Los clanes marroquíes cambian las reglas del narcotráfico en el Estrecho

Sucesos

Imponen sus condiciones, controlan no sólo el producto sino también la distribución y exigen responder con dinero por los alijos fallidos, lo que está provocando un aumento de la violencia

Implicados en la muerte de un agente de la Guardia Civil en Los Barrios en el momento de pasar a disposición judicial. / Miguel Ángel González
P.M.E.

16 de agosto 2021 - 06:00

El narcotráfico ha cambiado las reglas del juego. Los dueños del producto, los marroquíes, cada vez tienen más poder y más presencia en el negocio. Corren nuevos tiempos, más duros, más peligrosos, con más miembros de sus organizaciones en cada estamento. Si antes se contentaban con poco más que colocar miles de toneladas de hachís al año para que los clanes del Estrecho los distribuyeran por la península y el resto del continente, ahora han dado la vuelta a la tortilla. Marruecos manda, Marruecos tiene el poder y son ellos quienes deciden las reglas del siglo XXI.

Diario de Cádiz ha estado hablando con investigadores de la Guardia Civil que llevan años combatiendo a los narcos en el Estrecho de Gibraltar y que han asistido a este cambio de tendencia. “Podemos decir que ahora mismo lo que hacen es subcontratar la distribución, pero poco más. El negocio es suyo y eso quieren dejarlo muy claro desde el principio. Por eso tienen a su gente en las gomas que cruzan el Estrecho a toda velocidad pero también en las organizaciones de tierra. En las descargas, en las guarderías. Ellos tienen el control, no es como antes”.

Otra cosa que han percibido los agentes es el aumento en la violencia con la que los clanes del narcotráfico en Marruecos se están empleando. “Ahora si pierdes un cargamento respondes hasta con tu vida”, dicen. Hasta hace no demasiado tiempo, formaba parte del juego que un alijo se frustara, que hubiera que lanzar los fardos al mar para salvar el pellejo y escapar de la persecución de los cuerpos de seguridad del Estado, o que te vieras sorprendido cuando trasladabas la droga en todoterrenos hasta la guardería de turno. Ahora la cosa ha cambiado. Por eso vemos escenas más violentas, por eso no dudan en romper controles con coches a toda velocidad provocando atropellos como el que el pasado mes de mayo costó la vida en Jerez al guardia civil Agustín Cárdenas. “Si ellos te entregan 20 fardos, tú respondes por esos 20 fardos. Y si te pillan, a ellos les da igual. Eres responsable, así que si no tienes el dinero para pagar tienes un serio problema amigo”, dicen los agentes.

“Ahora mismo lo que hacen es subcontrar la distribución”, dice un agente de la Guardia Civil

A tal límite está llegando la cuestión que hay narcos históricos de la provincia que temen por su integridad física y las de sus familias. “Por eso los hay que están intentando cambiarse al cultivo de marihuana, para controlar ellos también el producto y no tener que darle cuentas a los marroquíes”, dicen los agentes.

En los últimos dos años han sido tres los agentes de los cuerpos de seguridad que han perdido la vida en la provincia por culpa del narcotráfico. Los sindicatos policiales y de la Guardia Civil reclaman al Gobierno más medios para igualar las fuerzas, no sólo a la hora de actualizar los catálogos de personal de las diferentes comisarías, sino también en cuanto a medios materiales. “Siempre nos van a llevar ventaja en tecnología, en lanchas, en coches, pero hay que plantarles cara porque si no es imposible”, dice uno de los integrantes de Jusapol en el Campo de Gibraltar.

Todos estos cambios en el negocio no sólo se están notando en el Campo de Gibraltar, también en Sanlúcar de Barrameda, donde hay asentados históricos clanes dedicados a meter hachís por la desembocadura del Guadalquivir, están viéndole las orejas al lobo. Es un negocio millonario que antes tenía el riesgo ya sabido de pasar una buena temporada a la sombra. Ahora se le suma algo mucho peor, las represalias de los soldados de los clanes marroquíes cuando un cargamento no llega a su destino.

Protección ante los vuelcos de bandas rivales

Uno de los motivos que ha provocado que los marroquíes hayan dado un paso más en su negocio del hachís han sido los constantes vuelcos que sufrían algunos de sus alijos. Bandas rivales, en algunos casos hasta disfrazados de agentes de la ley, atacaban sus convoyes de vehículos, provocando pérdidas millonarias. De un tiempo a esta parte ese control del producto es más férreo y cuando se pierde un fardo de hachís hay que responder con él. Atrás quedaron esas imágenes de busquimanos con agua por la rodilla intentando encontrar droga perdida en aguas gaditanas. Ahora saben que el hachís tiene dueño.

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