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Cambio climático: Los mosquitos en Cádiz siguen activos durante el invierno

El clima templado de la provincia hace que los insectos sigan alimentándose a lo largo de todo el año

Jerez, Barbate y Vejer son los municipios con mayor presencia del virus Sindbis

Medidas de control frente a los virus del Nilo y Sindbis

Trabajos que realizó el Ayuntamiento para prevenir la proliferacion de mosquitos / Julio González

Hace unos días, el CSIC recogía un estudio publicado en la revista One Health sobre el descubrimiento,por primera vez, del virus Sindbis en territorio español. Un hallazgo que tuvo lugar de forma casual, en una investigación conjunta liderada por la Universidad Carlos III y la Estación Biológica de Doñana, durante la campaña desarrollada en 2022 por el Virus del Nilo. Así, los investigadores analizaron muestras en cinco de las ocho provincias andaluzas –Córdoba, Sevilla, Málaga, Huelva y Cádiz–, encontrando que el virus Sindbis se había extendido de forma amplia en las cuatro últimas. De hecho, era la provincia gaditana la que presentaba una mayor incidencia, con cuatro de las seis localidades vigiladas mostrando al menos una balsa de agua con vectores positivos.

Así, tanto Puerto Real como Alcalá de los Gazules se mostraban libres del virus, mientras que Benalup, Barbate, Vejer y Jerez mostraban presencia vírica. Así, los 338 ejemplares analizados en suelo jerezano arrojaron una tasa de infección de 32 –mosquitos que se estima presentan carga vírica significativa entre 1000 ejemplares–; en Barbate se capturaron 385 mosquitos, con una tasa de infección de 32; mientras que en Vejer se analizaron 187 vectores, con una tasa de 13 .

Aunque la gaditana sea la provincia que presenta más registros, son dos localidades de Sevilla y Huelva las que muestran mayor tasa de infección: Almensilla, con una marca de 54; y Gibraleón, con 43.

Sin embargo, no deja de ser curioso que, siendo limítrofe con Cádiz, la provincia de Sevilla presente un rango de infección significativamente más bajo: “2022 fue un año muy seco en Sevilla, prácticamente no se plantó arroz en la provincia –indica desde el Departamento de Humedales de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, Jordi Figuerola–. La circulación de virus del Nilo en el 2022 fue también baja en Sevilla y un poco mas alta en Cádiz. Al ser virus parecidos, es lógico que mantengan fluctuaciones muy parecidas. Quizás el virus entró por Cádiz con algún ave migratoria pero, tras cinco años, eso ya no debería ser importante para explicar por qué detectamos más en un lugar o en el otro”.

En territorio europeo, se han dado brotes de fiebre del Sindbis, sobre todo, en Finlandia, con más de 3.350 casos registrados; así como cientos de ellos en Suecia y Rusia. El análisis genómico de las cepas detectadas en España mostraron baja variación genética y estaban estrechamente relacionadas con cepas de Argelia y Kenia, lo que sugiere una introducción reciente del virus por aves migratorias.

La transmisión del Sindbis es de carácter zoonótico, pudiendo provocar en el caso de transmisión a humanos fiebre, irritaciones en la piel, dolor en las articulaciones y/o dolor de cabeza.

Las medidas a seguir en los municipios en los que se detectan focos del Sindbis serían las mismas que se aplican para el virus del Nilo: “Son virus que tienen una ecología muy parecida –explica Figuerola–. Las aves son los reservorios, mientras que los mosquitos Culex perexiguus, Culex pipiens, Culex modestus y Culex laticinctus son los vectores, de manera que todas las medidas de control que se aplican para luchar contra el virus del Nilo son también efectivas contra el Sindbis”.

Jordi Figuerola dirige actualmente un proyecto encaminado a reducir el riesgo de transmisión del virus del Nilo a los humanos. Entre otras cuestiones, se están estudiando las distancias de dispersión de los vectores (mosquitos) para poder definir áreas de amortiguamiento alrededor de las zonas habitadas: “En estos momentos –añade Figuerola–, estamos analizando los datos moleculares”.

LAS HEMBRAS DE MOSQUITO SE ALIMENTAN TODO EL AÑO

La Estación Biológica de Doñana ha mantenido también este año la vigilancia del virus del Nilo durante la invernada de estos insectos, que tiene lugar de noviembre a mayo, aunque las “densidades son muy bajas y es difícil detectar la circulación del virus. Desde la Estación Biológica de Doñana, los muestreos comienzan en marzo y siguen hasta finales del noviembre en tres municipios del Bajo Guadalquivir peroro, de momento, nunca hemos detectado al virus del Nilo Occidental antes de junio”.

Este mes de enero, sin embargo, el término municipal de Puerto Real computaba un primer foco de virus del Nilo en animales –localizado en aves silvestres–, según la información que recogía el Ministerio de Agricultura y Pesca.

La sucesión de inviernos cada vez más cálidos es lo que explica “el aumento de la incidencia del virus del Nilo –desarrolla Jordi Figueras–. Un invierno templado permite que un mayor número de hembras de mosquito sobrevivan, y entre esas que sobreviven unas cuantas estarán infectadas por los virus… ya sea el virus del Nilo o el Sindbis”.

“Por otro lado –continúa– también se acorta la duración del invierno, y eso hace que los mosquitos puedan empezar a criar antes en primavera y terminen de criar más tarde en otoño. De hecho, en Puebla del Río, estamos detectando actividad de las hembras todo el año. De diciembre a marzo, las muestreamos con aspiradores en los lugares donde se refugian y estamos encontrando hembras alimentadas con sangre reciente durante todos esos meses… En cuanto hay un día con temperaturas mas altas (20 grados), salen a alimentarse. En Cádiz, eso debe ser incluso mas frecuente porque, en muchas zonas, el clima es más templado”.

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