Primeras caras para un primer Parlamento
Elecciones Andalucía| Hemeroteca
Hace 36 años se celebraron los comicios que abrieron la puerta a la autonomía y en los que el PSOE ganó con 66 escaños
Cádiz/El 23 de mayo de 1982 se celebraron las primeras elecciones al Parlamento de Andalucía. Aquella legislatura inicial vino marcada por su primer presidente, Rafael Escuredo, que arrasó en las urnas hace 36 años. Se hizo con 66 diputados de los 109 que componía la Cámara. El PSOE tenía como oposición a los 17 diputados de Alianza Popular, los 15 de la UCD, ocho del Partido Comunista (PCA) y tres del PSA.
Lo más destacable de aquellas elecciones autonómicas en la provincia gaditana fue, en primer lugar, el abrumador triunfo de los socialistas, seguido del importante incremento alcanzado por Alianza Popular. También fue resaltable el hundimiento de los comunistas. El descenso de la UCD fue llamativo y el del PSA resultó espectacular. Todo ello en relación con las últimas elecciones municipales que se habían celebrado anteriormente, en el año 1979. En Cádiz el PSOE obtuvo el 53,95% y AP obtuvo el 15,09%.
Los nuevos parlamentarios de la provincia de Cádiz fueron: Rafael Román, Alfonso Perales, Carlos Díaz, Gervasio Hernández Palomeque, Jaime Pérez Llorca, Rafael Palomino Kaiser, Jesús Ruiz Fernández, Fernando Tejedor y Serafín Núñez por el Partido Socialista; José Ramón del Río y Miguel Arias por Alianza Popular; Constantino Álvarez de Alvarado y Miguel Monge por UCD; Pedro Pacheco por el Partido Socialista de Andalucía y Manuel Gómez de la Torre por el Partido Comunista de Andalucía.
En la provincia, el PSOE triplicó sus votos en los cinco municipios con alcalde comunista. AP pasó de 5.297 sufragios en las municipales a 58.923. Y UCD vio reducidos a casi 44.000, los 106.000 conseguidos en las anteriores elecciones.
La abstención en Cádiz capital fue del 43,91%, y en el total de la provincia fue del 39,13%. Trebujena, donde el triunfo total fue para el PCA, fue la población gaditana que más votó: un 81,40% de participación.
Respecto a las reacciones de los políticos tras aquellas elecciones, el consejero andaluz de Cultura y senador gaditano en 1982, Rafael Román, declaraba al Diario su enorme satisfacción y destacaba el “fuerte castigo que el pueblo andaluz le ha infringido al PSA, por su falta de coherencia y sus continuos bandazos”.
Por su parte, José Ramón del Río, primero en la lista de AP, no mostraba especial satisfacción por los resultados que se iban conociendo, y añadía que “siempre he procurado hacer bien las cosas y trabajar a conciencia en ellas”. Comentó Del Río que, aunque creyó siempre que AP iba hacia arriba, nunca pensó en el desmoronamiento de UCD y PSA. “Es un triunfo de la clarificación, por que el invento, que fue bueno para la transición, ya se ha superado”, añadió.
Los empresarios, hostiles con el PSOE
La campaña electoral estuvo marcada por la agresividad de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) hacia los socialistas. El empresariado andaluz publicó varios anuncios en los que acusaba al PSOE de tener un programa oculto y de querer gobernar con los comunistas. La hostilidad empresarial llegó a tal punto de identificar el logotipo socialista del puño y la rosa con una manzana podrida de la que salía un gusano.
En otro cartel publicitario de la Confederación de Empresarios de Andalucía aparecía las imágenes de Felipe González y Alfonso Guerra y se preguntaba “¿A quién hay que creer?. Hay un PSOE aparentemente moderado y otro feroz y desafiante. Uno de guante blanco y otro de grito y alboroto. El de guante blanco dice que no habrá nacionalizaciones; promete que no gobernará con los comunistas, asegura que es el progreso y la libertad. El de grito y alboroto dice, por el contrario, que el PSOE es el socialismo de verdad. ¿A qué socialismo vota el que vota socialista? ¿Al de don Felipe González o al del señor Guerra? Como no se sabe a quien hay que creer, deja que les voten, sólo, los suyos. A ti, que nadie te equivoque. Piénsatelo. Y mide bien las consecuencias de tu voto. Para ti y para los tuyos”.
Como señaló en el Diario Ramón Ramos, comunistas y socialistas denunciaron en el juzgado a la CEA por utilización de sus símbolos y hasta el propio Calvo-Sotelo llegó a declarar que la campaña empresarial rebasó en algún momento “los límites de la prudencia”.
La Junta Electoral paralizó la difusión del mensaje. Pero la CEA, con Ferrer Salat y José María Cuevas en presencia continua en Andalucía, recurrieron por vía judicial y se asistió así a la paradoja de que mientras la Audiencia Territorial de Sevilla estimaba el recurso de los empresarios, la de Granada lo desestimaba. Huelva, Cádiz y Córdoba, además de los sevillanos, podrían recibir el mensaje, pero no así los granadinos ni en Almería, Jaén y Málaga.
Hernández Mancha “no sabe leer ni escribir”
Como anécdota de aquella jornada electoral, cuando acudió a votar en su colegio electoral de Córdoba, el número uno de la lista de Alianza Popular, el abogado del Estado Antonio Hernández Mancha, se encontró con una novedad: según el censo, no sabe leer ni escribir. Salvo esta anomalía burocrática, todos los demás datos estaban en regla, por lo que pudo depositar su voto sin ningún inconveniente.
Carlos Díaz, el alcalde de Cádiz y candidato socialista, fue a votar con su esposa, Irina, y al preguntarle a ésta qué partido había votado, su esposo dijo rápidamente: “Para lo del voto soy machista”.
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