Un día con el 'Juan Sebastián de Elcano'
XCI Crucero instrucción | Preparación
La dotación del buque escuela se prepara en aguas de la Bahía y hace equipo para su cercano XCI Crucero de instrucción, que partirá de Cádiz en menos de un mes
Aún no ha amanecido pero la silueta del Juan Sebastián de Elcano se divisa fondeado en aguas de la Bahía, frente a la Base de Rota. Va ser un día intenso, la dotación se está preparando para el XCI Crucero de Instrucción, que sale de Cádiz en menos de un mes, y le queda una jornada dura de entrenamiento.
“Se trata de conjuntarnos, hacer equipo, que cada uno de ellos conozca su puesto de trabajo. Casi el 40% de la marinería es de nuevo embarque, vienen directamente de la escuela, lógicamente están un poco verdes, y llevamos cuatro meses sin navegar”, comenta el comandante del buque escuela, el capitán de navío Ignacio Paz, que saluda a los periodistas que suben a bordo.
Hay que tener precaución en la cubierta, llena de cabos. No hay que confiarse. Mejor ir poco a poco, “para no empezar con malos hábitos, sobre todo de seguridad, que son los más importantes”, incide el comandante. Estar en el Elcano no tiene nada que ver con estar destinado en un barco gris, un buque de guerra. “Aquí hay mucha vida en cubierta”.
Lo dice José Luis, cabo primero recién embarcado; la algecireña Luisa, que ha estado en Haití y en la operación Atalanta con el buque Castilla; o la cabo segunda Malva, puertorrealeña, a la que le gusta navegar de noche, ver el mar. Ella está en la cocina del buque pero también acude a las maniobras generales. Como la mayoría en el bergantín goleta, no tiene una única función.
Aquí no se para, hay siempre trabajo, fondeado, navegando, de noche. “Ahora hay ahí tres hosteleros en ese cabo dando velas”, explica Ignacio Grueiro, oficial de Información Pública del barco y también de Puente y Derrota.
Gruerio cuenta a los periodistas los detalles de todo lo que está pasando ante sus ojos. Van a intentar por primera vez, tras cuatro meses en La Carraca de obras y mantenimiento, ir a vela, apagar los motores. La maniobra general en la cubierta implica a casi toda la dotación. Son unos 180 ahora, cuando lleguen los guardiamarinas que formarán en este crucero sumarán más de 250, además de un profesor de la universidad, otro de inglés, el peluquero, el equipo médico,...
Los ejercicios
Suena el chifle, el pito con el que los contramaestres transmiten las órdenes. Uno de ellos el del sargento primero Pedro Díaz, con doce cruceros a sus espaldas. “Esto es algo más que un trabajo para mí, me gusta”, comenta. Cada uno sabe dónde tiene que estar, en qué palo, en qué lugar. Empiezan a izar las velas que forman el aparejo de cuchillos: los cuatro cangrejos, los foques, los stays,.... El nadador de salvamento está atento, “cuando hay gente trabajando en palos siempre está preparado para salir”, afirman.
La inspección de capacidades del buque y la evaluación del nivel de adiestramiento de la dotación no termina. Un incendio ha comenzado en la cocina, es un simulacro. El Trozo de Seguridad Interior, que recibe formación específica para ello, acude a sofocarlo. No es fácil controlarlo y hay un herido por quemaduras, hay que evacuar. Toda la dotación se alista, hay que abandonar el barco.
“¡Hombre al agua¡”, grita uno de los marineros. Comienza otro ejercicio de salvamento en la mar. Según la zona donde ocurra el accidente, son pocos minutos el tiempo de supervivencia en el agua, aseveran. Por eso hay también que entrenarse para ello, aunque los tiempos sean más lentos, todo estará listo para el 13 de enero, cuando salgan del puerto de Cádiz, -donde abrirán sus puertas a los gaditanos- con destino a Santa Cruz de Tenerife.
Luego cruzarán el Atlántico. Tocarán San Juan de Puerto Rico, Cartagena de Indias, Veracruz, Pensacola, La Habana – donde participarán en V Centenario de la fundación de la ciudad–, Boston y volverán para atracar en Lisboa, Szczecin– en Polonia por primera vez– Kiel, Guetaria, Guecho y Marín, volviendo a la Tacita de Plata el 21 de julio.
Su comandante asegura que el Juan Sebastián de Elcano está en buena forma. En estas últimas semanas está probando todo y aun queda por dar una mano de pintura. Con Paz recorremos lugares emblemáticos. La cámara del comandante, en la popa, es una dependencia donde se guardan muchos recuerdos y regalos. En un pequeño espacio, que se llama el fumador del comandante no se fuma pero se guardan las llaves de muchas ciudades que el buque ha recibido como obsequio. También pasamos por la cocina, “fundamental” en un viaje tan largo. Van a añadir un satélite más de comunicaciones para que la tripulación pueda conectase mejor sus familiares.
Y es que lo peor para ellos es tener a su familia tan lejos seis meses, dice el oficial de seguridad, Teo Romero. Él hizo el crucero como guardiamarina y ahora dará clase a los que vengan a formarse. Parte de culpa de que entrara en la Armada fue de este buque, apunta, al que vio salir en tantas ocasiones de Cádiz.
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