Visto y Oído
Broncano
Armada
Debido al Brexit, la operación EU NAVFOR Somalia Operación Atalanta dejó Northwood (Reino
Unido) hace tres años. "Nunca antes una operación de la Unión Europea de este calibre había tenido la necesidad de mudar las instalaciones de su cuartel general. Nos encontrábamos con las responsabilidades añadidas de que se trataba, sin duda, de la operación más exitosa de cuantas ha puesto en marcha la Unión Europea y nos mudábamos a una sede combinada, con el Cuartel General en Rota -y el Centro de Seguridad Marítima del Cuerno de África en Brest, Francia-".
Así recuerda el comienzo del OHQ de Rota el vicealmirante José M. Núñez Torrente, comandante de la Fuerza Naval de la Unión Europea y la Operación Atalanta, que desde Rota hace balance de estos primeros años de la base gaditana como cerebro de esa misión en la que han participado, desde su puesta en marcha, numerosos militares españoles -ahora más de 300- y fragatas que se rotan desde Cádiz.
-Se han cumplido tres años de la puesta en marcha de este cuartel en Rota, ¿qué balance haría?
-Los inicios no fueron fáciles. A las tres semanas de iniciar su actividad en la Base Naval de Rota, el pequeño grupo de personas que lo conformaba, tuvo que lidiar con el intento de secuestro de los barcos FV Adria y Fv Txori Argi en aguas del Océano Índico. En 48 horas, se consiguió la liberación de los barcos, la captura y puesta a disposición judicial de los piratas involucrados. Desde aquel momento, hemos ido, poco a poco, consolidando esta exitosa operación multinacional, con 16 miembros de la UE y 4 países no miembros (Serbia, Montenegro, Colombia y Corea del Sur), cuyo modelo sirve de ejemplo a iniciativas similares en el Golfo de Guinea y en el Mediterráneo. Así que, el balance global de nuestra labor durante estos tres años, es totalmente positivo.
-¿Cuál es el equipo actual del cuartel? ¿Y el despliegue de la misión en la zona de operaciones?
-En la Operación Atalanta trabajamos en este momento 583 personas, principalmente personal militar, provenientes de esos 20 países que he mencionado, de las que 338, son españolas. 52 son mujeres, lo que da un porcentaje superior a la media en las Fuerzas Armadas. Estos casi 600 profesionales se reparten entre los poco más de 100 que estamos en el OHQ en Rota; los 64 que están en Djibouti, donde se encuentra nuestro destacamento aéreo Orion del Ejército del Aire español, junto al elemento de apoyo de Atalanta, y los 16 de la sede del Centro de Seguridad Marítima de Brest. El resto de integrantes, que componen el grueso del personal, son los componentes de las dotaciones de los buques desplegados en la misión: la fragata italiana Bergamini y la española Canarias, con sus respectivas unidades aéreas
embarcadas, un equipo de operaciones especiales de la Armada y equipos de sanidad militar, más una docena de miembros de equipos de operaciones especiales (provenientes de Serbia, Croacia, Montenegro o Lituania) que protegen los envíos de ayuda humanitaria a bordo de los barcos del Programa Mundial de Alimentos.
A todos estos números, hay que sumar en este momento los efectivos navales franceses que se han asociado temporalmente a la Operación, bajo la modalidad de 'Apoyo Directo'. Aun siendo miembros de la Operación sólo temporalmente, su integración durante ese periodo es absoluta.
-Creo que a las misiones ya existentes contra la piratería, se han sumado algunas nuevas tareas
secundarias en los últimos tiempos, ¿cuáles son?
-Atalanta es primordialmente una operación antipiratería muy exitosa, de hecho, la piratería se encuentra contenida desde el último ataque en abril de 2019. La otra tarea principal que tenemos encomendada es la protección de los barcos del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, y de otros buques vulnerables. Afortunadamente, bajo la vigilancia de EUNAVFOR, nunca uno de estos barcos ha visto sus mercancías comprometidas.
No obstante, el propio éxito de nuestra función nos llevó a tener que ampliar el abanico de nuestras responsabilidades. Así, desde diciembre de 2020, la UE nos encomendó una serie de tareas secundarias orientadas a hacer de la Operación Atalanta un proveedor global de seguridad marítima. Esas tareas secundarias se refieren a la vigilancia de actividades ilícitas, tales como el tráfico de armas y drogas; el tráfico de carbón vegetal, cuyos beneficios revierten directamente en la financiación de redes terroristas, y la pesca no regulada, no registrada o ilegal.
Junto a estas tareas de seguimiento, Atalanta ha recibido dos tareas adicionales en las que tenemos un mandato ejecutivo. Me refiero a la lucha contra el tráfico de droga y el tráfico de armas. Ambas tareas precisan de la finalización de una serie de requisitos legales y de procedimiento para su plena efectividad; aunque la referida al tráfico de drogas ha sido parcialmente activada recientemente por parte de la UE.
-De hecho, contra el narcotráfico han tenido ya una importante operación (una más tras esta entrevista), ¿cuál ha sido el papel del cuartel de Rota?
-Efectivamente. El pasado 21 de marzo, durante una patrulla antipiratería, los buques de la marina francesa LHD Mistral y F-712 Courbet interceptaron una embarcación tradicional –un Dhow- que se comprobó que no tenía nacionalidad asignada. A bordo se encontraba una tripulación de 6 iraníes que fueron posteriormente liberados con su embarcación. Se confiscaron 4 toneladas de cannabis y 90 kilogramos de heroína.
Más allá de la cantidad de narcóticos incautados, la acción marca un punto de inflexión en el futuro de Atalanta y, sobre todo, abrimos la vía para continuar asestando golpes a la financiación del terrorismo internacional. La operación fue seguida desde Rota en tiempo real en todo momento.
Desde entonces se han llevado a cabo varias operaciones similares, también con incautación de drogas. En la actualidad estamos autorizados a confiscar y destruir la droga, pero no a detener a los traficantes. Estamos trabajando con varios países en la región para alcanzar acuerdos para poner a disposición judicial a los detenidos y que sean juzgados allí. Estoy convencido de que si lo conseguimos tendrá un efecto disuasorio importante, como ya ocurrió con la piratería anteriormente.
-¿Se debe estas nuevas misiones a una bajada de la piratería tras estos años de la
operación? ¿Han subido por el contrario otro tipo de problemas en la zona?
-Como decía, desde abril de 2019 no se han producido ataques piratas en nuestra zona de operaciones, pero eso no quiere decir que la piratería como fenómeno haya desaparecido. Los propios piratas han desviado sus actividades a otros tráficos ilícitos igualmente lucrativos y las causas iniciales de la piratería en tierra no han sido erradicadas. Somalia está lejos de ser un país estable y por eso no podemos bajar la guardia. Cuando la operación Ocean Shield concluyó en diciembre de 2016, se produjo un repunte en los actos de piratería. El riesgo de resurgimiento es muy alto si ponemos fin a Atalanta antes de que Somalia pueda asumir por sí misma la vigilancia de sus aguas con medios formados y correctamente equipados.
Respecto al resto de delitos, debemos recordar que esa parte del Océano Índico es zona de tránsito de todo tipo de tráfico ilegal imaginable. Pero no se trata simplemente de desarrollar nuestras tareas en la confluencia de algunas de las principales rutas de la droga que acaba en Europa. La guerra en Yemen; los ataques recíprocos entre las milicias Houti y Arabia Saudita; el conflicto en Tigray; la inestable situación de Somalia con sus tensiones internas; el impulso del yihadismo en Cabo Delgado, Mozambique; etc. Todo ello representa un escenario inestable en una región que soporta una gran parte del comercio mundial.
-¿Cómo se vio afectada la misión con el COVID? ¿Se ha podido volver a la "normalidad?
-Por supuesto que nos afectó, como al resto del mundo. No obstante, desde el primer momento conseguimos adaptar nuestros protocolos y métodos de trabajo a las circunstancias, para que nuestra efectividad se resintiese lo menos posible. La gestión de los despliegues a bordo de los barcos de Atalanta, con docenas de marineros en un recinto cerrado, fueron especialmente sensibles. Hubo turnos de marineros que pasaron más de 100 días a bordo sin poder descender en ningún puerto de escala. No puedo sino ensalzar su compromiso y lealtad a la operación y su sacrificio por cumplir con su deber. En la mar, además, nuestros contactos con otras embarcaciones pasaron a hacerse desde el propio barco, en lo que llamamos “acercamientos amistosos desde el barco”. El Gobierno español además incluyó en el programa nacional de vacunaciones a todos los miembros de Atalanta, independientemente de su nacionalidad.
A día de hoy, la Operación Atalanta sigue cumpliendo escrupulosamente todas las medidas de protección, tanto nacionales como las de aquellos países que visitamos o en los que se desarrollan nuestras actividades, aunque prácticamente hemos vuelto a operar con la normalidad previa a la pandemia.
-¿Cómo se plantea el futuro más cercano de la operación Atalanta, la más larga de la
UE?
-La Operación Atalanta se ha forjado un nombre que trasciende los márgenes de una operación antipiratería. A día de hoy, tenemos la vocación de convertirnos en un proveedor global de seguridad marítima mediante la ejecución de todos los objetivos y tareas que ya he mencionado antes. Atalanta además va más allá que una mera operación naval. La propia UE ha tenido esta realidad presente cuando, en el nuevo concepto de Presencias Marítimas Coordinadas, ha confiado en gran medida en Atalanta para convertirse en un pilar indispensable de la acción diplomática de los países europeos en el Océano Índico. Es cierto que la decisión del Gobierno de Somalia de no permitir a elementos extranjeros operar en sus aguas territoriales nos ha afectado en cierta medida, pero también confiamos en que ésta sea una medida temporal marcada por el propio calendario electoral de Somalia. Sabemos que contamos con el respaldo
de la Agencia Europea de Acción Externa, el apoyo del Gobierno de España y la hospitalidad y afecto de la población de Rota y de toda la provincia gaditana.
El vicealmirante Nuñez Torrente explica que "desde que la operación Atalanta se gestiona en Rota, se han escoltado a mil trescientos ochenta y tres barcos del Programa Mundial de Alimentos, y a otros quinientos sesenta y ocho de la Misión de la Unión Africana en Somalia, lo que ha supuesto asegurar que casi seiscientas veinte mil toneladas de alimentos y material de ayuda humanitaria hayan llegado con éxito a su destino".
"En una operación como Atalanta, lo destacado es precisamente no dar lugar a acciones destacadas, por venir cumpliendo nuestro cometido con eficiencia y determinación. No obstante, sí que disfrutamos de momentos destacados en la historia de Atalanta en Rota: desde la ceremonia de la llegada de la operación a Rota el 29 de marzo de 2019; la liberación de los barcos Adria y Txori Argi el 23 de abril de 2019; la propia incautación del primer cargamento de droga el pasado 21 de marzo… Pero me gustaría destacar sobre todas ellas la visita del Rey Felipe VI el 20 de noviembre de 2019, como mensaje del decidido apoyo de España a la operación" .
"A título personal -termina el comandante de la operación- debo también mencionar cada una de las ceremonias de entrega de la bandera de mando de Atalanta antes de serme confiada. Antes de mí, pasaron por esta responsabilidad el vicealmirante Martorell, el general Planells y el vicealmirante Díaz del Rio. Atalanta hoy no se entendería sin su compromiso personal y su profesionalismo. También, durante estos tres años me quedaría con la incorporación de Colombia a la operación en agosto de 2021. Somos una operación que trasciende la UE para dar cabida a países con los que compartimos el objetivo de proteger los mares".
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