"Le dije: lo que tú comas y la religión que profeses a mí no me importa nada"
El profesor denunciado por la familia de un alumno musulmán niega que le dijese que se fuese a su país y que le llamase inútil · "Me pidió de forma correcta que por favor no hablara de jamones"
José Reyes Fernández es el profesor del instituto Menéndez Tolosa de La Línea que ha sido denunciado por la madre de un alumno musulmán porque considera que trató a su hijo de manera xenófoba cuando el docente mencionó el jamón para ilustrar una clase y el menor le pidió que no hablase del jamón porque se sentía ofendido. El profesor desmintió ayer todas las acusaciones vertidas contra él, que han sido plasmadas en un denuncia interpuesta en la comisaría linense.
"La denuncia es tan ridícula, insostenible y grotesca que, para poder sustentarla, esta señora ha tenido que echar mano de la difamación, la mentira y la calumnia. Y ahí entra ya en confrontación con mi honor, mi imagen y mi ética profesional", aseguró en un escrito enviado a esta redacción.
Este profesor aseguró que ni ha hablado del jamón ni ha realizado en sus clases "apología del jamón o del cerdo". Según indicó, estaba tratando las zonas climáticas: "Expliqué a mis alumnos los diversos climas que se dan en la tierra. Cuando llegamos a los climas fríos, expliqué que había dos zonas climáticas frías, la los polos y la de las altas montañas. Y aquí fue donde yo cometí el gran pecado que me está costando tantas pesadillas. Al hablar del clima de montaña, en vez de recurrir al Himalaya busqué un ejemplo más cercano y hablé de Trevélez, donde he estado, la ciudad más alta de España, les dije. Expliqué su clima frío y seco y se me ocurrió decir que, gracias a ello, en Trevélez se curan muy buenos jamones, y que tienen una cierta fama. Punto".
Fue entonces cuando aseguró que uno de sus alumnos levantó la mano y "de forma muy correcta" le pidió que por favor, no hablara de jamones, que era musulmán y que no podía oír hablar de eso. "Yo me quedé perplejo. Entonces le dije, literalmente: Mira, muchacho, en primer lugar, tú no eres quién para decirme a mí de lo que puedo o no puedo hablar en clase. En segundo lugar, lo que tú comas, o coma este otro, a mí no me importa nada. En tercer lugar, la religión que tú profeses, profese éste o aquel otro, todavía me importa menos. En cuarto lugar, aquí sois 30 alumnos, y tú te debes adecuar a los 29 restantes y no los 29 restantes a ti. Y en quinto lugar, si no estás de acuerdo con las enseñanzas y conocimientos que se imparten en este centro siempre tienes la posibilidad de elegir y marcharte a otro centro".
En este punto, José Reyes insistió en que le dijo que se podía ir a otro centro "no a otro país, como ha dicho su madre. Jamás he dicho a nadie en mi vida que se vaya a otro país, si no es de turismo, entre otras cosas porque creo poco en los países y menos en los nacionalismos".
Dos días después, afirmó que se enteró por la Jefatura de Estudios de que una tía del chico había ido a dar quejarse por la mención del jamón. "En la clase siguiente, y siguiendo con mi norma de revisar una vez a la semana los cuadernos y ejercicios de todos los alumnos, cuando le tocó el turno a él no tenía ni cuaderno ni ejercicios, como es su costumbre en mi asignatura y en todas las demás. Entonces fue cuando le dije, en un tono amable y nada ofensivo: Lástima que tus familiares hayan venido a quejarse por lo del jamón y no se preocupen de si tú trabajas o no".
También precisó que en tres meses de curso no conoce a los padres de este alumno "a pesar de las reiteradas notas que les he enviado advirtiéndoles de que no trabajaba, no hacía los ejercicios de casa y no tenía cuaderno de mi asignatura".
Unos días después de lo ocurrido, confesó que se encontró "con la desagradable sorpresa de que un agente de la policía judicial vino a tomarme declaración al centro por la interposición de una denuncia contra mí por maltrato psicológico, dentro de un contexto de xenofobia y racismo".
José Reyes negó por tanto que hablara en clase de lo bueno que está el jamón y de cómo se corta: "Sólo puse un ejemplo dentro de un contexto que me parecía adecuado; al igual que, si al hablar de Toledo, se me hubiera ocurrido decir que sus mazapanes tienen fama y un alumno me hubiese advertido de que no hablase de eso porque él es diabético. Tampoco es cierto que explicara cómo se corta un jamón, porque tengo la costumbre de hablar en clase sólo de lo que conozco y si me dieran un jamón y un cuchillo, probablemente lo destrozaría".
También desmintió tajantemente que llamara inútil al chico: "Además de absolutamente falso, constituye una difamación, y hay una clase entera de chicos que lo pueden testificar. Nunca en 27 años de docencia he ofendido a ningún alumno ni a ningún miembro de la comunidad educativa. Siempre he respetado a todos".
José Reyes reconoce que en toda esta historia hay una víctima "y no soy yo, a pesar de que estoy padeciendo ataques de ansiedad y arritmias. La víctima es el pobre chico, que además de sufrir abandono de sus padres en cuanto a su trayectoria académica se refiere, está siendo objeto de una educación intolerante y fanatizadora", señaló.
También aseguró que en este país "cabemos todos, siempre desde la tolerancia y el respeto a las diferencias. Pero los dogmáticos, los intolerantes y los intransigentes no caben aquí y en ninguna parte".
Por último, el profesor aseguró que cuando toda esta historia termine, se reserva el derecho de interponer una querella contra la madre de este alumno.
La madre del menor aseguró que el profesor le dijo a su hijo que se fuera a su país si no le gustaba el jamón y que lo llamó inútil.
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