.

Cuando encontraron a Wally tan sólo pesaba 500 gramos y tenía ausencia total de pelo, necesitaba, pues, algo que hiciera las veces de marsupio. Para ello lo colocaron dentro una manta de calor y a su vez la depositaron dentro de una mochila, para que Wally pudiera acompañar a su veterinario a todas partes, como si de su madre se tratase. Este veterinario, cuando finaliza su jornada de trabajo, acoge a la cría en su casa, pues éstas necesitan alimento y cuidado las 24 horas del día. Incluso a la hora de defecar debe simular el proceso que emplearía su madre, la cual estimula su barriga con un suave frotado.

También se tiene muy en cuenta el proceso de crecimiento que lleva otra cría de canguro de su misma edad para cuidar a Wally. De momento, a pesar de estar siendo criada de forma artificial, este canguro está creciendo con normalidad y goza de buena salud. Aunque su 'primo' teniendo la misma edad aún no ha salido del marsupio ni una sola vez, a Wally se le ha forzado a dejar su bolsa-mochila durante breves periodos de tiempo para poder anticipar su integración con los otros canguros de su misma especie. Mostrando cierto nerviosismo por encontrarse en un entorno lleno de luz, disfruta practicando sus primeros saltos, que ya superan casi los 50 cm de altura. Alguna que otra vez, entre correteo y brinco, busca con anhelo a su veterinario para volver a meterse en su bolsa y sentirse en casa.

El pasado jueves fue la primera vez que realizó su primera exhibición pública en el Zoobotánico. Wally respondió bien al contacto con los visitantes y volverá a hacerlo de lunes a viernes a partir de las 10.30 horas en una de las praderas ubicadas cerca de la entrada del zoo.

Está previsto que dentro de un par de meses Wally comience a socializar con otros Wallabies. Como está creciendo rodeado de humanos, ahora mismo no es consciente de que es un canguro, pero si todo sale bien pronto podrá reunirse con sus compañeros y llevar una vida normal, aunque en su corazón siempre quedará el recuerdo de ese humano que con mucho tesón le salvó la vida.

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