La calidad artesana busca más mercado
Un centenar de pequeños artesanos alimentarios se reúnen en Grazalema para conocer en voz de Griñán la normativa que pretende eliminar intermediarios y "vender de tú a tú" frente a las grandes cadenas
"Lo artesano es sin duda emisario de calidad", dijo ayer el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, al centenar de ganaderos, agricultores, apicultores o salineros que elaboran sus productos y que ayer acudieron a Grazalema para escuchar en voz del propio Griñán y la consejera de Agricultura, Clara Aguilera, las novedades que introduce el nuevo Decreto de Artesanía Alimentaria que regulará este sector con el objetivo de mejorar la renta de los casi 6.000 productores andaluces. A la espera de lo que realmente consiga la implantación de esta nueva normativa, el presidente andaluz defendió que este tipo de productos artesanos, de pequeñas explotaciones familiares, de autónomos, tiene mercado y abogó por una política europea que fije "precios justos" y que apueste más "por lo productivo que por lo especulativo". Para Griñán es una de las actividades más importantes de la comunidad y es ejemplo de una "Andalucía que se construye desde la propia tierra, con el esfuerzo de su población y queremos conservar esta actividad que ofrece sanidad, calidad y presentación". "El consumidor hoy paga si se le ofrece eso", afirmó Griñán, que animó al sector a cambiar el principio competitivo por el cooperativo y a tener un asociacionismo fuerte para "vender de tú a tú" frente a las grandes empresas.
Tal y como explicó la consejera, la normativa quiere "identificar y reconocer claramente a esta artesanía de gran valor para los consumidores". No soló la quesería, quizás el sector más avanzado en el camino y más conocido en la provincia, sino otros productos lácteos, salineros, miel, mermelada, avinagrados, adobados, encurtidos, o de pescado o repostería conventual. Todos productos transformados.
Básicamente se traducirá en el distintivo de las tres "A": Artesanía Alimentaria de Andalucía, al que podrán optar las pequeñas empresas, de no más de 10 trabajadores (algunas un poco más grandes se quedan fuera) y que permite eliminar intermediarios en la transformación del producto y apostando por la venta directa de los mismos, desde el productor al consumidor. "Si yo hago 30 quesos a la semana no me pueden pedir los mismos requisitos que a las grandes industrias y por eso eliminan muchos", aseguró Clara Aguilera. "No va a resolver el gran problema de los ganaderos y los agricultores, el de los precios, pero sí podemos crear un canal para mejorar sus ventas y añadirles valor", añadió.
En Grazalema, los propios productores animaron a tener la idea clara de que "lo que elaboramos es un producto de calidad". "No es un camino de rosas, somos gente de campo y hay que tener mucho tesón, sin horas. Llevábamos mucho tiempo esperando este decreto y habrá que mejorarlo poco a poco", dijo Lorenzo Ruiz, apicultor cordobés. José Zambora, de la asociación Quesandaluz, insistió en "las posibilidades de futuro de los productos que elaboramos" y animó a seguir apostando por la calidad que les caracteriza. "Si lo hacemos bien estamos convencidos de que hay mercado", cerró.
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