Emprendedores ‘indie’ del parqué

Inversión

Las pymes tecnológicas andaluzas recelan de los mercados de valores y sólo media decena cotiza el índice Growth l Las que lo hacen valoran la financiación, el prestigio y la transparencia

Rafael Contreras en 2016 con la campana que simbolizaba la salida a Bolsa de Carbures
Rafael Contreras en 2016 con la campana que simbolizaba la salida a Bolsa de Carbures
Pedro Ingelmo

09 de marzo 2025 - 07:00

EL BME Growth, antiguo MAB (Mercado Alternativo Bursátil), es el hermano pequeño del mercado continuo creado para la cotización de pymes en expansión, buena parte de ellas tecnológicas. Sería como un índice Nasdaq en miniatura que trata de acabar con la reticencia al parqué de los emprendedores acercándoles al modelo anglosajón. El Nasdaq fue la solución que se dio a principios de siglo a las empresas norteamericanas de alta tecnología en electrónica, informática, telecomunicaciones y biotecnología de tener su propio mercado de valores regulados. Fue un grandísimo éxito, pero entre los emprendedores andaluces la iniciativa no prende. Si eliminamos las ‘socimis’, que son las sociedades anónimas cotizadas dedicadas a la inversión inmobiliaria (es decir, invertir en ladrillo), la presencia de las empresas andaluzas en el Growth es prácticamente testimonial. Apenas llegan a la media decena.

Hasta hace unos meses una de ellas era la sevillana Tier1, dedicada a la transformación digital de las empresas. Su presidente del consejo de administración, Eduardo Fuentesal, advertía hace un año en una jornadas organizadas por la Confederación de Empresarios de Andalucía y la propia BME Growth que “el camino no es fácil. Afecta a la gestión del negocio produciéndose pérdida de agilidad porque exige mayor burocracia, más normas que cumplir y mucha información que transmitir. También implica mayores costes y exige dedicación para captar y fidelizar a los inversores. Pese a todo, volveríamos a hacerlo. A Tier1 le ha supuesto posicionarse en el sector y ser visible internacionalmente”. Esa visibilidad internacional hizo que el pasado mes de noviembre la italiana Retex pusiera 30 millones de euros sobre la mesa en una OPA por la que se quedaba con el 71% de la compañía. Y el 80% de los accionistas dijeron que sí a tan buen negocio.

Peces cebra

La empresa andaluza más veterana en el mercado alternativo es la jerezana Biotechnology Assets, antes Bionaturis, que se mueve en distintos campos de la investigación en salud. Su principal línea de negocio es la comprobación de compuestos para nuevos productos o medicamentos. Lo hacen a través del pez cebra. No es asunto menor. El 85% de genes que provocan enfermedades en los humanos están conservados en el pez cebra. Los clientes quieren que Biotechnologý Assets les asegure que algún compuesto sus nuevos lanzamientos no afectarán a la salud de sus consumidores, con especial preocupación para posibles efectos en embriones y ahora también se trabaja en la relación con las hormonas. Estas investigaciones, además, son útiles para buscar remedios contra las enfermedades raras.

Bionaturis nació en 2011 como una spin-off en la Universidad de Cádiz, saltó a la Bolsa y su creador fue Víctor Infante, un estudiante de química que pasó del laboratorio al parqué con una idea que resultó de inmediato atractiva para el mercado. Infante es una rara avis en el panorama empresarial andaluz. No tiene formación académica empresarial, sino técnica. Frente a lo que se conoce como ‘ingeniero aplicado’, es decir, aquel que pone su conocimiento a disposición de terceros, él sería un ‘ingeniero tecnológico, aquel que decide desarrollar por sí mismo su conocimiento en el mundo de la empresa.

Para Infante, que reconoce las dificultades burocráticas de los inicios, la presencia en Bolsa le ha dado más de lo que ha restado “porque hay un momento en que las estructuras de financiación tradicionales se te quedan pequeñas y el ser una firma cotizada te facilita las cosas. Cuando los bancos se secaron nos podíamos haber quedado en la estacada si no hubiera sido por poder acceder a una financiación alternativa, a veces, como yo le llamo, financiación casi de ciencia ficción”.

Lo que empezó siendo una idea puesta en marcha con “un trabajador y medio” cuenta ahora con 30 trabajadores, un apoyo sólido de un máximo accionista, que es el fondo de inversión americano Black Toro, y muchos pequeños accionistas. “Esto hace que tengamos un valor estable y no se produzcan grandes turbulencias de subidas y bajadas”. La reputación que ofrece la cotización también les ha permitido acceder a una clientela internacional de grandes multinacionales porque, “quieras que no, que tu nombre aparezca ahí en Bloomberg da unas garantías de transparencia”. Para el futuro, Infante descarta saltar del mercado alternativo al continuo, a la ‘Bolsa grande’, pero no a plazas europeas o mercados bursátiles americanos “si llega un inversor potente y así lo pide porque le da más visibilidad en su país”.

Family, friends & fools

Casi al mismo tiempo que Bionaturis se produjo la entrada en Bolsa de otra empresa gaditana, Carbures, otra spin-off nacida en la UCA, que se dedicaba a la aplicación de la fibra de carbono a la industria aeronáutica. Su creador era un estudiante de empresariales, hijo de funcionarios, que estaba dispuesto a romper con la tradicional forma de hacer las cosas de la pequeña empresa andaluza. Su nombre es Rafael Contreras.

Contreras asesoró a Infante para su salida a Bolsa y sólo dos meses después salió él. “La gente me decía que qué había fumado, pero a mí ese paso, por lo que había estudiado del modelo anglosajón, me parecía de lo más normal. Primero te financias por las fórmula típica de family, friends and fools (familia, amigos y tontos) y, si ves que la cosa funciona, das o bien el salto a buscarte un fondo de inversión o acudes al mercado de valores. Este proceso en Andalucía no sucede”. Contreras observa que las empresas familiares son renuentes a exponerse en el mercado de valores porque “no quieren salir de su zona de confort ni dar cuentas a terceros y prefieren invertir con endeudamiento que con financiación externa”. En cuanto a las pymes, que no dejan de ser el 99% de nuestro tejido empresarial, considera que es un “asunto formativo, no existe esa cultura. Para crecer hay que estar preparado y parece que a nuestros empresarios les da vértigo. Estoy bien como estoy, para qué voy a crecer, parecen pensar”.

Sin embargo, Contreras podía entender a los que decían que a dónde va éste, si era un simple estudiante de una universidad pequeña, que no venía ni de Stanford ni de Harvard, y todo lo que tenía era un contratito con Airbus, una facturación de 36.000 euros y cuatro trabajadores. “Pues tenía un plan que se cumplió. Con el tiempo facturaba cien millones en diecisiete países y contaba con 1.300 trabajadores”, afirma.

La compañía llegó a tener un pico de valor de 800 millones y a mí se me atribuían 200 millones. Pero ni Carbures valía 800 millones, ni yo tenía 200 millones"

Con Carbures vivió el funcionamiento de dos universos paralelos. Por un lado estaba el mundo real, en el que Carbures fabricaba, crecía, obtenía nuevos clientes y, por otro, el mundo de las finanzas. “Los dos primeros años el movimiento de Carbures en el mercado de valores fue plano. Ni subía ni bajaba. Y llegó la eclosión del mercado alternativo. A la gente le dio por invertir en el mercado tecnológico. Ten en cuenta que esos family, friends and fools que habían metido en el principio 8.000 euros se encontraron de repente con que el valor se había disparado a 1.800.000 euros. Eso es lo que llegaron a valer las primeras participaciones. La compañía llegó a tener un pico de valor de 800 millones y mi fortuna se estimaba en 200 millones. Pero ni Carbures valía 800 millones ni yo tenía 200 millones”.

Imprevistos

Contreras presentó al BBVA un plan ejecutivo en 14 pasos que el banco se ofreció a financiar con 150 millones porque entonces Carbures era sinónimo de éxito. Pero en el paso 9 -corría mediado el año 2014- ocurrió el cataclismo. El cataclismo se llamaba Gowex. Gowex llegó a estar valorada en el mercado alternativo en 1.200 millones de euros y resultó ser un gigantesco timo que dejó en la estacada a 5.000 inversores. Jenaro García, el mallorquín que había fundado Gowex en 1999 con 31 años, se jactaba de haber creado de la nada una gran empresa tecnológica dedicada a la instalación por toda la geografía de puntos wifi. Pero lo que había hecho era falsear todas las cuentas y también los puntos wifi y con ello cargarse buena parte del prestigio que se había ganado el MAB. La cosa acabó con Jenario García y sus auditores en los tribunales.

Los inversores huyeron del mercado alternativo. Afectó a todas las empresas que cotizaban en él, pero a Carbures más porque era el elefante blanco. ¡Valía 800 millones! En una sola semana perdió el 40% de su valor y el banco cerró el grifo. Hacía falta financiación para los siguientes cinco pasos. Es cuando entran los fondos de inversión, los tiburones financieros, se pasa del mercado alternativo al continuo y todo se complica mucho más.

Hoy Carbures ya no se llama Carbures, sino Airtificial, y dos profesionales del parqué, el experto en comunicación Lalo Azcona y el propietario de la mayor funeraria de Madrid, Leonardo Sánchez-Heredero, pugnan por hacerse con el control de una compañía que ya no es gaditana. Su gestión se ha deslocalizado y, aunque el valor de la acción sigue por encima del nominal, no ha sido ajena al descalabro general tras los anuncios de Donald Trump de atizar con duros aranceles. Y Airtificial tiene mercado norteamericano. Mala cosa. Pero Contreras, en cualquier caso, hace tiempo que no tiene nada que ver con su criatura.

Medir el éxito

Mirando hacia atrás, Contreras sigue pensando que la apuesta de Carbures fue valiente y marcó un camino que a día de hoy han transitado muy pocos emprendedores andaluces: “El mercado real es una tendencia y es esa tendencia la que marca si has tenido éxito con tu proyecto de empresa. Uno se puede hacer la pregunta de si ha sido feliz en esta vida, examina la panorámica y se dice, sí, he sido feliz. También es cierto que ha habido picos de euforia y picos de depresión. Forman parte de la vida. Esos picos son el mercado de valores. Pues desde que surge la idea de Carbures hasta que la dejé puedo decir que sí, que fue un proyecto empresarial exitoso que no hubiera sido posible hacerlo de la manera tradicional”.

Para Víctor Infante, los mercados financieros son los grandes desconocidos de las empresas andaluzas y cree que hace tiempo que el efecto Gowex se superó. “Hace ya más de diez años de aquello. Para que las cosas sean distintas hay que hacer cosas diferentes y para financiar cosas diferentes necesitas financiación compleja, o llámala diferente”.

Jesús González Nieto, director del BME Growth, realiza tareas de captación en Andalucía y ya hay cuatro empresas que están en la sala de espera para entrar: Cansol Energy Solutions, una empresa que desde Granada apuesta por la descarbonización; Dantia Tecnología, que desde Jerez trabaja la Inteligencia Artificial; Iboarding, que desde Málaga aplica soluciones innovadoras a los aeropuertos; y Macco, especializada desde Sevilla en robots. Ideas nuevas para un nuevo tiempo.

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