Cambio climático: cuatro claves para un futuro posible

EL VERDE URBANO

La presencia de espacios verdes en las ciudades tiene una incidencia directa en el estado de salud de sus habitantes, siendo vitales en cuestiones tan importantes como la calidad del aire o la mitigación del calor. Desde planificación de arbolado a microintervenciones, pasando por cinturones verdes de cultivos, azoteas, cubiertas o patios, las posibilidades son infinitas. 

ENERGÍA CERCANA

No pocas voces alertan del camino que muestra la “transición verde”, replicando un modelo de concentración de producción y distribución de la energía. Para que las renovables supongan un impacto se ha de subrayar su cualidad de cercanía: así, tenemos el ejemplo de las placas solares en edificios –que podrían ampliarse a garajes o grandes construcciones públicas–, o aerogeneradores pequeños, pensados para autoconsumo de zonas rurales.  

TREN LENTO

El informe Técnicas humildes para el decrecimiento apuesta por un tren “lento, público y descentralizado”: en el país con más Alta Velocidad después de China, llama la atención el primer adjetivo, que señala sin embargo la apuesta por las líneas convencionales, que han sido abandonadas en favor de la AV en numerosas zonas. El tren sería la opción en trayectos de media y larga distancia, con iniciativas como la recuperación y creación de una red nocturna de trenes europeos. 

DESCONEXIÓN

Lo que es realmente imposible es imaginar una vida más allá de nuestro periférico más querido, connatural al ser: nuestros móviles. Para Miguel Brieva, sin embargo, un futuro posible pasa en gran medida por una dosis generosa de desconexión digital: “Tenemos a los zombies del fentanilo, pero nadie habla de la adicción a los móviles y ciertas plataformas, que actúan como drogas, y se mueven por lo que más engancha: la rabia. Eso es también cuestión de salud pública”.