El alcalde ateo quiere que se quede su cura
Cambios en la diócesis de Cádiz
Así es Rafael Vez, la piedra que el obispo Zornoza se ha quitado del zapato, pese al apoyo de su parroquia de Conil y del alcalde, el comunista Juan Manuel Bermúdez
Hay más de una Iglesia en la Iglesia y en la diócesis de Cádiz dos de esas iglesias han sufrido un choque de trenes. El obispo Rafael Zornoza, prelado madrileño que viene de buena familia, que fue párroco de la parroquia más rica de España, la del Santiago Bernabeu, lo que le ha granjeado magníficos contactos en las grandes esferas, y que llegó a Cádiz procedente de Getafe, ha ejercido de rey Salómón.
Uno de los escasos rescoldos de los años dorados de Cádiz es su diócesis, una de las más ricas de España gracias a las propiedades donadas en los tiempos de comercio atlántico con las indias. A cambio de ser rezados eternamente a su muerte, los potentados entregaban tierras y riquezas a las parroquias. Eran las capellanías. A éstas se les unen las fundaciones creadas por los mecenas que habían hecho fortuna en las décadas que la Casa de Contratación, un monopolio del mercadeo con América, se había trasladado a Cádiz. Hasta la llegada de Zornoza la gestión de estos bienes estaba descentralizada. Su predecesor, Antonio Ceballos, sería lo que se llama en la iglesia un pastor, más preocupado por lo divino que por lo humano, más salvador de almas y de desfavorecidos que contable. Zornoza se ha criado en otros ambientes. Zornoza es, aparte de todo lo que acarrea su cargo, un gestor.
En la diócesis se encuentra a las dos Romas, representadas por Antonio Diufaín y Rafael Vez. Diufaín es párroco de San Severiano, del barrio de tradición conservadora de Cádiz Bahía Blanca. Diufaín es tan conservador como su parroquia. Del otro lado, Rafael Vez, párroco de la iglesia Santa Catalina de Alejandría, del muy izquierdista pueblo de Conil. Y Rafael Vez, cuya máxima cien veces repetida es “más vale ser feliz que tener razón”, piensa como su parroquia. Vez encomienda cada día sus oraciones al alcalde del pueblo, Juan Bermúdez, comunista y ateo, porque “representa esa figura del pastor que tanto señalan los textos sagrados”.
Zornoza confió las finanzas de la diócesis a Diufaín. El resultado de su gestión fue el que le había pedido el obispo, enjugar un agujero heredado de cerca de dos millones de euros. Pero mientras esto sucedía, el obispo tenía que aguantar las andanadas que le llegaban de los artículos de Rafael Vez, canónigo al que había enviado a Conil desde la parroquia de su localidad natal, San Fernando. Vez escribía en Religión Digital, una publicación católico progresista, muy alejada del pensamiento del obispo. En ese foro Vez hacía muchas preguntas incómodas sobre la gestión del patrimonio de la diócesis. Algunas de estas preguntas eran veladas acusaciones, ya que se hablaba de donaciones de las que no se conocía su destino o de la violación de protección de datos. También criticaba el coste social que tenía lo que Diufaín calificaba como saneamiento.
No pudo demostrar el obispo que Vez estaba detrás de otras publicaciones que acusaban a Zornoza de tener gustos caros y un tren de vida impropio de quien debía ser ejemplo de mesura y contención. Lo cierto es que en el twitter que ya no utiliza, Vez retuiteó un artículo publicado en Público.es que se titulaba “La lujosa vida del obispo de Cádiz: invierte en vinos caros y recorta en personal”. El artículo tenía más de chismorreo que de investigación, pero ahí estaba Vez otra vez haciéndose notar.
Esta semana Zornoza ha cortado por lo sano y ha retirado a Diufaín la gestión sustituyéndole como ecónomo y a Vez le ha quitado la parroquia, rebajándole a administrador parroquial. Y el pueblo de Conil se ha puesto del lado de su párroco, empezando por su alcalde, que incluirá en un próximo pleno una moción de apoyo a Rafael Vez y para que el obispado reconsidere la decisión.
Al tiempo que Bermúdez apoyaba a su cura, cargaba duro contra el obispo, al que ha llamado dictador. “Rafael se ha ganado el respeto del pueblo, la gente lo quiere y ha demostrado por activa y pasiva su valor humano, independientemente de que uno sea religioso o no. Rafael tiene un compromiso social, lo ha demostrado con el círculo de silencio de los inmigrantes, con su compromiso durante la alarma... Mientras, lo que el obispo ha demostrado es que es un dictador”.
Esta magnífica relación que tienen el alcalde y el cura no quita que Rafael Vez haya reprendido en alguna ocasión al alcalde, como cuando el 14 de abril se iza la bandera republicana y Vez le recuerda en las redes sociales que eso no es constitucional.
El alcalde ateo y comunista por el que reza Vez atribuye la decisión a una represalia del obispado contra el cura que “no tiene pelos en la lengua”. Y eso que Vez llevaba mucho tiempo callado desde que el pasado septiembre fue destituido como profesor del seminario y advirtió al obispo que ni por ésas le callaría: “Seguiré levantando la voz y denunciando aquello que considero alejado del Evangelio”. Al menos en público Vez no lo ha cumplido. Parecía una tregua.
El potente grupo cristiano de Reflexión-Acción, muy cercano al Papa Francisco y abiertamente en contra del conservadurismo liderado por el cardenal Burke, también se alía con Vez: “Así como Pablo se enfrentó a Pedro en Antioquía por el problema de los judaizantes, Rafael Vez ha ejercido su legítimo derecho a la libertad de expresión, siempre a la luz Doctrina Social de la Iglesia, ejerciendo su responsabilidad como creyente y sacerdote”. De un modo u otro se trasladaba a Cádiz la misma batalla que todavía hoy se libra en el Vaticano.
El pueblo va a seguir haciendo presión y, cuentan, que algo se está organizando para dar más bombo a la protesta. El presidente del Consejo Local de hermandades y Cofradías, Nicolás Fernández, también se levanta contra el obispo:
“Lo que ha pasado es que Rafael no es un palmero del obispo como tantos otros que tiene”, afirma. Y todo esto sucede pese a que sus primeros pasos como párroco en Conil en 2015 no hacían presagiar esta corriente de apoyo. “Nuestro anterior párroco, Carlos, era un cachondo -cuenta un vecino-, y nos llega este hombre que va a las procesiones vestido supertradicional, no como un cura de pueblo. La falta de vestimenta de la patrona ya hacía pensar que sería un tipo chapado a la antigua, pero ha resultado ser un hombre serio, un intelectual, pero también muy cercano y muy centrado en la labor asistencial. Conil es un pueblo muy solidario que, como los pequeños pueblos, vive muy alrededor de su parroquia, tanto los creyentes como no. Y eso él lo ha sabido llevar muy bien”.
Durante el estado de alarma, Rafael Vez colocó las fotos de sus feligreses en la iglesia vacía y así ofició la Misa. Protegido por sus feligreses quizá pensó que el obispo nunca entraría en ‘su’ parroquia. A Zornoza no le ha temblado la mano y en su caída Vez ha arrastrado su gran enemigo de la diócesis, el párroco de Bahía Blanca. No sabemos si es feliz o tiene razón. O ninguna de las dos cosas. O las dos.
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