Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Consecuencias del coronavirus en Cádiz
La construcción recupera paulatinamente su actividad tras el frenazo causado por la pandemia de coronavirus. La inmensa mayoría de las obras paralizadas durante los primeros compases del estado de alarma ya están en marcha de nuevo, aunque el ritmo de trabajo y las cifras de empleo aún no han llegado a los niveles previos de la crisis.
Las empresas están enfrascadas en estos momentos en la reprogramación de los plazos de entrega mientras buscan la fórmula para recuperar las horas de trabajo perdidas por la falta de suministros, especialmente de Equipos de Protección Individual, y los ocho días de paralización forzosa a las que les obligó el Gobierno con la implantación del permiso laboral retribuido recuperable entre el 27 de marzo y el 8 de abril.
“Estamos moderadamente tranquilos, ya que el sector no ha salido demasiado mal parado en el corto plazo. Pero hay preocupación en el medio y largo plazo por el impacto de la crisis económica”, señala Jorge Fernández-Portillo, secretario general de la Federación Provincial de Agrupaciones de Empresarios de la Construcción de Cádiz (FAEC). “La conciencia de que la crisis sanitaria está remitiendo ha hecho que los problemas de suministro hayan menguado. Las empresas van recuperando un ritmo productivo más o menos razonable, con la incorporación gradual de trabajadores en Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE)”, agrega.
La patronal destaca que las obras de vivienda de nueva construcción “están en situación de perfecta normalidad, aunque reevaluando los plazos en los que se van a mover por el impacto del Covid”. A diferencia de la gran recesión que estalló en 2008, cuando se desarrollaban y financiaban promociones sin tener garantizada su comercialización, esta crisis ha sorprendido al sector con unos niveles bajos de endeudamiento, y con la garantía de que sólo está construyendo lo que ya se ha vendido.
En 2019 se iniciaron un total de 1.850 viviendas libres en la provincia de Cádiz, un 22% más que en 2018. según los datos oficiales del antiguo Ministerio de Fomento, cifras muy lejanas de los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, cuando ése era el número de pisos que entraban en obra en un solo mes. A modo de ejemplo, entre 2004 y 2008 se empezaron a construir más de 60.000 viviendas libres en Cádiz, mientras que la suma de los últimos cinco años supera a duras penas las 6.000 unidades.
El temor es que la crisis económica en ciernes frene el desarrollo de nuevos proyectos por la contracción de la demanda, justo cuando el sector se encontraba en su mejor momento en una década. “En función de cómo evolucione la economía iremos viendo si aparecen nuevos proyectos con más o menos ritmo”, sostiene el secretario de la patronal provincial de la construcción.
Los datos de compraventa de marzo del Instituto Nacional de Estadística ya apuntan a un frenazo, aunque hay que tener en cuenta que el INE computa las operaciones cuando se inscriben en el Registro de la Propiedad, por lo que tienen cierto decalaje. En Cádiz se vendieron un total de 219 viviendas nuevas, lo que supone el segundo peor registro del último lustro después 2018, año en el que la Semana Santa cayó íntegramente en marzo.
En unas semanas se conocerá el dato de compraventa de vivienda de abril, que será previsiblemente muy negativo al coincidir con el periodo del estado de alarma en el que la actividad económica ha estado hibernada. La esperanza del sector es que la demanda recupere su dinamismo una vez se despejen los nubarrones sobre la economía.
Hay algunos indicios de que la provincia de Cádiz mantiene un gran potencial, como la operación de la división inmobiliaria de Acciona en El Puerto para acometer el desarrollo urbanístico de la parcela del Cangrejo Rojo, ocupada por el antiguo Club Mediterráneo clausurado en 2007. Esta operación salió a la luz hace unos pocos días y supone un revulsivo para el litoral portuense, al contemplar una inversión de más de 60 millones de euros en la construcción de un hotel de cuatro plantas de altura, con unas 300 habitaciones; un segundo bloque de viviendas turísticas, que sumarían otras 200 plazas de alojamiento a las del hotel; y un tercer bloque de viviendas residenciales.
La inversión en obra pública es el otro pilar sobre el que el sector de la construcción quiere sustentar la recuperación. Desde la patronal se ha detectado un incremento de las licitaciones por parte de los ayuntamientos de la provincia desde hace dos semanas, a raíz de que el Gobierno levantara la suspensión de los concursos por la declaración del estado de alarma. “Ya no hay trabas para que los ayuntamientos pongan en marcha obras. Y estamos viendo ya pequeños contratos de mantenimiento, mejoras de acerados. Hay un esfuerzo por parte de las administraciones locales”, apunta Jorge Fernández-Portillo.
La patronal ha contactado con la Junta de Andalucía para pedir celeridad en la tramitación de las Áreas de Rehabilitación Integral de la Inversión Territorial Integrada (ITI). Dotado con un presupuesto de 31 millones de euros, este programa financiará actuaciones en barriadas o zonas vulnerables de los municipios gaditanos de más de 50.000 habitantes (Algeciras, Cádiz, Chiclana, El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera, La Línea de la Concepción, San Fernando y Sanlúcar de Barrameda).
“Hemos pedido que adelanten todas las licitaciones previstas hasta final de año y somos optimistas”, señala el secretario de la organización empresarial. “También nos consta que hay un plan de infraestructuras educativas que quedó pendiente antes de la crisis y que va a generar actividad”, explica.
Los sindicatos coinciden en que el sector muestra signos de recuperación, aunque los niveles de empleo distan de los registrados antes de la pandemia. “Con la desescalada se ha vuelto a los tajos, pero con menos trabajadores que antes”, incide Juan Benítez, secretario general de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO Cádiz.
También señalan el refuerzo de las medidas de seguridad y prevención, aunque siguen denunciando ante la Inspección incumplimientos. “Cuando empezó la pandemia, estábamos alarmados por la falta de medidas frente al Covid. No había mascarillas, ni distanciamiento social ni higienización de los comedores. Ahora estamos visitando obras y se ve que ha mejorado notablemente el suministro de los EPI, aunque hay que tener en cuenta que a veces es imposible cumplir con las medidas de distanciamiento”, apunta Juan Benítez.
Desde UGT se resalta que aunque “costó concienciar al principio a los trabajadores, ahora se está llevando de una forma mucho más rigurosa y ya hay mascarillas, pantallas y gel hidroalcohólico”, según indica el responsable provincial de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA), Antonio Montoro.
El diálogo social ha sido clave para que las empresas de la provincia hayan podido amortiguar el impacto económico de la pandemia. La patronal y los dos sindicatos mayoritarios suscribieron a finales de marzo un acuerdo por el que redujeron la jornada laboral en una hora diaria para reducir el riesgo de contagio en las obras. “De facto conseguimos dos horas de reducción. Con jornada continua, los trabajadores no tenían que almorzar en los tajos”, explica Juan Benítez.
A diferencia del resto de provincias andaluzas, en Cádiz se introdujo en el texto que esta jornada continuada quedaría sin efecto “cuando gubernativamente se permitiera y técnicamente fuera viable”. Así, se desvinculó del fin del estado de alarma y no implicaba la necesidad de firmar un nuevo acuerdo, como sí ha ocurrido en el resto de la comunidad, donde el pasado lunes se anunció un pacto para que alcanzar el 100% de la normalidad el próximo lunes. Esto ha permitido que la reactivación de la construcción esté siendo más rápida en Cádiz.
Esta peculiaridad de la provincia explica la perplejidad con la que se recibió este lunes un comunicado de UGT Cádiz anunciando un acuerdo con los empresarios para la desescalada de la construcción. La nota, que aludía realmente al resto de las provincias, generó un intercambio de llamadas entre patronal, UGTy CCOO ya que desde FAEC se rechazó tajantemente que se hubiera llegado a un pacto unilateral con una de las centrales sindicales.
Precisamente, patronal y sindicatos aún tienen que negociar en Cádiz cómo se recuperarán las horas de trabajo perdidas por la aplicación de la jornada reducida. A ello se suma que en el marco de cada empresa y fuera de la negociación colectiva, se tiene que acordar también el calendario por el que se recuperarán las jornadas no trabajadas entre el 27 de marzo y el Miércoles Santo por la imposición del permiso retribudo recuperable para todas las actividades económicas no esenciales.
Los plazos apremian, ya que entre el 1 de julio y el 31 de agosto entra en vigor la jornada de verano recogida en el convenio. Esto limita a cinco meses, en el mejor de los casos, el periodo disponible para recuperar los días perdidos.
“Entendemos que la construcción es un sector significativo a la hora de fomentar la economía, por lo que hay que hacer uso del artículo 1 del acuerdo que firmamos el 23 de marzo para llegar al 100% de la actividad cuanto antes y no seguir acumulando horas. Y las empresas lo han acogido de buen grado”, señala Antonio Montoro. “Somos una provincia afortunada en el Covid y desafortunada en el paro. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para reactivar la economía porque Cádiz parte en una situación de desventaja”, subraya el secretario general de FICA-UGT Cádiz.
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