La cara desconocida de la Janda

La comarca ofrece rincones desconocidos para el visitante habitual, con playas casi vírgenes y alejadas de la masificación de turistas

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El túnel vegetal del Camino de Catalina Pérez es uno de los espacios poco conocidos de Vejer. / Manuel Aragón Pina
José María Ruiz

10 de agosto 2024 - 13:05

Pasear por el casco histórico de Vejer o de Medina Sidonia, y caminar por los paseos marítimos de Barbate o de Conil, es lo que buscan muchos de los turistas que llegan a la comarca de la Janda. Pero hay muchos otros rincones más desconocidos, que ni aparecen en las guías o mapas que se entregan en las oficinas de turismo de estas poblaciones jandeñas.

En Vejer, y su término municipal se pueden encontrar muchos rincones poco conocidos, como es el caso de paraje natural que se ha creado en el Camino de Catalina Pérez. Es una ruta que surge paralela a un carril de acceso a las distintas propiedades existentes en la zona. Se accede por la margen derecha de la carretera de Los Militares. El paraje se ha formado por la erosión del agua en épocas de lluvia, que al estar en pendiente redondea el suelo. El resto del redondel lo ha formado la propia naturaleza, al entrelazarse la copa de los árboles que se encuentran en ese camino de más de 500 metros de longitud y que termina junto a un pozo, en el que hubo en su momento hasta carpas de colores. 

Muy cerca de allí, pero en la margen izquierda de la carretera de los militares se accede a un tramo de una calzada romana, que en algunos puntos se encuentra en perfecto estado de conservación, aunque hayan pasado por ella más de dos siglos. Este camino comunica con la parte trasera de la caseta municipal La Noria. Durante el itinerario se contemplan zarzas de las que salen moras silvestres.

También el término municipal de Vejer se encuentra el acueducto de lapedanía rural de Santa Lucía, que forma parte de la ruta de los molinos de agua, que sirvieron en su momento para hacer harina ayudados por la fuerza del agua que salía del manantial de La Muela.

En otro punto de la comarca de la Janda, hay otros lugares, que son conocidos, pero su acceso se tiene que realizar a pie o bicicleta, ya que está restringido el acceso con vehículos a motor. Se trata del Faro de Trafalgar, donde se contempla una visión única de la zona, con la playa de Zahora a la derecha, la playa de Marisucia a la izquierda y La Aceitera al frente. Este nombre viene dado por las burbujas de aire que se producen sobre las rocas al paso de las corrientes que forman las mareas. Se trata de un lugar privilegiado para la pesca submarina, pero muy peligroso para los que no conocen esas profundidades. Este es un punto único para disfrutar de las puestas de sol. De hecho, son muchas las personas que acuden cada tarde a los bajos del faro para contemplar ese momento que la naturaleza ofrece.

Otras playas, como Los Castillejos, en Los Caños de Meca, tiene su dificultad para acceder, ya que la escalinata está en parte deteriorada. Se trata de una zona de la costa que está debajo del acantilado del Parque Natural de la Breña. En años anteriores se contemplaba unos caños de agua que brotaban de las piedras. Se puede acceder a los bajos del acantilado, pero solo con la marea bajante, ya que se pueden quedar atrapados si sube la marea.

En Conil también existe una playa a la que solo se puede acceder a pie. Se puede hacer desde El Palmar, junto al arroyo del Conilete, o por Conil, pasando el río Salado. Se trata de la playa de Castilnovo, donde se encuentra la torre del mismo nombre. Son varios kilómetros de arena blanca, donde no hay construcciones, ni chiringuitos, solo arena y mar abierto. Esta zona, como ocurre en la playa de Los Castillejos, suele ser usada por un turismo que practica el nudismo, en la mayoría de los casos integral.

Otra de las rutas poco conocidas por el público en general es la de los molinos de Patrite, en Alcalá de los Gazules. En el periodo de lluvias se ven caer los caños de agua que bajan del arroyo de El Montero hasta el río Rocinejo. Al visitante le esperan, en medio de una naturaleza, un sendero que se adentra en las entrañas del Parque Natural de los Alcornocales. Esta ruta sigue por una vía pecuaria, la vereda Patrite-Jimena. A partir de ahí, el visitante se encontrará acebos, quejigos, encinas, acebuches, pinos y lentiscos que rivalizarán por atraer la atención del caminante. En la zona quedan restos de los molinos Perdido, Nuevo, Halcón, Cárdenas, El Acebuchal, El Nogal, El Olivar y Castro Arriba del que apenas quedan algunas piedras esparcidas entre la maleza.

Atardecer en el faro de Trafalgar en Barbate. / Manuel Aragón Pina

En Paterna de Rivera se encuentran otros dos puntos por visitar. Uno de ellos es el camino de la fuentecilla, que ha sido remodelado por el Ayuntamiento, y que forma parte de la Ruta del Agua. Ahí se encuentra un manantial que ofrece aguas termales. En 2010 la Junta de Andalucía daba la autorización para el uso de las aguas mineromedicinales de la Fuente Santa de Paterna de Rivera.

Fuente de agua termales en Paterna de Rivera. / Manuel Aragón Pina

En esta localidad del interior de la comarca de la Janda, también hay puntos por descubrir en cuanto el ámbito gastronómico. Se trata del Bar Rufino, a pie de la carretera que atraviesa el casco urbano según se viene desde Medina Sidonia. Se trata de un establecimiento a la antigua usanza, donde la tertulia no falta entre los clientes y el propietario, el cantaor flamenco, Rufino García Cote, conocido artísticamente, como ‘Rufino de Paterna’. Los degustadores de la comida tradicional, y sobre todo la relacionada con los platos propios del interior de la comarca tienen aquí un punto y aparte. En su cocina se preparan desde revueltos de espárragos con huevos de campo, a rabo de toro, cabrillas con tomate, y la especialidad de la casa, conejo en salsa.

Tertulia de clientes en el Bar Rufino de Paterna. / Manuel aragón Pina.
Una playa a compartir con las vacas que pastan en el Retín

Una de las playas vírgenes que aún se conservan en la costa de Barbate es la playa de Pajares, situada en la margen derecha de la carretera que une los núcleos de población de Barbate y Zahara de los Atunes. Esta franja costera tiene varias curiosidades, una de ellas, es que su acceso está restringido durante parte del año al formar parte del Campo de Adiestramiento que la Armada Española posee en la Sierra del Retín. Por ello, cada año el Ayuntamiento llega a un acuerdo con los mandos del Cuartel de Casma y se permite el acceso desde las 10.00 horas de la mañana a las 22.00 horas de la noche, quedando prohibido el uso del vehículo más de la zona habilitada como aparcamiento. La segunda curiosidad, es que ese espacio hay que compartirlo, en más de una ocasión, con las vacas retintas que pastan en los terrenos del Retín, y que bajan a la playa para desparasitarse y tomar el sol. Una imagen que ha sido captada en más de una ocasión por el fotógrafo local, Juan Daza. Una tercera curiosidad son sus vistas al acantilado de la Breña, sobre la playa de la Hierbabuena, quedando el entramado del casco urbano de Barbate a la vista, y el de Vejer, sobre una colina. El atardecer es otro de los atractivos de este lugar al verse caer el sol sobre el pinar del Parque Natural de la Breña y Marismas del Río Barbate.

Las vacas retintas bajan a la playa de Pajares para desparacitarse. / Juan Daza

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