Londres aplaza el concurso de buques logísticos al que opta Navantia
Astilleros
Las dudas sobre el Brexit y la convocatoria de elecciones llevan al Gobierno británico a suspender la licitación
Sindicatos y euroescépticos presionan para que el contrato, valorado en más de 1.100 millones de euros, sea adjudicado a un astillero británico
Jarro de agua fría para Navantia. El Ministerio de Defensa de Reino Unido ha decidido paralizar la licitación de tres buques logísticos FSS para la Royal Navy al que optaba la empresa naval española. El Gobierno británico anunció este martes la suspensión a los consorcios que habían llegado a la fase final del concurso, según publica el diario británico Financial Times. La decisión se produce en una situación de gran incertidumbre sobre el desenlace final del Brexit y la convocatoria de elecciones generales para el próximo 12 de diciembre.
Fuentes del sector insisten en que se trata de una paralización temporal y confían en que el proceso se reanude el próximo año. Sin embargo, en Reino Unido se interpreta como una victoria para los sindicatos, los astilleros británicos y los políticos euroescépticos, que habían lanzado una campaña de presión bajo el lema #KeepBritainafloat (Mantener Gran Bretraña a flote) para impedir que el concurso, que está valorado en unos 1.150 millones de euros, fuera adjudicado a un consorcio extranjero.
El origen de la polémica estriba en que la Royal Navy defendió desde el primer momento que el concurso fuera adjudicado a un contratista internacional al considerar que su construcción sería menos onerosa que en un astillero británico. Así, el Ejecutivo británico no incluyó a estos buques dentro de la categoría de barcos de guerra al estimar que no están artillados, pese a que su función será aprovisionar a sus portaaviones en alta mar y sí que tienen armamento defensivo. De lo contrario, tendrían que ser fabricados necesariamente en un astillero británico.
El contrato licitado por el Ministerio de Defensa británico comprende la construcción de dos buques de aprovisionamiento con la posibilidad de ampliarlo a un tercero. El objetivo es que el primero de los barcos entre en servicio en 2026.
Con un desplazamiento de 40.000 toneladas y una capacidad de carga máxima de 7.000 metros cúbicos, -el doble que el buque Cantabria construido por Navantia para la Armada-, los futuros barcos logísticos británicos servirán de apoyo para abastecer en alta mar de provisiones y municiones a los portaaviones de la clase Queen Elisabeth. Entre otras especificaciones, deberán alcanzar una velocidad de 18 nudos y ser capaces de transferir cargas individuales de hasta cinco toneladas.
Informe negativo
La suspensión del concurso se ha conocido después de que el Gobierno británico publicara este lunes un informe sobre la situación de su industria naval elaborado por sir John Parker, un empresario de larga trayectoria conocido en Reino Unido por haber presidido varios de los principales astilleros del país, como Harland & Wolff, la factoría que construyó el Titanic, o Babcock, que forma parte del consorcio Team UK, que agrupa a las empresas británicas que optan al concurso.
El informe critica precisamente la decisión del Gobierno de no considerar a estos barcos de aprovisionamiento como parte de su flota de guerra. "Esta política es contraria a la que se sigue en la mayoría de los países desarrollados, donde todos los barcos de defensa se construyen en astilleros locales usando la cadena nacional de suministros", reseña el informe. "Como industrial, no creo que sea el enfoque estratégico apropiado", puntualiza su autor.
Retirada de ofertas
Cinco consorcios se presentaron inicialmente al concurso, de los que sólo uno, Team UK, estaba integrado exclusivamente con empresas británicas. Con el paso de los meses se retiraron de la puja el astillero coreano Daewoo y el italiano Fincantieri, quedando en pie las ofertas de la empresa japonesa Japan Marine United Corporation, Navantia -que concurre de la mano de un socio británico, BMT- y Team UK, formado por Bae Systems, Cammell Laird, Rolls Royce y la ya mencionada Babcock.
Navantia aporta en este concurso su experiencia en la construcción de buques de similares prestaciones (Armada Española y Armada Australiana), mientras que BMT aporta unas capacidades de diseño ya probadas. De esta forma, la propuesta garantiza un mínimo riesgo y la entrega de buques de calidad en el plazo establecido.
La puja por este contrato forma parte de la internacionalización que ha emprendido Navantia para diversificar sus ingresos y que se recoge en su plan estratégico aprobado a finales del pasado año.
La empresa naval española también parte como principal favorita para hacerse con la construcción de veinte fragatas para Estados Unidos. Sin embargo, han surgido dudas sobre el futuro de este contrato después de que el Gobierno de Pedro Sánchez decidiera retirar la fragata Méndez Núñez del grupo de combate del portaaviones Abraham Lincoln para no involucrarse en la escalada de tensión en el Golfo Pérsico.
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