Cádiz y las danas: agua como nunca con el alcantarillado de siempre
Episodios como los de estos días ponen sobre la mesa una revisión de los sistemas de desagües fluviales
En la Demarcación del Guadalete-Barbate, se cuentan 30 Áreas con Riesgo Potencial y Significativo de Inundación (ARPSI)
La dana en Cádiz, en directo
Aunque la provincia gaditana no es ni será nunca Valencia, sí que habrá de adaptarse –como todas, y más allá de las previsiones de subida de nivel del mar– a los distintos escenarios que vaya ordenando el cambio climático. Las lluvias de estos días son un ejemplo de este nuevo paradigma, con una forma de llover que no era de las más habituales. “Vemos que la lluvia que ha caído no es la propia de nuestras borrascas atlánticas, a las que estamos acostumbrados –comenta el decano de la Facultad de Ciencias del Mar, Javier Benavente–. Puedes salir con paraguas, no tienes vientos fuertes asociados”.
“Las precipitaciones que llegan a partir de una dana (depresión aislada en niveles altos) no eran muy frecuentes en esta zona, y en los últimos años ya hemos tenido algunas –continúa Benavente–. Una circunstancia que sí está relacionada con los efectos del cambio climático, y que es consecuencia de un aumento en la temperatura del agua en el océano”.
El aumento superficial de la temperatura en el agua del mar, con un Mediterráneo con fiebre durante meses, le ha servido también de combustible al fenómeno que ha sufrido la comunidad valenciana (que no se explica simplemente por la presencia de una dana).
“En zonas como Cádiz capital, nunca se podrían dar episodios así, ya que no se encuentra en zonas de ramblas –prosigue Javier Benavente–. Cuando aquí tenemos inundaciones, tiene que ver más con una subida del nivel del mar, una marea viva con lluvias abundantes que hemos visto en otras ocasiones o que la tromba sea tan intensa que no le dé tiempo a asimilarlo al sistema de fluviales. Una saturación del sistema que hemos podido ver de forma más intensa en otras zonas de la provincia, como la campiña, todo lo que esté cerca de un río...”
Así, entre las medidas preventivas y de transformación de las que siempre se habla en este tipo de episodios está el “adaptar la red de aguas fluviales, para que pueda aguantar grandes cantidades de agua, porque está visto que se desborda–subraya el especialista–. Lo que estamos viendo estos días, con las tapas de las alcantarillas saltadas y demás, es que nuestro sistema tiene poca capacidad para este tipo de descargas”.
Las lluvias en forma de dana tampoco actúan, al contrario que las grandes borrascas, como un elemento erosionador de la línea de costa (uno de los grandes problemas que tiene nuestro litoral). Pero es una alteración de la forma de llover que está asociada a las primeras manifestaciones de cambio climático en la zona, que prevé una tropicalización en campos que están interrelacionados: temperatura, meteorología y cambios en la biodiversidad, con especies que van ‘ascendiendo’ desde latitudes más bajas. Así, los episodios de lluvia se sabe serán (y están siendo) cada vez menos frecuentes, con tiempos de sequía más prolongados de los habituales y con episodios de fuertes descargas.
No se contempla, sin embargo, que esta tendencia implique una mayor presencia de huracanes a nuestra altura, “aunque sí que llegan algunas colas, restos que pasan por las Azores”, apunta Benavente.
Dentro de las actuaciones frente a las grandes crecidas y descargas de agua está la preparación del cauce de los ríos, que durante largos periodos de sequía se llenan de vegetación, complicando después la absorción cuando llega a o rebosa su nivel: “De hecho –indica–, uno de los planes que se está llevando a cabo en el río Guadalete, dentro de la Consejería de Medio Ambiente, es precisamente el control de la vegetación en su cauce”.
30 ZONAS EN RIESGO DE INUNDACIÓN
Desde Ecologistas en Acción, apuntan algunas de las medidas que se deberían ejecutar ante los nuevos escenarios, entre ellas, el retranqueo de las casas, infraestructuras e instalaciones en las zonas afectadas por las subidas del nivel del mar o por inundaciones. Para lo cual, señalan los ecologistas, “las llanuras de inundación han de estar expeditas”. También entra dentro de las tareas de adaptación a nivel territorial “reforestar las cuencas de las cabeceras de los ríos y permeabilizar los suelos urbanos, para facilitar la infiltración frente a la escorrentía”.
Como el resto de territorios, la provincia de Cádiz cuenta con mapas de inundación que muestran las zonas vulnerables frente a las crecidas y las áreas con riesgo potencial significativo e inundación (ARPSI). De hecho, la Demarcación del Guadalete-Barbate cuenta con 30 zonas ARPSIS fluviales, que alcanzan una longitud aproximada de 369,9 km de cauces –entre ellas, en efecto, todo el tramo del curso del Guadalete, desde Arcos a Jerez, y desde Jerez a la desembocadura; el tramo bajo del río Barbate o la zona baja del río Iro–.
Este tipo de mapas, sin embargo, para los ecologistas pueden llegar a presentar distintos problemas, ya que hay veces que “no están actualizados, no poseen el adecuado nivel de resolución y/o no son tenidos en cuenta a la hora de conceder autorizaciones para construir o edificar”.