La maestra era una asesina

Iria Suárez, una de las dos autoras del crimen de Clara García Casado en el año 2000, ha vuelto a la actualidad después de que la BBC informara que en 2017 trabajó durante diez meses como profesora de primaria en la escuela West Oxford. Iria había estudiado Psicología durante su estancia en prisión y tenía su residencia habitual en Galicia. Posteriormente amplió sus estudios a Pedagogía, por lo que está titulada para trabajar con niños.

Su trabajo en los diez meses que estuvo en Oxford, el curso 2016/2017, de noviembre a julio, consistió en estar con niños de cuatro a seis años. La joven ocultó su pasado delictivo para conseguir el contrato y fueron agentes españoles, gracias a una llamada anónima, quienes pusieron el hecho en conocimiento de las autoridades del condado. Al haber cometido el crimen cuando era menor, éste había desaparecido del registro, por lo que su expediente estaba limpio.

Tanto Iria, como la otra autora del crimen, su amiga Raquel, cuentan con identidades nuevas. Las dos fueron las primeras en ser juzgadas por la que entonces era la polémica ley del menor. Pasaron poco tiempo encerradas y, que se sepa, jamás volvieron a tomar contacto la una con la otra. Todo lo que se sabía de Raquel es que había entablado una relación y vivía en una barrio de Madrid donde, al parecer, se había preparado para ser peluquera.

El tabloide The Sun lo llevó a su primera página exclamando ¡Horror!.

"Asesina en la escuela primaria. Horror. Una escuela primaria contrata como profesora asistente a una conocida asesina adolescente que cortó el cuello de la chica y la apuñaló 32 veces", decía el rotativo.

El condado reprendió a la escuela por no haber sido más cuidadosa en sus contrataciones y el colegio denunció a Iria por no haber informado de su pasado. Sin embargo, la denuncia no tenía recorrido, ya que Iria no cometió ningún delito según las leyes españolas. En declaraciones a The Sun el condado se exculpó de toda responsabilidad y recordó que la responsabilidad de las contrataciones eran exclusivas de la escuela. Por su parte, en la escuela se argumentaba que no tenían modo de saberlo.

El crimen de Clara (siempre se la llamó Klara) conmocionó a toda España por la frialdad con la que se habían conducido las dos amigas. De hecho, hasta poco antes de su muerte Clara también era amiga de ellas. Las tres estudiaban en el instituto Isla de León y habían crecido en el mismo aula.

La desbordada imaginación de Iria y sus lecturas le hicieron maquinar la idea de matar para hacerse famosas, dijo. Cuando la policía entró en su domicilio tras los hechos, en su habitación halló dos cartas de tarot, una era la torre, que era la del Observatorio de la Armada, y la otra era una hada. El hada era Clara.

En los días que siguieron al crimen, cometido en lo que entonces era un descampado, no mostraron ningún tipo de arrepentimiento, aunque por lo que se sabe Raquel fue la primera en reaccionar y comprender la salvajada cometida. Posteriormente, en el trato con los psicólogos, Iria también se derrumbaría. Y eso le decantaría por estudiar Psicología.