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Otro añito para echarse a temblar

Las perspectivas del nuevo año en la provincia

La losa de los más de 200.000 parados y las pesimistas previsiones económicas del Gobierno auguran un 2013 nada halagüeño para una provincia que anhela tocar fondo ya

Otro añito para echarse a temblar
F. Sánchez Zambrano

02 de enero 2013 - 01:00

Ya no hay refrán ni dicho popular que valga. Ni 'quien no se consuela es porque no quiere', ni 'no hay mal que cien años dure', ni el manido 'Virgencita, que me quede como estoy'. No. La provincia de Cádiz ha entrado en un pozo social y económico de tanta profundidad que no encuentra consuelo ni siquiera en la llegada de un nuevo año. Porque el 2013, pese a sus pocas horas de vida, ha arrancado como no lo había hecho ninguno de sus años anteriores: con el convencimiento generalizado de que poco o nada puede mejorar en este territorio al sur del sur.

No es pesimismo, es realidad. Y esa realidad habla de una losa de más de 200.000 parados, que se dice pronto, y de miles de desahucios, y de una epidemia llamada ERE que llega a la empresa más inesperadas, y de un sinfín de recortes y hasta de unos niveles de pobreza que han traído de la mano unas muestras de solidaridad en cada rincón de esta provincia que han hecho rejuvenecer 60 ó 70 años a los más viejos del lugar.

Y si a esta situación se le añaden las pesimistas previsiones económicas del Gobierno, que por ahora anuncia otro año negro a la espera de que en 2014, si se alinean los astros, pueda iniciarse la deseada recuperación económica en España, es lógico que la sociedad gaditana en general haya recibido el 2013 sin ilusión alguna, temiendo que sea otro añito para echarse temblar.

Una cosa será cómo acabe el año, que eso está aún por ver. Pero lo que casi nadie duda es que este nuevo ejercicio va a arrancar con la posibilidad seria de que la provincia de Cádiz vuelva a superar en los primeros meses de este 2013 el récord de parados que ya ha superado el listón de las 200.000 personas y que ha conllevado y seguirá conllevando atascos en las oficinas del SAE y la tragedia de ver agotarse el más ínfimo subsidio que llevarse -y llevar a las familias- a la boca.

Tampoco sería una irresponsabilidad aventurar que queda por venir mucha conflictividad social. Los datos de 2012, que se ha cerrado en la provincia con más de 1.900 manifestaciones autorizadas por la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, invitan a pensar que poco o casi nada variará en los meses que vienen. La duda estriba en saber si esa conflictividad se encaminará hacia la vía pacífica o si derivará en enfrentamientos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como las registradas semanas atrás bien en el puente Carranza o bien en el mismo centro de una ciudad de la importancia de San Fernando.

Que esa conflictividad se frene o siga en crecimiento dependerá en gran medida de la llegada de nuevas empresas a los principales focos industriales de la provincia, esto es, las bahías de Cádiz y el Campo de Gibraltar. En la primera de estas comarcas el escepticismo se ha convertido en el denominador común con respecto al posible asentamiento de BWI en el suelo de la antigua Delphi, mientras que queda por ver si se concretan o no las gestiones lideradas por el Ayuntamiento de El Puerto para lograr amarrar el aterrizaje en los terrenos de la antigua Visteon de las anunciadas firmas que se dedicarían a los plásticos por un lado y a construir autobuses eléctricos, por otro.

Pero el regreso de la paz social a Cádiz también dependerá mucho del futuro que le aguarda a firmas de más o menos arraigo en esta tierra como Navantia, Alestis o el ya famoso colectivo de los ex Delphi, que suma a más de 600 trabajadores de la antigua fábrica de Puerto Real y que sigue esperando casi seis años después que la Junta de Andalucía cumpla de una vez el compromiso de recolocación que adquirió cuando la realidad socioeconómica era bien distinta a la actual, cierto, pero también cuando se estaba a las puertas de una triple cita electoral.

El arranque del año se presume crucial en especial para los tres astilleros de la Bahía, que vienen demandando carga de trabajo desde hace ya muchos meses. Los principales dirigentes provinciales del PP llevan semanas reiterando que habrá novedades positivas a corto plazo, aunque poco más han anticipado, para mayor nerviosismo de los afectados. Y en 2013 tiene que dilucidarse igualmente el futuro de Alestis, la punta de lanza en la Bahía de un sector claramente pujante como el de la industria aeronáutica pero que ha dado ya un zarpazo con la presentación de un ERE que, a expensas de que se empiece a negociar, afectaría a unos 94 operarios de la Bahía. Sólo un milagro traducido en la entrada de Airbus en el accionariado salvaría la situación.

Pero en este repaso a lo que queda por venir en materia laboral en la provincia hay otros muchos puntos de interés. Porque se seguirá a la espera de que la Unión Europea logre cerrar un nuevo acuerdo que permita a la flota gaditana volver a faenar en el caladero marroquí y recuperar oxígeno; y queda por saber también si 2013 será "el año del polígono de Las Aletas" como se viene reiterando desde las filas del PP; y queda por saber si la Junta encontrará dinero para adquirir el suelo de Delphi; y queda por saber si seguirá la sangría laboral en unos ayuntamientos donde los números rojos mandan ya más que un concejal...

En una situación tan rocambolesca en la que hasta los sindicatos han optado por recortar sus plantillas -UGT presentó un ERE el día después de la huelga general acogiéndose al mínimo de 20 días dispuesto por la reforma electoral del PP y CCOO puede seguirle los pasos- todo se puede esperar en una provincia que no ve la más mínima luz en medio de tantos túneles y que lo único que anhela es tocar fondo de una vez por todas.

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