El agente de Sanlúcar acusado de revelación de secretos: "Me amenazaron con pegarme dos tiros"

El procesado declara que publicó un artículo para denunciar el uso lúdico que otros compañeros daban a vehículos policiales “por impotencia y hartazgo” y por la pasividad de sus superiores

Varios policías critican que el encausado quebrantara el camuflaje de una moto y una embarcación, ya que tuvieron que retirarlas de la flota del cuerpo al quedar identificadas

El fiscal pide cinco años para un policía nacional acusado de revelación de secretos

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Policías y miembros del SUP a las puertas de la Audiencia apoyan a agente acusado (sin chaleco).
Policías y miembros del SUP a las puertas de la Audiencia apoyan al agente acusado (sin chaleco). / E.U.

Cádiz/En repetidas ocasiones fue necesario reconducir el juicio al policía de Sanlúcar acusado de revelación de secretos celebrado el pasado martes en la Audiencia de Cádiz. El agente, ya jubilado y miembro del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), publicó en 2015 dos artículos donde manifestaba que una embarcación y una moto destinadas a investigaciones sumariales estaban siendo utilizadas por algunos de sus compañeros para su uso y disfrute personal. Tanto la Fiscalía como la acusación particular, ejercida por los policías nacionales que se vieron señalados por supuesta corrupción, sentaron en el banquillo al agente por difundir datos muy concretos de los vehículos en cuestión, lo que impidió que pudieran seguir siendo empleados en diligencias y operativos policiales por cuanto se había quebrantado su anonimato. El agente procesado, por su parte, defendió que hizo pública esa información por “la impotencia y el hartazgo” ante lo que estaba sucediendo en la Comisaría de Sanlúcar, “una vergüenza” dijo, y por la inacción de sus superiores, a quienes había trasladado previamente la denuncia.

Ahora bien, el quid de la vista oral no pasaba por dilucidar si verdaderamente algunos policías de Sanlúcar se valieron de su cargo para usar a su antojo una embarcación y una moto que habían sido intervenidas en dispositivos contra el tráfico de drogas. No, la cuestión era esclarecer si el agente encausado, en calidad de delegado sindical, divulgó información confidencial que, a la postre, desembocó en la retirada y desguace de los citados vehículos por haber quedado identificados. Con dos debates jurídicos abiertos en paralelo, los magistrados del tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz -e incluso el fiscal- tuvieron que intervenir varias veces durante el interrogatorio del acusado, así como en la declaración de los testigos para redirigir algunas preguntas y sus repuestas, pues se escapaban del objeto del juicio: la revelación de secretos.

Así, el policía procesado, miembro del cuerpo desde 1980 y delegado del SUP de 2003 a 2015, explicó que publicó el artículo Corrupción o decencia policial en dos medios digitales tras recibir de manera anónima en su taquilla personal de la Comisaría varias fotografías en las que aparecían compañeros de la Policía Judicial de Sanlúcar haciendo un uso personal y recreativo de la citada embarcación. "Antes de publicar la nota de prensa, hablé con el jefe de la Comisaría porque aquello era una vergüenza, tanto policías como vecinos de Sanlúcar estaban al tanto de lo que estaba sucediendo, era descarado. Tanto es así que los agentes que cogían la embarcación colgaban después fotos en sus redes sociales a bordo de ella", manifestó.

"Como miembro del sindicato, solicité de manera reiterada más y mejores medios para la Policía Nacional. Como nadie me hacía caso y nadie quería saber nada, me vi obligado a publicar la nota de prensa. Fue fruto del hartazgo y la impotencia, me vi desbordado", dijo en su declaración.

A preguntas de la Fiscalía, el agente encausado precisó que los datos concretos de la embarcación (medidas, matrícula, modelo...) los obtuvo porque estaban adjuntos en las mismas fotografías que recibió en su taquilla, un extremo éste que el fiscal rebatió, por cuanto sostuvo que el procesado accedió a bases de datos policiales para conseguir esa información.

Asimismo, el acusado aseveró que la publicación de su artículo no perjudicó ni comprometió investigaciones policiales porque, según alegó, fuentes del cuerpo le filtraron que la barca objeto de la polémica no estaba siendo destinada a ningún operativo a la fecha de los hechos.

Respecto a una moto Yamaha de gran cilindrada intervenida al clan de la Pinilla, el procesado afirmó que dicha motocicleta se asignó a un agente de la Policía Judicial de Sanlúcar para realizar vigilancias camufladas. Ese agente, testificó, "tenía la moto en su casa -y no en el garaje de la Comisaría- para hacerle rodaje y que posibles delincuentes no la identificaran". En su defensa indicó que en el artículo que difundió en medios digitales sólo mencionaba la marca, "ni siquiera el modelo", y una matrícula oficial que no se correspondía con la placa que llevaba, pues se cambió para su uso policial.

Por último, el policía encausado advirtió que después de publicar la nota de prensa empeoró la relación con sus compañeros de profesión hasta tal punto que “me amenazaron con pegarme dos tiros y me abrieron siete expedientes”, concluyó.

Testigos

El primer testigo en declarar fue el agente al que se le asignó la moto incautada al clan de la Pinilla para realizar vigilancias discretas. Ese testigo explicó que tenía adjudicada la moto “porque era el único funcionario que contaba con carnet para ello. Era una motocicleta de 700 cc y para conducirla hacía falta un permiso específico”, aclaró, para luego añadir que con ella realizaba labores de control, si bien también “le hacía kilómetros para que no quedase en desuso y poder mantenerla en un estado óptimo”. 

Este agente indicó también que tanto la embarcación como la motocicleta se emplearon en diferentes operativos policiales, algunos de mayor envergadura y otros más rutinarios “como puntos de observación”, citó como ejemplo. “Sin embargo –recalcó– a partir de la publicación del artículo, sendos vehículos fueron retirados porque habían perdido sigilo”.

Otros testigos, como el jefe accidental de la Policía Judicial de Sanlúcar y el jefe de la Comisaría Provincial de la localidad, ratificaron en su declaración que los dos vehículos tuvieron que ser apartados de la flota policial porque ya eran reconocibles para los grupos criminales. 

Al jefe de la Policía Judicial se le exhibieron en sala varias de la fotografías aportadas a la causa. En algunas imágenes reconoció la embarcación intervenida y en otras refirió que se trataba de otra barca distinta. “Están mezcladas”, dijo. No obstante, se identificó en una de las fotografías junto a otros policías nacionales y admitió que se le dio un uso lúdico al barco policial: “Eso fue en el año 2011 y estábamos celebrando que a un compañero lo habían destinado a la embajada de Alemania”.

Por su parte, el jefe de la Comisaría Provincial de Sanlúcar señaló que la queja elevada por el acusado quedó sobreseída, “incluso en instancias superiores, en Madrid”. Del mismo modo, corroboró que la embarcación se destinó a numerosos operativos policiales y que, en ocasiones, “se movía para, simplemente, mantenerla en activo y que no se estropease. De hecho, ofrecí al acusado que se encargase de ello”, matizó. 

Interrogado por si esos movimientos no levantarían recelos entre los delincuentes de la zona, el jefe de la Comisaría se mostró firme en su respuesta:“Cuanto más muevas el barco, menos sospechas”.

En la vista también se debatió si el acusado difundió un atestado policial a través de un correo electrónico masivo que llegó a unos 30 destinatarios, algunos policías nacionales y otros no. El encausado negó que realizara este envío mientras que los testigos aseveraron que les llegó con el remite del procesado.

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