"Se nos encoge el corazón, es cambiar de casa"

El comandante y un integrante de la dotación de varios años cuentan vivencias y sensaciones

A.r. /Cádiz

03 de diciembre 2012 - 05:01

"No solo a mí, a todos los hombres y mujeres que formamos parte de este buque se nos encoge el corazón". Es lo que explica el comandante actual y posiblemente último del Príncipe de Asturias, capitán de navío Alfredo Rodríguez Fariñas, cuando se le pregunta por las sensaciones en la dotación del barco durante esta última etapa. "Ten en cuenta que hay gente que puede llevar 19 años aquí, es como si tienes una casa y la venden", cuenta. En él han participado en Irak, en el Adriático...

Estos meses el trabajo en el portaaviones se ha basado en el adiestramiento. "Los pilotos tienen que seguir haciendo sus tomas al mes por ejemplo". Su comandante destaca sus capacidades. "Es una plataforma alternativa al Juan Carlos I, cada uno tiene sus capacidades. Nos supera en algunas cosas, como en albergar infantería o lo anfibio".

Para José Luis Vázquez Zanza el Príncipe ha sido su destino durante 7 años. Jefe del comedor de suboficiales y encargado de la prevención de riesgos laborales o del sistema de alumbrado de energía del barco, quizás el Príncipe sea su último trabajo en la mar. "Estos años han sido un premio para mí, un buen final, con sus cosas buenas y cosas malas", comenta mientras habla sobre sus vivencias en el barco. "Recuerdo una navegación por el Mediterráneo en 2007, donde pisamos muchos puertos o el Día Marítimo Europeo que celebramos en La Coruña. Tengo congoja, es una máquina que funciona", dice apenado este asturiano, mientras cuenta su labor de estas semanas: "Estamos aquí y hacemos nuestro trabajo. Queremos seguir siendo parte importante hasta que nos digan hasta aquí hemos llegado".

Y recuerda anécdotas, como cuando se grabó en la cubierta un programa de televisión. "Todos contra el chef' se llamaba y yo formaba parte del jurado". El Cádiz C.F. también pasó por allí.

Aunque del norte, está afincado en la Bahía como la mayoría de la dotación del barco. Aquí se han criado sus hijos y espera pedir un puesto por aquí. "Creo que solo unos 20 o 30 no están viviendo por esta tierra", dice el comandante.

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