El clima en Cádiz en 2024: año de dana con sequía de fondo

Un evento extremo, como fueron las lluvias de finales de octubre, protagonizó la actualidad climática de 2024

Cádiz y las danas: agua como nunca con el alcantarillado de siempre

El poblado de Doña Blanca se sitúa en una de las zonas inundables de alta probabilidad

El término municipal de Jerez terminaría siendo el más afectado por el paso de la dana de octubre.
El término municipal de Jerez terminaría siendo el más afectado por el paso de la dana de octubre. / Miguel Ángel González

Dana será, en minúsculas a pesar de estas capitulares, una de las palabras que estarán presentes desde este año en el diccionario de la RAE. Un término que ha tardado dos años en incorporarse – “La Academia no se deja llevar por modas”, decía al respecto el director de la institución, Santiago Muñoz–, y la inclusión “tuvo que estudiarse en combinación con otras, como gota fría o depresión”. Al final, la RAE decidió aceptarla por su “importancia social”. Tan asumida que deja atrás su condición de acrónimo.

Una dana es pues una “depresión en niveles altos de la atmósfera, que, aislada de la circulación general atmosférica, se mueve de forma independiente y puede producir grandes perturbaciones con precipitaciones muy intensas”.

La dana de finales de octubre de este año será, por sus efectos en la Comunidad Valenciana, de las que se recuerdan en la historia. De consecuencias salvajes en el Levante –con 222 muertos sobre la mesa y las localidades afectadas aún por recuperarse, dos meses después–, en la provincia de Cádiz dejó sentir también su potencial, con consecuencias mucho más leves que en el Mediterráneo.

En territorio gaditano, el aeropuerto de Jerez registraría el pasado 29 de octubre 171 l/m² y 180 l/m² el último día del mes; el 30 de octubre, sólo entre las doce de la mañana y las tres de la tarde, la estación meteorológica recogería casi 68 litros por metro cuadrado.

Jerez sería, de hecho, la localidad más afectada por las trombas de agua, tanto en su centro histórico como en otras zonas del término municipal, como la Liberación y Guadalcacín. Varias familias de la campiña jerezana tendrían que ser evacuadas ante el riesgo de desbordamiento del Guadalete. También el ayuntamiento barbateño llegó a pedir un desalojo preventivo en la zona baja de la localidad, en la zona más cercana al río Barbate.

La situación de alerta hizo que miles de ciudadanos recibieran por primera vez en sus móviles una señal de Protección Civil informado del aviso rojo por fuertes precipitaciones y de la activación del plan de emergencias –una circunstancia que afectó, además de a Jerez, a vecinos de Villamartín, Algar, Bornos, Arcos y Espera, además de Jerez–. Otras zonas de la provincia, como Rota, El Puerto o San Fernando también vieron estampas impactantes.

Jerez, Vejer y Alcalá terminarían entrando en la lista de municipios gravemente afectados por emergencia de protección civil; mientras que la Consejería de Agricultura declararía a un total de once municipios gaditanos en desastre natural por cultivos (Alcalá de los Gazules, Benalup, Bornos, Espera, Medina, San José, Setenil, Trebujena, Torrealháquime y Vejer).

El leve roce de lo que es capaz de hacer una depresión de semejantes características movió a muchos a revisar el estado de las cosas. A mediados de noviembre, una alerta naranja haría que la Junta, por ejemplo, suspendiera las clases en casi toda la provinciamenos en Jimena, que terminó siendo la localidad en la que más llovió, teniendo que llevarse a cabo el desalojo de personas en el Valle del Guadiaro–. El peligro de las zonas inundables tomó consistencia. En el caso de la provincia gaditana, el tramo final del Guadalete, el recorrido del río Barbate y parte de La Janda son las áreas que constan como de mayor riesgo de inundación fluvial, aunque tanto el Parque Natural de la Bahía como el de La Breña actúan en gran medida como márgenes naturales. Aun así, hay zonas en situación delicada –y que ya han vivido situaciones problemáticas con las subidas de agua–, como el poblado de Doña Blanca, en El Puerto.

Tras el paso de la dana, colectivos de vecinos de barrios especialmente afectados en San Fernando (Bazán, San Onofre, Casas Blancas, Buen Pastor...) insistieron en la necesidad de mejorar la red de saneamiento; mientras que Chiclana anunciaba que en 2025 contará con un sistema de alerta contra inundaciones en el río Iro.

Los planes de emergencia, otro tema arrinconado con bastante éxito, comenzaron a desempolvarse, y quedó en evidencia que la mayor parte de ellos estaban desactualizados o pendientes de rehacer –el caso más flagrante, el de El Puerto, con un PEM que data de 1997–.

El decano de la Facultad de Ciencias del Mar, Javier Benavente, hablaba de la dana como uno de esos fenómenos inusuales en nuestro entorno que se han ido haciendo cada vez más comunes, y que van asociados a un escenario de cambio climático. En el caso de las danas, relacionado con un aumento de la temperatura de agua en el océano. Unos episodios para los que no estamos acostumbrados y ante los que deberíamos adaptarnos no sólo con medidas de precaución y planes de emergencia sino, también, adecuando infraestructuras:preparando el cauce de los ríos y ajustando el sistema de pluviales.

Las lluvias puntuales y desmesuradas no se colocan, de hecho, fuera de las previsiones que se han ido estableciendo. Por el momento, la escaleta prevista para esta zona del mundo no es muy diferente de la que estamos viviendo: una escaleta que nos cuenta que, en cómputo general, las precipitaciones serán (están siendo) cada vez menos frecuentes, con tiempos de sequía más prolongados de lo habitual y con momentos de fuertes descargas.

INVIERNO Y PRIMAVERA MUY CÁLIDOS

Así, si tomamos el cálculo estacional de la AEMET durante este año que termina en las estaciones de la provincia, vemos que el invierno y la primavera de 2024 fueron estaciones de carácter muy cálido en la comparativa, sobre todo, en lo que se refiere a las temperaturas mínimas –desbocadas en Jerez–. En los registros de Cádiz, el de 2024 fue un verano con altibajos de temperatura, aunque con mínimas siempre por encima de la media, al contrario que en Jerez; mientras que en Rota el estío recogió máximas por encima de la media; y en Tarifa fue más caluroso de lo establecido pero, como suele ocurrir, con temperaturas más estables.

Respecto a las precipitaciones, aunque el de 2024 fue un invierno seco en toda la provincia, primavera y otoño se despedirían con un carácter húmedo –ayudados por las trombas y aupados por las lluvias caídas en la segunda mitad de los respectivos trimestres–. Una circunstancia que, desde luego, se tradujo en el estado que presentan los embalses. La red gaditana no sólo aguantó el tirón que siempre suponen los meses de verano, sino que, a finales de diciembre, presenta un estado mucho menos preocupante de lo que presentaban hace un año. Así, si a mediados de enero de 2024 los pantanos gaditanos estaban al 15,3% de su capacidad, actualmente el sistema de la Demarcación Hidrográfica del Guadalete-Barbate se encuentra al 28,4, por ciento:trece puntos más que el año pasado. Una cifra que nos hace respirar pero que hemos de poner en perspectiva:en estas mismas fechas, la media de los embalses de la provincia en los últimos 10 años se sitúa en el 45,5%; es decir, aún estamos 17 puntos por debajo de lo que deberíamos estar. Si ampliamos el abanico de tiempo, tanto en la provincia de Cádiz como –en ámbito andaluz– en Granada, Sevilla, Jaén y Málaga el descenso en el nivel de precipitaciones ha sido de más del 25% en sesenta y tres años.

La cercana Doñana veía este año también, por tercera vez, cómo se secaba Santa Olalla, su única laguna permanente. Este 2024, también, el virus del Nilo volvía a protagonizar titulares en la Baja Andalucía: su vector, los mosquitos Culex, prospera en un ambiente como el que estamos teniendo en los últimos años, asociado a temperaturas más altas –con casos registrados en la provincia de Sevilla ya en el mes de marzo–. Cádiz vio estrechar su vigilancia en los municipios de Tarifa, Barbate, Vejer, Benalup-Casas Viejas, Medina y Jerez, donde se detectó la presencia del virus; mientras que desde Diputación se aprobaba la licitación del servicio de detección y tratamiento de mosquitos en la comarca de La Janda. Otro nuevo escenario, en definitiva, al que hacernos: hace unas semanas, se supo que la “invernada” de los mosquitos del Nilo se vigilará también en la provincia gaditana.

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