Los pantanos de Cádiz sólo tienen agua para siete meses si no llueve
El cálculo corresponde al Sistema Guadalete-Barbate, que cubre la mayor parte de la provincia
Zahara, Bornos, Barbate y Celemín se encuentran ya por debajo del 10%
El otoño será más calido y lluvioso de lo normal, según la AEMET
Los 269 hm3 con los que cuentan actualmente las reservas del Sistema Guadalete-Barbate –el que abarca la mayor parte de los pantanos de la provincia– nos dejan con una previsión de agua para poco más de siete meses de abastecimiento, según la demanda calculada.
Así, las proyecciones que aportan los planes hidrológicos realizados desde la Consejería de Medio Ambiente para la zona de influencia estiman unas necesidades totales de 425 hectómetros cúbicos al año –con la demanda urbana (117,3) y la agraria (287,8) copando la mayor parte del suministro–. A un 16,3 por ciento de su capacidad, los embalses del sistema presentaban esta semana un descenso de siete puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2022, cuando se situaban en 393 hm3.
Por caudal, el Guadalete presenta una demanda anual de 346,9 hm3 (115 para necesidades urbanas; 211,9, para el campo; 12 para energía y 7,8, para cuestiones recreativas); mientras que el de Barbate tiene un demanda de 78,8 hm3 al año (2,1 para ámbito urbano; 75,8, para el agrario y 0,7 para lo recreativo).
La proyección de siete meses de abastecimiento es siempre según las reservas actuales: es decir, no tiene en cuenta las posibles lluvias que puedan darse este otoño, ni tampoco las medidas que pudieran llevarse a cabo para promover un mayor ahorro de agua. No obstante, según las previsiones que adelantaba la AEMET, la estación tienen entre un 60 y un 70 por ciento de posibilidades de vivir temperaturas por encima de promedio –negativo a efectos de insolación en las masas de agua– pero, también, de un 50 a un 60 por ciento de probabilidades de ser un periodo más húmedo de lo normal, especialmente en la vertiente atlántica.
Desde Ecologistas en Acción, Juan Clavero apunta que probablemente veamos fuertes restricciones a la agricultura y, “si sigue sin llover, en las ciudades empecemos a ver también recortes”.
En la Zona Gaditana de Abastecimiento– “que en teoría cubre desde Jédula hasta Conil, pero a la que han enchufado también a Barbate, Vejer y hasta Tarifa, y así nos va”– se necesitaban para consumo humano unos 72-74 hm3. Esto marca unos veinte hectómetros menos de lo que chupaban los núcleos de población en la sequía de los años 90, antes de la ampliación del embalse de Guadalcacín. Es decir, que desde entonces hemos reducido bastante nuestro consumo, vía obras de mejora en el sistema y concienciación ciudadana:“El problema es el de siempre –indica Clavero–, se calculan los consumos cuando hay años buenos y cuando llega la seguía no hay agua”.
En los últimos diez años, la media de volumen en los embalses gaditanos ha sido de 946,8 hm3. Ahora mismo, en el conjunto total de la reserva (incluyendo a los embalses de la zona oriental, pertenecientes al sistema de la cuenca mediterránea) estamos en 318,8 hm3. Todos los embalses, excepto el de Arcos, presentan mínimos respecto a la última década, con marcas que llaman la atención, como el caso del embalse de Zahara-El Gastor, que cuenta actualmente con 10.1 hm3 de agua acumulada frente a una de 136,3 hm3 en los últimos diez años; o el de Bornos, con sus actuales 15,1 hm3 frente a los 76,3 de media.
Pantanos como el de Celemín (con sus actuales 4,5 hectómetros de recurso en comparación con 18,8 hm3 del acumulado histórico) o el de Barbate (22 hm3 de esta semana frente a 99,5 hm3) también tienen descensos notables, pero es que incluso el de Guadalcacín registra una buena mordida, con 152,9 hectómetros cúbicos frente a los 433,1 del histórico –el embalse de Arcos, que se encuentra al 90% de su capacidad, suele ser el que mejor se mantiene al tratarse de un pantano de regulación, usado para descargar en función de la demanda–.
En total, los embalses gaditanos se encuentran al 17,3%, lo que supone que ha perdido casi ocho puntos y medio menos con respecto a la misma fecha del pasado año, cuando presentaban un 25,2% de su capacidad y 139 hm3 más de agua.
El entonces y el ahora: la sequía del 95
La última gran sequía, la de la los noventa, se coló en los hogares de la Zona Gaditana de abastecimiento a principios del año 92, cuando se establecieron cortes nocturnos de suministro y el riego se redujo a la mitad. No fue suficiente para que un año más tarde, las reservas de Los Hurones y Guadalcacín, los embalses que abastecían la zona, se situasen en 96 hm3. El horario de restricciones aumentó en dos horas más y se prohibió por completo el riego en superficie. De los 73 hm3 que tenían las reserva en octubre del 94, apenas 50 eran útiles, una cantidad que descendió aún más a inicios del 95. La situación se vería finalmente aliviada por las lluvias de ese otoño. Además, la ampliación de Guadalcacín –que pasó de tener una capacidad de 76 hm3, a los 800 actuales– se terminaría en el 95. La presa de Zahara-El Gastor se reestructuró en 1993 y la de Barbate finalizó en el 95. A ello se unieron medidas como las obras en las redes de distribución de la Bahía o el paso a riego por goteo.
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