Por una ciudad útil, firme y bella
Jornada técnica sobre el Peprichye
El arquitecto Manuel Ángel González Fustegueras, director del equipo redactor del Peprichye de El Puerto, desgrana las principales novedades del documento ante profesionales y empresarios
El puerto/Tras dos décadas a la espera del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico y su Entorno, el ansiado Peprichye de El Puerto de Santa María, parece que al fin el documento entra ya en su recta final, con su anunciado paso por el pleno municipal antes de que concluya este año. Para desgranar ante los profesionales e inversores interesados en este importante plan las líneas maestras que lo sostienen, Diario de Cádiz y el Grupo Joly, en colaboración con el Ayuntamiento y la empresa Territorio y Ciudad, organizaron ayer unas jornadas técnicas informativas en las que el director del equipo redactor del documento, Manuel Ángel González Fustegueras, dio a conocer las principales aportaciones que trae consigo el plan para tratar de recuperar el casco antiguo.
La encargada de abrir las jornadas fue la concejala de Urbanismo y Patrimonio del Ayuntamiento portuense, María Eugenia Lara, que disculpó la ausencia del alcalde -que se encuentra de baja por paternidad-.
Lara anunció que esta jornada informativa será la primera de otras en las que se trasladará a los portuenses el documento, cuyo objetivo principal es revitalizar el centro urbano, tras años de abandono y decadencia.
En estos momentos, tras la entrega del Peprichye al Ayuntamiento por parte de Territorio y Ciudad, está bajo la supervisión de los técnicos municipales y posteriormente, una vez se apruebe en pleno de manera inicial, se abrirá un plazo de exposición y alegaciones.
Manuel Ángel González Fustegueras comenzó su intervención destacando que al estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el centro histórico portuense, esto condiciona mucho cualquier actuación y reconoció las dificultades añadidas de la larguísima tramitación de este plan, en el que se comenzó a trabajar en 1994 y cuyo retraso ha hecho que ya hayan ido cambiando las diferentes leyes urbanísticas que le son de aplicación.
Una de las primeras ideas que lanzó el arquitecto es que en El Puerto el patrimonio no está lo suficientemente valorado. Precisamente uno de los objetivos de este plan ha sido la elaboración de un catálogo riguroso y exhaustivo en el que los edificios se agrupan según su grado de protección. En total se han catalogado 638 edificios, lo que da idea del patrimonio arquitectónico y monumental de la ciudad. Fustegueras explicó que se ha hecho un esfuerzo para establecer de forma pormenorizada el alcance de la protección de cada edificio.
También se distinguen varios espacios públicos de actuación como la Ribera del Río, el entorno de la Prioral, el entorno del Palacio de Purullena y el paseo de la Victoria. Una de las novedades de este plan es que existe la obligación de hacer un informe de evaluación de los edificios catalogados, algo que se deberá regular mediante una ordenanza municipal. También todo lo referente a la protección arqueológica es otra de las novedades, con el establecimientos de diferentes zonas de interés y distintos grados de protección.
En estas dos décadas, una de las cuestiones que se han introducido ha sido la de la descontaminación visual, de manera que el plan recoge también un detallado listado de elementos que provocan distorsión, como pueden ser cables, toldos, contenedores y rótulos, de manera que cada calle cuenta con una ficha para corregir estas distorsiones y la valoración económica de las intervenciones necesarias.
Ya más a grandes rasgos, algunas de las prioridades del plan son el fomento de la intervención privada y de la rehabilitación de inmuebles -con la incorporación de posibles ayudas o exenciones de tasas o impuestos que se puedan establecer- y la puesta en marcha efectiva de un sistema que obligue a los propietarios a cumplir con sus obligaciones, pudiéndose llegar incluso a la expropiación.
Como es lógico, el plan también se propone, con determinación y herramientas varias, lograr la repoblación de la zona. "El centro está envejeciendo", dijo Fustegueras, que apuesta por políticas de vivienda protegida destinadas fundamentalmente a los jóvenes.
Y otra de las premisas claras es hacer compatible la residencia con la actividad económica terciaria. Así, el plan permite cualquier uso, conforme con el régimen de protección, y sólo se prohiben las actividades insalubres y peligrosas. Y en paralelo se incentivan los usos hoteleros, cuya edificabilidad se mejora en un 15% con respecto al máximo permitido.
Otras metas serán la mejora de la accesibilidad y la movilidad urbana, con amplios espacios peatonales y aparcamientos periféricos, la creación de equipamiento y la actuación en zonas socialmente desfavorecidas, como el Barrio Alto. "Se trata de generar vida", dijo el arquitecto. Fustegueras apostó además por crear una cultura administrativa "más coordinada y ordenada" y destacó la importancia de saber, en el nuevo plan, qué se podrá hacer en cada finca.
Una figura importante una vez aprobado el documento será la de la comisión de seguimiento y evaluación permanente, en la que estarán representadas las administraciones y entidades relacionadas con la protección del patrimonio, así como representantes de la sociedad civil y agentes económicos.
"Un plan no es un fósil. Esto es un instrumento pero requiere también de voluntad y toma de iniciativas", dijo Fustegueras, quien se mostró convencido de que "podemos aspirar a reinterpretar el conjunto histórico y hacer de El Puerto una ciudad útil, firme y bella".
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