El apeadero fantasma
La estación del aeropuerto apenas presta servicio a cinco personas al día Cuatro de cada cinco trenes llegan a dicha parada completamente vacíos
Fue el 7 de septiembre de 2011 cuando el ministro socialista de Fomento Pepe Blanco se montaba en un tren para inaugurar el apeadero de tren del aeropuerto de Jerez. Lo hizo con la alcaldesa García-Pelayo y numerosos miembros del PSOE provincial que arroparon al por entonces ministro.
Jamás, desde entonces, esa conexión por tren ha prestado servicio a tanta gente que se subiera en la estación de Jerez de la Frontera y se bajara en el apeadero de 'La Parra', el alias con el que los jerezanos conocen a la zona donde se ubica su aeropuerto.
Los datos que arroja esta infraestructura son, sencillamente, sonrojantes. Los dos pasajeros habituales del tren son el maquinista y el interventor. Ambos recorren ese trayecto de ida y vuelta entre Jerez y el aeropuerto seis veces al día. Tres hacía 'La Parra' y tres vuelta a la ciudad. Se trata de un tren fantasma en un apeadero fantasma en cuya parada parecen incluso acentuarse las sensaciones. Si hace calor en verano allí, en la más absoluta soledad, parece que los grados se disparan en el termómetro. Si es invierno, como es el caso, la desolación y el frío son absolutos. La corriente de aire que atraviesa de lado a lado el apeadero se hace insoportable.
Datos son amores. Y estos son los que ofrece este apeadero que costó 11,3 millones de euros para apenas prestar servicio, para llenar unas páginas de prensa a mayor loa del Gobierno en aquellos momentos.
El 80% de los trenes que van al apeadero del aeropuerto van vacíos. Entendiendo las matemáticas de otra forma, dicho dato viene a confirmar que cuatro de cada cinco trenes que conectan Jerez con el aeropuerto no llevan a nadie, excepción hecha del referido maquinista y del interventor.
"Los datos son exiguos", asegura a este medio Pepe Aroca, responsable provincial del Sindicato Ferroviario de la provincia de Cádiz. Según apunta, la media de pasajeros diaria es de cinco personas.
La construcción del apeadero en su momento hizo pensar en un gran avance para la ciudad, pero se trató de un avance baldío en el que no hubo (ni hay) planificación previa. Jerez fue la tercera ciudad española en contar con un servicio de tren en su aeropuerto. Hasta entonces (2011) tan sólo contaban con este servicio el aeropuerto barcelonés de 'El Prat' y el aeropuerto de Málaga. Con conexiones similares se encuentran Barajas-Adolfo Suárez de Madrid (a donde llega el metro) y el aeropuerto de Valencia (a donde arriva el tranvía).
Entre la referida falta de planificación se encuentra que el horario del tren que llega hasta el apeadero no se ajusta al de la llegada de los vuelos. Igualmente, el precio del billete es mayor ya que se cambia de zona. Jerez, en este caso y una vez más, se erige en una especie de frontera tarifaria.
La evolución del aeropuerto tampoco ha ayudado, aunque en el último año ha vuelto a subir el número de pasajeros y rozar ese anhelado millón de usuarios. Cabe destacar que Jerez dispone de un aeropuerto perfectamente diseñado para ser utilizado por dos millones de pasajeros anuales. La crisis, que afectó directamente al tráfico aeroportuario, le pasó una dura factura de la que aún se recupera.
Pepe Aroca, responsable provincial del Sindicato Ferroviario, asegura a este medio lo evidente: "El nivel de uso de la parada del aeropuerto es muy escaso y para colmo en los últimos mes ha ido a peor, ha habido una seria caída". "Ese servicio -apunta- es utilizado por unas cinco personas al día. Hay jornadas en las que puede haber quince personas y otros días en los que van tres y otros en los que nadie se sube. Que el maquinista y el interventor vayan solos es lo habitual".
En un principio, el principal cliente del apeadero del aeropuerto fueron trabajadores de la zona aeroportuaria, entiéndanse empleados de la Escuela de Pilotos, Carbures y personal de las compañías que realizan su labor en el propio aeropuerto (limpieza, atención a los viajeros, hostelería...). Pero hasta eso ha cambiado. "Las pocas personas que se bajan en el apeadero de 'La Parra' son pasajeros. Los trabajadores han dejado de utilizarlo", apuntó a este medio Pepe Aroca. Si el pasajero de un vuelo llega al aeropuerto en tren es porque ha tenido la enorme suerte de que el avión despegará en torno a una hora después de que él se baje del tren, acuda a la terminal y culmine los trámites de embarque. Desgraciadamente, no es la norma habitual pues un usuario puede llegar en tren en el horario más ajustado y esperar horas hasta que su vuelo despegue de la pista.
"La idea igual fue buena cuando se proyectó", asegura Pepe Aroca, "pues esa conexión es ideal para interconectar, pero no hubo un estudio de rentabilidad previa. Vamos, que la vía del tren pasaba por allí, por el aeropuerto y se aprovechó para hacer un apeadero".
Trabajar en este tren no es precisamente agradable. A quien más y a quien menos le gusta que sus horas de trabajo sirvan para algo. "Ellos (los empleados de Renfe) se lo toman con absoluta resignación. No les queda otra. Llevan el tren hasta el aeropuerto vacío, ven si alguien se quiere montar y... pues nada, dan su vuelta y para atrás".
En opinión de este veterano sindicalista ferroviario "en este caso ha faltado un poco más de trabajo a la hora de intentar compatibilizar los horarios y hacer una campaña de concienciación". Y es que son muchos los usuarios del aeropuerto que aún desconocen que hay un tren que les lleva a 'La Parra'. Que después el horario les convenga (que lo más probable es que no sea así) es otra cosa.
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