“Yo estoy en mi salsa pero Chipiona no se merece un gobierno de apenas cuatro concejales”
Luis Mario Aparcero (UxCh) | Alcalde de Chipiona
Aparcero regresa 19 años después a la Alcaldía con la limpieza urbana como prioridad y con la ilusión de convertir a Chipiona en una "ciudad de futuro" en la que "el turismo esté cómodo"
"Chipiona necesita ahora del trabajo de todos. Aquí no cabe que un partido esté en la oposición cuatro años”
"En el caso Sanlúcar cometí una falta y me metieron en el mismo saco. Pero ya cumplí mi pena y estoy limpio”
Chipiona/¿Se imaginan a Teófila Martínez regresando a la Alcaldía de Cádiz en el año 2034? Suena a irreal, ¿verdad? Pues algo similar es lo que ha pasado en Chipiona, que desde hace una semana y un día vuelve a tener en la Alcaldía a Luis Mario Aparcero, su alcalde de casi toda la vida y que regresa a este puesto de máxima responsabilidad municipal 19 años después.
Pero quien vuelve a la Alcaldía de Chipiona no es simplemente un veterano político. Es que todo lo que rodea a este regreso tiene visos de una película que para unos será de aventuras, para otros un drama y para la mayoría una película de intriga. Porque, por poner sólo unos datos, Aparcero es una persona que a lo largo de su trayectoria política ha ganado seis elecciones municipales, que fue tumbado no por una moción de censura sino por dos, que vio cómo su hoy ex partido (el PSOE) le echaba como militante en 2003 y cómo la Justicia le condenaba a un año y medio de prisión y a cinco años de inhabilitación por un delito de cohecho en el llamado caso Sanlúcar, y que además se ha llevado un año preparando su vuelta al ruedo político al frente de un partido de nueva creación al que bautizó como Unidos por Chipiona.
Y para darle aún más misterio a la historia Aparcero es alcalde porque ganó las elecciones por apenas ocho votos de diferencia sobre el PSOE y porque no hubo posibilidad de pacto entre los cinco partidos con representación en el salón de plenos. La consecuencia de todo ello es aún más llamativa y es que Aparcero inicia este mandato con un gobierno en el que apenas están él y otros tres concejales que, para más inri, carecen de experiencia en la gestión pública.
Pese a esta minoría absolutísima, en esta entrevista el veterano político –se encamina hacia los 63 años de edad– insiste en su llamada a la colaboración al resto de partidos, asegura que Chipiona tiene futuro, sobre todo en materia turística, y reconoce que 19 años después “vuelvo a estar en mi salsa”.
–Si 20 años no es nada, como cantaba Carlos Gardel, ¿qué son 19 años?
–Pues no lo sé. Yo lo único que sé es que el año pasado me dolían mucho los pies, que hasta tuve que ir al traumatólogo y que desde que me metí en este jaleo del partido nuevo y la candidatura, ya no me duele nada. Será que no tengo tiempo de pensar en esas cosas.
–No sé qué pensará la sociedad chipionera pero desde fuera se ve su regreso como algo histórico.
–Después de que se confirmara nuestra victoria me puse a pensar y efectivamente son seis victorias en las urnas, cinco de ellas como cabeza de lista y otra, la de 1983, como número cinco en la candidatura de Centro Progresista. Puede parecer raro, es verdad, pero esto tiene un secreto.
–¿Y cuál es?
–Pues que soy muy terco, o muy persistente, o muy trabajador. Cuando me planteo un objetivo, lo analizo, miro las ventajas y los inconvenientes, le dedico mucho tiempo, no descanso y busco todos los recursos, hasta que lo consigo. Eso es lo que he hecho toda mi vida, y no sólo en política.
–¿Qué fue lo primero que hizo el lunes por la mañana cuando regresó a la Alcaldía de Chipiona?
–Lo primero que hice fue llamar al operario encargado de la limpieza viaria. Pero le llamé antes incluso de llegar a la Alcaldía. Es que para mí la limpieza de Chipiona ha pasado a ser objetivo prioritario. Chipiona aparece como una ciudad sucia y cuando vamos a otras poblaciones volvemos diciendo que hay que ver cómo está Rota, por poner un ejemplo cercano, y nos cabreamos al compararla con Chipiona. Aquí faltan papeleras, hay que regar, la organización es mejorable, hay que pasar la maquinaria... Eso fue lo primero que hice. Pero antes del lunes vino el domingo y nos fuimos todos a ver a la Virgen de Regla.
–Algo que curiosamente no había hecho usted jamás en sus investiduras anteriores.
–Es verdad. No se me había ocurrido nunca. Pero como este es un caso excepcional, o la Virgen de Regla hace un milagro con nosotros o esto no tiene arreglo.
–Entiendo que se refiere a lo de gobernar con apenas cuatro concejales, ¿no?
–Sí, claro. Es que Chipiona necesita ahora del trabajo de todos. Aquí no cabe que un partido esté en la oposición cuatro años. Es que no puede ser. Nosotros no vamos a tener una mayoría de gobierno sino una mayoría de trabajo. Por eso he propuesto a todos los grupos que colaboren. Sé que es difícil la percepción, porque los partidos no están acostumbrados a estas cosas, pero tenemos que intentarlo.
–¿Se le ha pasado ya el cabreo de la sesión de investidura?
–Sí, hombre, poco a poco se va pasando. Ahora lo que quiero es que todo este jaleo inicial pase para poder centrarme en mi trabajo.
–¿Y por qué vino ese enfado?
–Porque yo esperaba que el sábado alguien de algún otro partido se me acercara para ofrecer su ayuda al gobierno. Pero eso no pasó. Y aquí todos los partidos tienen que arrimar el hombro. Yo no estoy triste conmigo mismo, porque estoy en mi salsa. Pero Chipiona no se merece esto, no se merece tener un gobierno de sólo cuatro concejales con todos los problemas que tiene. Y es que ya han empezado a llegar los 200.000 visitantes que se van a reunir en Chipiona este verano. Y tenemos que tener la ciudad al igual que tenemos nuestra casa cuando vamos a recibir una visita, con todo limpio y recogido y las camas hechas.
–¿Qué es más factible a día de hoy, que logre cerrar un pacto de gobierno con otro partido o que haya una moción de censura contra usted?
–Como fui a ver a la Virgen de Regla, creo que nos va a ayudar. La moción de censura suena muy fuerte y la población no lo vería bien. Si viene tiene que ser porque el gobierno municipal está en quiebra total, porque no tengo apoyos de nadie o porque me pongo aquí a decir tonterías. Pero creo que es más fácil que los otros cuatro partidos se pongan a disposición de ayudar algo, desde el gobierno o desde la oposición.
–¿Cómo va a repartir tantas delegaciones entre solamente cuatro concejales?
–He dividido la gestión municipal en cinco áreas: Bienestar Social; Obras, Urbanismo y Servicios; Hacienda y Personal; Fomento Económico; y Policía y Seguridad. Mi idea es darle un área a cada partido con representación (UxCh, PSOE, PP, Cs e IU) dentro de ese plan de hacer un gobierno de colaboración. Voy a esperar hasta el domingo (por hoy) para saber si algún partido acepta esta oferta, que será la última. Si nadie quiere ayudar, pues la próxima semana repartiré esas áreas entre los cuatro concejales de UxCh y yo me quedaré con tres de ellas.
–¿Y se puede gobernar con sólo cuatro concejales?
–No es lo deseado, Chipiona no se lo merece pero por ilusión y trabajo no va a quedar. Si ningún partido quiere ayudar, decretaré que algún responsable técnico asuma algún área. Y seguiré pidiendo la ayuda de todos. Esta semana, por ejemplo, me reuní con los trabajadores municipales y les pedí que apuntaran en un folio tres propuestas que se puedan hacer para mejorar Chipiona sin que cuesten dinero. Y la gente está respondiendo. Unos proponen que se cambien unas papeleras de sitio, o alguna pasarela para la playa, etc. He visto muchas ganas y mucha ilusión en los técnicos.
–¿Cuál es su proyecto estrella?
–Convertir Chipiona en una ciudad de futuro. Y en esa idea confluyen la limpieza, la jardinería, el diseño de la ciudad, la cultura, el turismo... Todo tiene que estar en marcha y el turismo tiene que estar cómodo. Y aquí falta una Escuela de Hostelería, y un hotel balneario, y un hotel en el puerto deportivo, y un centro comercial, y una línea de autobuses. Y buscamos también llegar a los 20.000 habitantes. Y hace falta más orgullo de ciudad.
–¿Cuál es su principal crítica a los ocho años de gobierno del Partido Popular?
–Pues precisamente eso, el abandono de todos esos proyectos que he anunciado. Pero no es una crítica en exclusiva al PP sino también al PSOE. Porque tirar el cine lo hicieron los socialistas, por ejemplo. Es que son 20 años de muchos proyectos abandonados.
–¿Logrará usted abrir al fin el Museo de Rocío Jurado?
–Al igual que han hecho los alcaldes anteriores haré todas las gestiones precisas para intentar abrir el museo ya. Yo soy juradista y creo que Rocío se merece tener su museo. Ese era su sueño, que la recordemos con calidad.
–¿Y va a investigar algo del caso Sanlúcar desde la Alcaldía?
–No, no. Eso está ya enterrado. Yo insisto en mi inocencia. Cometí una falta administrativa al intentar contratar a una persona pero no tuve nada que ver con ese tema. Lo que pasa es que nos metieron a todos en la misma bolsa y el jurado popular nos condenó a todos. Si llega a haber seis acusados más, también habrían caído. Lo que la gente tiene que saber es que, como dice la ley y la Constitución, estoy limpio porque ya cumplí mi pena. Y, además, yo jamás me he llevado nada de este Ayuntamiento.
–¿En qué ha cambiado el Aparcero de los 90 con el de ahora? ¿Qué alcalde se van a encontrar los chipioneros?
–Pues se van a encontrar un alcalde maduro, generoso, con buen trato y con mucha responsabilidad. Conozco los problemas de las personas, voy a intentar arreglarlos, pero no puedo solucionarlo todo. Eso está clarísimo. Necesito la ayuda de todos. La gente se va a encontrar un alcalde con muchas ganas de trabajar. A ver hasta dónde llegamos.
–¿Ha aprendido usted de los errores?
–Por supuesto. Aprendí por ejemplo que las mayorías absolutas son muy cómodas pero también muy perjudiciales. Y aprendí que hay que saber escuchar mucho más, y dialogar, y consensuar. Mucha gente cree que el alcalde es el que manda pero yo siempre he dicho que el alcalde es quien gobierna. Mandar es imponer tu criterio a la fuerza y gobernar es escuchar a los demás para poder llevar el barco a buen puerto. Y la situación actual creo que es un reto que nos han puesto por delante los chipioneros para que todos los partidos hablemos más huyendo de viejos rencores. Así que vamos a intentar ayudarnos entre todos.
–Usted sigue confesando en público y en privado que sigue siendo socialista de corazón.
–Sí. Y bético también.
–¿Y hay alguna posibilidad de que vuelva usted al PSOE?
–Creo que ya no es posible. Si en 20 años no he vuelto, no creo que eso vaya a ocurrir ahora.
–¿Ni aunque hubiera algún ofrecimiento formal y sincero desde su antiguo partido?
–No, no creo que sea bueno volver a esa vieja historia. Yo estoy en un proyecto que se llama Unidos por Chipiona, me ha tocado gobernar en minoría y voy a intentar llevarme bien con todo el mundo, sin saber qué es la izquierda o la derecha y mirando únicamente por el progreso de mi ciudad.
–¿Conoce usted a algún otro alcalde de la provincia?
–No. A algunos los conozco solamente por la prensa. Lo que he hecho esta semana es escribirle a los tres de mi entorno (Rota, Sanlúcar y Trebujena). A ver si cuando tenga más tiempo les llamo para ofrecerme a colaborar con ellos.
–¿Y algún concejal actual de Chipiona es de su época?
–No, no. A ver... (Repasa de memoria toda la Corporación)... Ah, sí, una edil del PSOE. Fue la delegada de Hacienda en uno de mis gobiernos y trabajamos muy bien.
–¿Aparcero tiene un tope para estar en la Alcaldía?
–Sí, claro. Lo anuncié en campaña y me reafirmo. Si la salud me lo permite mi tope es el año 2023. Ese es el acuerdo que cerré con mi mujer. Dentro de cuatro años ella ya estará jubilada, yo dejaré la política y nos dedicaremos los dos a disfrutar lo que nos quede de vida.
Un maestro metido a alcalde y con más vidas que un gato
Dice que es terco como una mula y un trabajador incansable y pone como ejemplo que para poder costearse su carrera de Magisterio se dedicó a pintar latas de sardinas que posteriormente fue vendiendo “para sacar un dinerillo”. Ese afán por alcanzar los objetivos que se iba planteando llevaron a Luis Mario Aparcero (Chipiona, 1956) a ser concejal en su pueblo en la primavera de 1983, cuando no había cumplido aún los 27 años de edad. Ni por asomo se podía imaginar entonces aquel maestro, socialista y bético que se iniciaba entonces una carrera política que, vista ahora, parece la etapa reina del Tour de Francia, con tantos altibajos, y que está repleta de éxitos, sinsabores, remontadas y, por qué no decirlo, errores garrafales. Porque si dicen que un gato tiene siete vidas, la carrera política de Aparcero parece que supera las previsiones más optimistas del mundo gatuno. Y es que su primera etapa como máxima autoridad municipal de Chipiona fue corta, muy corta, de apenas un par de años. En 1983 Aparcero debutaba como concejal al haber sido incluido en el quinto puesto de la candidatura de Centro Progresista. Pero en octubre de 1984, tras la renuncia a la Alcaldía de Miguel Valdés, pasaba a presidir el salón de plenos con sólo 27 años. Decidió luego integrarse en el PSOE y sus antiguos compañeros de partido le prepararon una moción de censura liderada por Manuel Monge que cuajó en octubre de 1986. Pero pocos meses después vinieron otras elecciones municipales y Aparcero recuperó el poder. Fueron sus mejores años, los de las mayorías absolutas. Y ganó en 1987, 1991 y 1995. Pero ahí su victoria fue minoritaria y ese tropezón lo aprovecharon el PP y el PA para en diciembre de ese año presentar una segunda moción de censura que aupó a la Alcaldía a Justo Massot. Aparcero seguía agotando vidas. Pero, quizás por esa terquedad de la que tanto se enorgullece, no se desanimó y regresó a la Alcaldía tras las elecciones de 1999... hasta que vino su error garrafal en el caso Sanlúcar. En la localidad vecina los socialistas intentaron impedir que saliera adelante una moción de censura contra Agustín Cuevas e intentaron comprar a un edil del PP dándole 50 millones de pesetas y un contrato en el Ayuntamiento de Chipiona firmado por Aparcero. Y ello propició primero que el PSOE le obligara en octubre del año 2000 a cederle la Alcaldía a Dolores Reyes, que terminara siendo expulsado en 2003 como militante socialista y que la Justicia le condenara por un delito de cohecho. Regresó entonces a su labor docente y fue director de un colegio hasta que se prejubiló. Superada su condena por inhabilitación y ya abuelo de una nieta, hace un año se embarcó en esta nueva aventura llamada Unidos por Chipiona que, de momento, le ha deparado otra victoria en las urnas y el regreso a su hábitat naturalde la Alcaldía. Y le siguen sobrando vidas./F.S.Zambrano
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