El alcalde de Sevilla, gaditano por obligación

Historias de Cádiz-Herzegovina | Capítulo 16

Javier Arenas ordenó en el año 2000 que el hoy regidor de la capital hispalense fuera en la lista al Parlamento de Andalucía por Cádiz, una provincia por la que pasó con más pena que gloria

José Luis Sanz fue parlamentario por Cádiz durante ocho años y no se le recuerda una iniciativa gaditana 

El 'otro' Sanz no ilusiona en Cádiz

Así es José Luis Sanz, nuevo alcalde de Sevilla

José Luis Sanz, fotografiado en la campaña electoral de las andaluzas del año 2000 cuando la sede del PP de Cádiz estaba en el edificio Fénix, junto a la plaza de San Juan de Dios. / D.C.

Esa frase tan escuchada por esta tierra de que “los gaditanos nacemos donde nos da la gana” está muy bien pero no tiene nada de original. Y no sólo porque es algo que pueden hacer suyo los burgaleses, los luxemburgueses o hasta los de Papúa Nueva Guinea sino sobre todo porque es una frase que no se inventó por estos lares.

Como máximo aquí en esta provincia se escuchó aquel “la gente de Cádiz nacemos donde nos sale de los cojones” que pronunció un día que estaba imbuido de su innegable pasión carnavalesca el desaparecido periodista sevillano Antonio Burgos, un enamorado de Cádiz y de todo lo gaditano. Pero la frase original hay que atribuírsela a Chavela Vargas, la recordada cantante fallecida hace ya 12 años. Pero para nada estaba pensando en Cádiz cuando la pronunció por primera vez. Y es que, aunque nacida en Costa Rica, ‘la dama del poncho rojo’ se trasladó siendo joven a México y se enamoró rápidamente de ese país. “Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana”, afirmó cuando alguien le inquirió por su origen costarricense.

Muy bien pero, desde el punto de vista contrario, ¿qué frase puede utilizarse para alguien que no ha querido nacer en determinada tierra o que se ha visto obligado a representar a un lugar al que no le une vínculo alguno o incluso por el que no siente la más mínima atracción? Porque eso también es algo que suele verse con cierta asiduidad en la vida. Y también en la política.

Desde la reinstauración de la democracia la provincia de Cádiz parece el hotel de los cuneros. Y es que han sido muchos los políticos que han concurrido a elecciones de carácter nacional o autonómico por esta circunscripción pese a que ni eran de aquí, ni tenían vinculación alguna con esta provincia, ni conocían la idiosincrasia gaditana. Y esa ha sido una práctica que han empleado –y que lo siguen haciendo aún– todas las formaciones del arco político. El PSOE es sin duda el partido que más ha recurrido a dirigentes foráneos para fortalecer sus candidaturas por Cádiz o simplemente para buscarles en esas listas electorales un puesto de salida que le garantizara el éxito a la hora de buscar un escaño, algo que quizás les hubiera sido más complicado en otras provincias. Y ahí están los casos, por ejemplo, de Manuel Chaves, Carmen Romero, Alfredo Pérez Rubalcaba o, más recientemente, Fernando Grande-Marlaska. Pero también tuvieron cuneros el PP (Rodrigo Rato, en los tiempos de AP), UCD (Juan Antonio García Díez, que llegó a ser vicepresidente del Gobierno en los tiempos de Adolfo Suárez), el PCE (un abogado laboralista llamado José Luis Núñez), y sin olvidar el caso de la sevillana Pilar González, que en 2012 fue candidata del PA por Cádiz y once años después lo fue por Adelante Andalucía. Algunos de ellos dejaron cierta huella en las formaciones por las que concurrieron a esas elecciones y en sus compañeros de siglas o de candidaturas, otros al menos tuvieron el detalle de preocuparse aunque fuera mínimamente por los problemas de esta provincia, y luego está el caso singular de José Luis Sanz, alcalde de Sevilla desde junio del año pasado.

El hoy regidor de la capital hispalense fue parlamentario andaluz por la provincia de Cádiz durante ocho años, desde el 2000 hasta 2008, y pasó por aquí con más pena que gloria. Imagínense qué poca huella dejó en la familia del Partido Popular de Cádiz que cuando a principios de 2014 Juan Ignacio Zoido le señaló como el candidato ideal para relevarle en la presidencia del PP de Andalucía los dirigentes gaditanos fueron los que más se rebelaron contra esa posibilidad, moviendo todos los hilos posibles para frenar tal designación. Y lo terminarían logrando en beneficio de Juanma Moreno, que ha cumplido ya una década como líder del partido en esta comunidad autónoma, además de ser presidente de la Junta desde principios de 2019.

Nacido en Sevilla en 1968 y criado en la capital hispalense, José Luis Sanz era un licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales recién salido de la Universidad cuando se afilió al PP en 1990. Criado políticamente bajo el manto de Javier Arenas, fue creciendo poco a poco en la estructura andaluza del PP, llegando a ser coordinador de la Presidencia regional del partido y luego vicesecretario de Organización y de Electoral tanto con Arenas al frente como cuando el político de Olvera le traspasó esa responsabilidad a Teófila Martínez en 1999 tras ser nombrado por Aznar secretario general del PP nacional.

Cuando Manuel Chaves convocó las elecciones andaluzas de marzo del año 2000, la dirección andaluza del PP se vio obligada a buscarle un hueco a José Luis Sanz en una candidatura que le garantizara un escaño en el Parlamento andaluz. Y ahí surgió el inexplicable e innecesario trueque ‘Sanz por Sanz’ que trajo a Cádiz al hoy alcalde de Sevilla.

Teófila Martínez era la presidenta del PP andaluz, sí, pero Arenas era el número dos del partido en España y mandaba muchísimo más. Y fue él quien ordenó que, ante la ausencia en Sevilla de un líder que pudiera encabezar con solvencia la candidatura a las andaluzas por esa provincia, ese puesto tenía que ser para el jerezano Antonio Sanz. Este último, quizás el líder de más peso que ha tenido en todas estas décadas de democracia el PP gaditano, ya era entonces, en el año 2000, uno de los principales azotes de Chaves y de la Junta socialista. No en vano, pese a su juventud sumaba seis años de parlamentario autonómico y era también el secretario general del PP-A y el portavoz del Grupo Popular en la Cámara andaluza. Y el hueco que dejaba el Sanz gaditano en la lista de Cádiz pasaba automáticamente al Sanz sevillano. Y, como si fuera aquello de tú a Boston y yo a California, Antonio y José Luis se vieron obligados a cambiar sus papeles. Autopista para arriba uno y autopista para abajo otro. Las cosas extrañas de la política.

José Luis Sanz y Antonio Sanz, en una rueda de prensa en el año 2003. / D.C.

Y llegó la campaña. Y a José Luis Sanz se le vio en ocasiones muy contadas en Cádiz para alguna reunión y para alguna entrevista. Y en ellas decía bueno, que sí, que tenía a algún familiar y a algunos amigos por esta tierra, y poco más. Eso sí, se comprometía a estar “totalmente pediente de Cádiz” si era elegido parlamentario, que es una frase que viene en el capítulo uno del ‘Manual del cunero’.

Pero en sus ocho años de diputado andaluz por esta provincia (de 2000 a 2008) la verdad es que no se recuerda que liderara una sola iniciativa con acento gaditano. Fue consejero por el PP en la comisión de control de la RTVA y se centró en sus responsabilidades orgánicas en el partido. Pero es que incluso en su última etapa compaginó su escaño por Cádiz con el cargo de presidente provincial del PP de Sevilla y con la Alcaldía de la localidad sevillana de Tomares, el segundo destino al que le mandó Arenas. Fíjense: parlamentario andaluz por Cádiz y alcalde de Tomares al mismo tiempo. ¿Hay algo más gaditano?

En las elecciones andaluzas del año 2000 José Luis Sanz ocupaba el cuarto puesto en la lista del PP por Cádiz, ascendiendo al número tres en las de 2004. Y en ambas ocasiones compartió candidatura y escaño con dirigentes de peso en Cádiz como Teófila Martínez, María José García-Pelayo, Jorge Ramos y Juan Manuel Armario.

Los que le trataron en Cádiz en esos años dicen de él que era –se supone que lo seguirá siendo– una persona trabajadora y educada pero también muy tímida. Y por eso, por esa timidez, en esta provincia tenían muy claro que no era el líder que requería el PP para generar ilusión y para plantarle cara a Susana Díaz en Andalucía. Por eso cuando Zoido le señaló como su sustituto a principios de 2014, con el visto bueno de Arenas y de María Dolores de Cospedal, entonces secretaria general del partido, el PP de Cádiz se movilizó para, en unión con la dirección del partido en Málaga, y con la participación decisiva de la que era vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, buscar una alternativa que convenciera a Rajoy de que había que frenar ese nombramiento como fuera. Y aunque es verdad que en Cádiz la primera apuesta era Miguel Arias Cañete, finalmente terminaron dando su bendición a la opción más renovadora de Juanma Moreno, que fue quien terminó llevándose el gato al agua. Y lo hizo de manera in extremis, porque al nombramiento de José Luis Sanz como presidente del PP andaluz apenas le faltaron unas horas para que se hubiera hecho público.

Ese hilillo que unió a José Luis Sanz con Cádiz durante ocho años se rompió –quién sabe si afortunadamente para él– en 2008. Ahí ya llevaba un año como alcalde de Tomares, un cargo que mantuvo con solvencia hasta 2021, cuando empezó a preparar, finalmente con éxito, su salto a la Alcaldía de Sevilla a la que llegó en junio del año pasado. Por medio fue parlamentario andaluz por Sevilla (2008-2011) y senador por su provincia natal (2011-2023).

Curiosamente en sus reseñas personales tanto en la web del Ayuntamiento de Sevilla como en la del PP de Andalucía se destaca que José Luis Sanz fue senador “por Sevilla” pero se omite en todo momento que fuera parlamentario andaluz por Cádiz. No querrán que se lo recuerden.

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