Fin de la desescalada: ¿Qué nos espera en la nueva normalidad?

El pasado 28 de abril el Gobierno dio a conocer los detalles de su plan de desescalada tras el confinamiento motivado por la crisis sanitaria del coronavirus. El Ejecutivo desgranó al detalle los pasos a seguir en las siguientes semanas para alcanzar la llamada 'nueva normalidad' en un operativo en tres fases. Este viernes hemos podido saber que Cádiz pasa este lunes a la fase 3 o avanzada, la antesala de esta nueva realidad post Covid-19, que llegará como muy tarde en otras dos semanas.

Mucho se ha hablado desde entonces de lo que se puede hacer y lo que no en cada fase, pero poco se sabe en realidad de esta nueva normalidad hacia la que nos dirigimos. El plan presentado hace ya algo más de un mes es escueto respecto a esta fase final y se limita a anunciar que "terminan las restricciones sociales y económicas, pero se mantiene la vigilancia epidemiológica, la capacidad reforzada del sistema sanitario y la autoprotección de la ciudadanía". En otras palabras, esto quiere decir que la nueva normalidad se parecerá, pero no demasiado, a la vieja normalidad a la que estábamos acostumbrados.

¿Y qué nos espera en esta nueva etapa tras el confinamiento? La citada autoprotección parece una de las claves de esta última y definitiva fase, dando al ciudadano la responsabilidad de velar por su propia seguridad y la de los demás. Y tres son las exigencias que, desde el inicio del confinamiento, se vienen haciendo para evitar la propagación del virus: higiene extrema, distancia social y uso de la mascarilla. Tres factores que seguirán muy presentes en la nueva normalidad.

Una vez finalice el estado de alarma el próximo 21 de junio -algunas comunidades incluso podrían levantarlo antes- el Gobierno dictará un decreto ley con las medidas sanitarias que deberán guardarse para evitar rebrotes en los próximos meses. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, adelantó este viernes que una de ellas será el uso obligatorio de la mascarilla al menos hasta el otoño, hasta que pueda observarse si se producen nuevas olas de la epidemia.

Asegurar la distancia social también parece una prioridad para evitar rebrotes y aunque se apueste por recuperar la economía las restricciones de aforo permanecerán en terrazas, bares y restaurantes, también en centros comerciales e incluso en las playas, como ya se ha anunciado. Los ayuntamientos serán los encargados de fijar los límites de esta nueva normalidad. Como muestra de lo que nos espera, el plan de contingencia del Ayuntamiento de San Fernando prevé el uso obligatorio de mascarillas en los accesos a la playa, cámaras y sombrillas a cuatro metros de distancia, además de limitar el aforo a 30.000 usuarios.

Por otro lado, también se desaconseja la celebración de eventos multitudinarios como ferias, romerías o grandes conciertos y festivales al menos hasta después del verano. Sí podrán celebrarse pequeños conciertos con aforo limitado y asientos asignados, además de espectáculos culturales siempre que cumplan con estos requisitos. Todo evento en el que no pueda asegurarse la distancia social tendrá que esperar.

El fin del estado de alarma supondrá la reapertura de las fronteras y el turismo internacional podrá regresar al país el próximo 1 de julio, extremando las medidas de seguridad pero sin someter a ningún tipo de cuarentena a los visitantes. En Cádiz las reservas turísticas se encuentran ya a pleno rendimiento a la espera de los visitantes, con un refuerzo en labores de limpieza. La desinfección será una parte más de la rutina diaria en todo hotel, restaurante o establecimiento que permanezca abierto al público.

Desinfección, distancia social y uso de la mascarilla. Los pilares de la nueva normalidad que está por llegar.