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Cádiz/La Guardia Civil ha detenido esta tarde en Barbate a los dos presuntos ocupantes de la narcolancha pilotada por Karim El Baqqali que el pasado 9 de febrero acabó con la vida de los agentes David Pérez y Miguel Ángel González en el puerto de la localidad gaditana.
Desde que el pasado 19 de septiembre Karim Gabarde se entregara en la playa de la Hierbabuena, el cerco sobre estos dos tripulantes de la goma, también de nacionalidad marroquí, se había estrechado. El equipo formado por agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz y la Unidad Central Operativa (UCO) ha seguido trabajando en permanente contacto con las autoridades marroquíes para lograr la detención de estos dos narcotraficantes que, aunque no pilotaban la goma, sí que presuntamente iban en ella aquella fatídica noche.
Han sido muchos meses de dura investigación hasta conseguir lo que la Benemérita se había propuesto: llevar ante la justicia a los responsables de la muerte de David y Miguel Ángel.
Al igual que sucedió con Karim, los dos súbditos marroquíes se han entregado acompañados de su abogado, el mismo que también representa a Gabarde, en la misma playa de la Hierbabuena. Los dos declaran este sábado en los juzgados de Barbate.
En este caso, como en el de Karim, la propia presión de los grandes capos del hachís del Estrecho y de la Costa del Sol, junto al concienzudo trabajo de la Guardia Civil, han resultado esenciales para que se produzcan estas detenciones.
Los dos detenidos son Mohamed Laachiri y Yassine El Morabet y a ambos les constan antecedentes por tráfico de drogas. Su abogado, Jesús Casado, que también representa a Karim El Baqqali, ha comentado a este medio que sus clientes están "tranquilos y se han presentado de manera voluntaria porque no tienen nada que ver con la muerte de los dos guardias civiles. Ellos sólo iban como ocupantes en la embarcación y no tuvieron ninguna implicación en lo ocurrido, por lo que sólo se les puede acusar de un delito de contrabando".
Tras entregarse este viernes en Barbate, los dos han sido trasladados a las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, donde, tras ser reseñados, pasarán la noche en los calabozos a espera de que en las próximas horas presten declaración en los Juzgados de Barbate donde se instruye el caso.
El nombre de un marroquí llamado Karim como el presunto responsable de la muerte de los agentes fue puesto sobre la mesa desde el primer momento. Los detenidos se defendían de las acusaciones y el linchamiento mediático con fotos y vídeos que demostraban que ellos se encontraban en otra narcolancha, que la suya tenía dos antenas y que la que arrolló a la embarcación de los guardias solo una. Es más, apuntaban que un tipo bragado y de carácter temperamental fue quien les pasó por encima.
Pero a esas horas Karim ya estaba en Marruecos. Entonces no se le pasó por la cabeza entregarse. Diferentes informaciones le sitúan tranquilamente en Tánger o Dalía, un pueblito por donde se dejó ver durante estos meses sin pudor jugando al parchís o navegando.
Con Kiko El Cabra y el resto de detenidos en prisión Karim se siente a salvo. Pasan tres meses donde ese remordimiento que pone sobre la mesa su defensa no le incita a tomar el camino de España. Pero llega el informe de la UCO y la Policía Judicial de Cádiz y le tuerce el gesto. La presión aumenta. En España, pero también en Marruecos. El equilibrio es precario. Karim es sobrino de Abdellah El Merabet, alias Pus Pus, al que fuentes policiales sitúan a la cabeza de uno de los clanes más importantes del narcotráfico en la Costa del Sol. Entre Fuengirola y Tánger pasa la vida. Es un hombre de negocios. Y la muerte de dos guardias civiles tras ser arrollados por una narcolancha pilotada por un familiar no es buena para el negocio.
Algunos narcos situados en lo más alto de la pirámide alimenticia exigen que se sacrifique al peón para salvar al rey. Diferentes medios, entre ellos El Mundo, aseguran que Abdellah El Haj Sadek El Membri –más conocido como el Messi del hachís–, uno de los 50 criminales más buscados por la Europol y huido de España desde 2019, no ve con buenos ojos que Karim El Baqqali se esconda en Dalía. Nervioso por el posible cerco que policías llegados desde Rabat podrían realizar en el pueblo, uno de los lugares desde donde lleva a cabo sus operaciones, el Messi concerta una reunión con Pus Pus en la que le hace ver la necesidad de convencer a Karim para que se entregue. Para el abogado de El Baqqali estas informaciones “no son más que tonterías”, aunque fuentes cercanas a la investigación corroboran que sin las presiones llevadas a cabo desde Marruecos quizá Karim no habría dado ese paso. “Parece que es su tío quien más insiste en que cuidarán de su familia, de que nada les faltará durante su condena en España. Incluso que están dispuestos a hacerse cargo de la importante indemnización económica para las familias de los fallecidos que la justicia impondrá a Karim. Esto podría ser un atenuante para su condena, como lo es el hecho de que decidiera entregarse, confesar y colaborar con la justicia”, comentan.
El miedo a quedar aislado, sin la protección de su tío, y convertirse en un paria en su propio país, es lo que podría haber pesado en el ánimo de El Baqqali para aceptar su destino más temido. Eso y la posibilidad de ser detenido en Marruecos y tener que cumplir condena en una cárcel de su país ante la falta de un convenio de extradición con España. “Marruecos no extradita a sus ciudadanos a ningún país”, dice otra fuente consultada por este medio, que recuerda un caso ocurrido hace unos años. “Un marroquí mató a un guardia civil embistiéndolo con su vehículo en Granada. Fue detenido en Marruecos y allí cumple condena. Lo que hicieron desde sus juzgados fue pedir toda la documentación a España, pero no se barajó en ningún momento la extradición”, aclara.
Pus Pus, quizá deseoso de evitar una guerra entre clanes del narcotráfico en Marruecos de dudoso desenlace y que probablemente costaría dinero y vidas, habría accedido a mediar para convencer a su sobrino de que se entregara. El País informa que Karim se dejó ver por cafés y teterías de Dalía y Punta Cires y que incluso acudió como invitado a una boda, pero la presión era cada vez mayor tras la puesta en libertad del Cabra y los otros detenidos por los sucesos de Barbate, hasta el punto que, supuestamente, policías de Rabat llegaron a interrogar a su padre, su madre y su suegro.
Algunas fuentes apuntan que a Pus Pus tampoco le interesaba que su sobrino se entregara en Marruecos, por si tenía la tentación de irse de la lengua y destapar algunas de sus operaciones. La mayor confortabilidad de las prisiones españolas en comparación con las marroquíes, unido a la esperanza de que se acepten sus explicaciones sobre lo que sigue defendiendo como un desafortunado accidente con un fatal desenlace hicieron el resto.
El pacto fue sellado entre sus abogados y agentes de la UCO en Madrid. De hecho, la Fiscalía es absolutamente ajena al mismo, por eso insiste en acusarlo de dos cargos de asesinato y cuatro de intento de asesinato, y no de homicidio imprudente, como pide su defensa. Esa promesa fue clave para que Karim accediera a embarcarse nuevamente hacia Cádiz, al igual que ahora lo han hecho dos de las tres personas que lo acompañeron en la narcolancha aquella noche del 9 de febrero.
Karim El Baqqali está actualmente en prisión preventiva en la cárcel de Botafuegos, después de ser trasladado desde Puerto II. Se le imputan dos presuntos delitos de asesinato, cuatro delitos de asesinato en grado de tentativa, seis delitos de atentado, un delito de contrabando y un delito pertenencia a organización criminal.
Habrá que esperar a conocer en las próximas horas si la Fiscalía de Cádiz acusa a los dos detenidos este viernes de los mismos delitos que al piloto de la narcolancha o simplemente les imputa un delito de contrabando.
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