"Soy el asesino de Dolores Amaya, nadie me habla"
Juan Manuel Jiménez, condenado por la muerte de la joven conileña, envía una carta a este Diario desde la prisión de Morón pidiendo ayuda para ser trasladado a otro centro
"No soy un asesino, no soy un asesino", les gritó a los familiares de Dolores Amaya en el pasillo durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial, en mayo del pasado año, que lo condenó por el asesinato de la joven conileña que murió apuñalada cuando apuraba su jornada laboral en la colchonería de Chiclana en la que trabajaba. Cuando declaró, negó que él matara a la joven. Dijo que se autoinculpó por "presiones" de la Policía y la Guardia Civil. Se acusó a si mismo "de robo con intimidación". Pero a su defensa no le quedó más remedio que acabar planteando que fue un homicidio. Y, tras ser condenado por asesinato, su abogado recurrió al Tribunal Supremo. Este pasado febrero, el Supremo ratificó la calificación. Consideró, como lo había hecho la Audiencia, que el crimen fue un asesinato, no un homicidio, y que hubo alevosía, dada la imposibilidad de la víctima de defenderse.
Ahora, cuatro meses después, Juan Manuel Jiménez Sánchez, nacido en 1983 en Chiclana, se presenta curiosamente a sí mismo como "el asesino de Dolores Amaya" en una carta que ha enviado a este diario. El objeto de su misiva, enviada desde la prisión hispalense de Morón de la Frontera, en la que se encuentra recluido, no es otro que pedir ayuda para que lo cambien de cárcel. El asesino asegura estar "en huelga de hambre indefinida" desde el pasado día 15 de este mes, para que lo trasladen a otro centro.
En su carta, plagada de faltas de ortografía, el autor de las puñaladas que acabaron con la vida de la joven conileña el 14 de febrero de 2008, explica de esta guisa los motivos de su descontento en dicha cárcel: "La gente me da de lado. Me echa las culpas de todo lo que pasa. Tengo problemas casi siempre, nadie me habla".
A renglón seguido, aunque en el juicio jamás pronunció algo parecido a una disculpa, dice estar "muy arrepentido por lo que hice". "Todas las noches lloro (escrito yoro) pensando en la familia de esa chavala", añade, para acabar solicitando ayuda para que lo cambien de cárcel.
Este periódico ha podido confirmar de fuentes de toda solvencia que efectivamente Juan Manuel Jiménez comunicó a la dirección de Morón su intención de ponerse en huelga de hambre. Y dejó de acudir al comedor. No obstante, la medida no se ha prolongado más allá de una semana. Jiménez Sánchez ha dejado una huelga que fuentes de la prisión consultadas por este diario atribuyen a un único objetivo: "llamar la atención".
Jiménez fue condenado en mayo de 2010 a 17 años de cárcel por asesinar a Loli Amaya y a otros ocho años y medio más por un delito de robo con intimidación y otro más de tentativa de robo. En total, 25 años y 6 meses de prisión.
La sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia estimó probado que la tarde del 14 de febrero de 2008, Juan Manuel Jiménez atracó armado con un cuchillo una tienda de ropa deportiva en Chiclana. Y que más tarde, sobre las nueve de la noche, intentó asaltar una colchonería. Allí estaba Loli Amaya, a la que intimidó con un cuchillo. Le exigió que le entregase la recaudación. La joven no lo hizo. Entonces, le propinó un pinchazo y otro más, con extremada fuerza. La hoja del cuchillo alcanzó el corazón. Dolores Amaya logró alcanzar la puerta, donde se desvaneció muriendo.
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