El acusado de asesinar a una enferma mental en San Fernando niega que le prendiera fuego
El procesado, con trastorno bipolar y de la personalidad, rechaza que entrara en la habitación de la víctima de madrugada para incendiarla
Fiscalía y acusación particular consideran que, pese a su enfermedad mental, el encausado era consciente de sus actos. La defensa sostiene que el siniestro pudo ser accidental, pues la usuaria fumaba en su cuarto
La salud mental y su gestión desde el sistema público, a debate
Un acusado de asesinar a una enferma mental en San Fernando se enfrenta prisión permanente revisable
Cádiz/Con zapatillas negras sin cordones, calcetines blancos, un pantalón de chandal, un polo rosa y libre acudió este lunes a la Audiencia Provincial de Cádiz el acusado de asesinar a una enferma mental en San Fernando tras prenderle fuego a su habitación mientras ella dormía la madrugada del 17 de junio de 2017. Ambos eran usuarios de la Casa Hogar de Faisem, la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental. Ella se encontraba incapacitada y él tenía diagnosticado trastorno bipolar tipo 2 y trastorno mixto de la personalidad. Según la Fiscalía, el procesado fue "totalmente consciente" y "responsable" de sus actos, por eso pide para él 25 años de cárcel como responsable de un delito de asesinato. La acusación particular, ejercida por la hija de la fallecida, considera que el encausado debe ser castigado con la pena máxima, prisión permanente revisable, y plantea que Faisem responda como responsable civil subsidiario en caso de condena por haber sido una entidad "negligente" en la atención a sus usuarios. Por último, la defensa estima que "no hay pruebas directas, ni siquiera indicios" que incriminen al acusado y solicita su absolución".
El procesado, que será juzgado esta semana por un tribunal popular, escuchó atento y prácticamente inmóvil los alegatos iniciales de todas las partes. En primer lugar, la representante del Ministerio Fiscal explicó al jurado que el encausado no acudía a juicio procedente de prisión provisional porque no existía "riesgo de fuga". "Padece enfermedades crónicas de carácter físico, enfatizó, y además carece de antecedentes penales".
En su relato de los hechos, la acusación pública subrayó "el odio, el desprecio y la fijación" del encausado hacia la víctima de este caso, con la que tuvo varias discusiones previas, "hasta que decidió prenderle fuego con parafina a su habitación en plena madrugada". A criterio de la fiscal, lo hizo de forma "totalmente consciente". "Sus capacidades intelectivas y volitivas no se vieron limitadas por su trastorno bipolar y de personalidad, el procesado no es un enfermo mental inimputable", aseveró.
La acusación particular, por su parte, puso el foco en el carácter conflictivo del encausado. Recordó pues que en noviembre de 2015 fue incluido en el programa residencial que gestiona Faisem. En un primer momento, dijo, pasó a vivir en una vivienda supervisada en Chiclana hasta octubre de 2016, cuando fue derivado a otra casa supervisada en El Puerto “debido a su inadaptación y dificultad para cumplir con las normas básicas de convivencia”. En ese segundo domicilio “persistió en su actitud desafiante y entorpecedora", por lo que fue trasladado a la Casa Hogar de Faisem en San Fernando el 15 de mayo de 2017, "donde tendría que haber sido sometido a una especial vigilancia". Para el abogado de la familia de la fallecida, "ese centro no contaba con las medidas de seguridad necesarias, de hecho, la noche del siniestro no saltaron las alarmas contra incendios".
De otro lado, la defensa manifestó a los miembros del jurado que, con independencia del trastorno mental del acusado, la clave de este juicio pasa por "acreditar si verdaderamente este hombre cometió el hecho delictivo que se le imputa". Para los dos abogados defensores, "no hay nada" que señale al procesado, "ni pruebas directas ni indicios". Los letrados admitieron que hubo "rencillas" entre ambos usuarios, "dos disputas muy concretas, para ser exactos, pero de ahí a ser un asesino...". Asimismo, las defensas apuntaron que la noche de los hechos el encausado se encontraba en su habitación durmiendo y que fueron las monitoras las que tuvieron que acudir a despertarlo para advertirle de que se había declarado un incendio en el centro. En última instancia, los letrados del procesado discutieron que el incendio fuese intencionado; para ello argumentaron que la víctima solía fumar en su habitación, que apagaba las colillas en unas zapatillas de plástico y que no se halló en la Casa Hogar ni parafina ni ningún otro acelerador de la combustión durante la inspección tras el fuego.
El último en tomar la palabra antes de la declaración del acusado fue el abogado de Faisem, quien puso sobre la mesa el debate de la salud mental y cómo se atiende desde el sistema público. "La salud mental es una gran desconocida en este país. En este caso cabe recordar que Faisem presta apoyo social y residencial a los enfermos mentales, pero no sanitario, de ahí que no haya personal médico en el centro", precisó para luego añadir que se llama Casa Hogar "porque eso es lo que brindamos, un hogar para que se integren en la sociedad". El abogado de la fundación pública afirmó que al procesado le cambiaron el diagnóstico hasta en tres ocasiones, pues "la salud mental no es fácil", apostilló. "Desde Faisem no pudimos hacer más de lo que se hizo, este usuario tuvo una difícil adaptación en el mes en el que estuvo en San Fernando, sí, es cierto; pero la Ley de Dependencia lo amparaba, tenía derecho a estar allí, no podíamos ni debíamos echarlo a la calle", concluyó.
La declaración del acusado
Con monosílabos y frases muy breves prestó declaración ante el tribunal popular el acusado de asesinar a una enferma mental en La Isla. Éste reconoció que padecía trastornos y que ingresó en varios centros residenciales de Faisem, si bien dijo que nunca tuvo problemas de conducta con otros usuarios ni se mostró desafiante con los responsables. Una vez que accedió a la Casa Hogar de San Fernando, no hizo amistades con nadie, dijo, pero calificó su relación con los monitores como "buena".
A preguntas de la fiscal, admitió que tuvo "algunas discrepancias" con la víctima, aunque negó que la insultara, la agrediera o la amenazara con quemarla. Asimismo, rechazó que antes del fuego vertiera cenizas sobre la cama de su compañera y que desconectara la alarma antincendios, pues "no tenía ni idea de cómo hacerlo".
La noche del siniestro, testificó, tomó su medicación y se fue a dormir. En un momento de la madrugada, señaló, se despertó y acudió al puesto de control de las monitoras de guardia para pedirles pastillas para conciliar el sueño, una práctica que solía llevar a cabo con asiduidad. Ya de nuevo dormido en su cuarto, tuvo que ser despertado una media hora después por una de las trabajadoras del centro, quien le advirtió que se había producido un incendio en el inmueble. De esta forma, rebatió que entrase en la habitación de la víctima y le prendiera fuego.
Interrogado por el abogado de Faisem, aclaró que ahora está en un centro para enfermos mentales en Jerez, donde recibe un tratamiento diferente al que tomaba a la fecha de los hechos; una medicación, recalcó, que "me está sentando bien, la que me administraban en San Fernando no era la adecuada".
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