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En el escenario principal de Gruflex

Defensa

El campo del Retín se convierte de nuevo en el centro de un desembarco de la Armada, que realiza en Barbate su ejercicio más importante del año. Participan unos 3.000 militares.

Alicia Ruiz Barbate

24 de noviembre 2016 - 02:07

No por ser una imagen habitual deja de ser llamativa. A las once de la noche del martes, empezaban a llegar al Retín los primeros helicópteros, 24 horas antes se habían insertado las unidades de reconocimiento, y a las cinco de la mañana se dirigían a tierra en las lanchas de desembarco y vehículos de asalto anfibio la Infantería de Marina. Eran cerca de mil infantes los que, a las diez y cuarto de la mañana de ayer, coincidiendo con la marea alta, terminaban de tomar el campo barbateño. Una vez más, este lugar se convertía en el escenario principal del adiestramiento de la Flota. Esta vez, las maniobras más importantes del año para la Armada por el número de efectivos implicados y su complejidad, llamadas Gruflex-61. Cualquiera que pasara por la carretera que va de Barbate a Zahara de los Atunes podía hacerse una idea del intenso movimiento durante la jornada.

"Es un escenario muy complejo, pero está basado en la diferentes situaciones que se han dado en la última década, tomadas del mundo real", explicaba el capitán Fernando Herraiz, del Tercio de Armada en el centro de mando que el Tercer Batallón Mecanizado de la Brigada de Infantería de Marina tenía montado en tierra con sus vehículos Piraña. Acababan de actuar ante un artefacto explosivo improvisado, sólo una de las múltiples incidencias que se les van a plantear hasta el viernes. En la situación ficticia de Gruflex-61 unos terroristas han tomado una serie de instalaciones, por lo que, tras una resolución de la ONU, se decide realizar un desembarco anfibio a gran escala. Una vez desplegados, a las unidades se les va proponiendo una serie de problemas "que obliga a los mandos a tomar decisiones y aplicar las técnicas, tácticas y procedimientos en vigor". Por ejemplo, este artefacto, embarcaciones amenazantes en la playa, pequeños grupos atacando, ayuda a población civil,...

Algunas horas antes, los buques anfibios Juan Carlos I y Galicia se 'vaciaban' aprovechando las seis horas en las que llena la marea. Desde sus diques, salía la Infantería Marina en lanchas de desembarco LCM y tractores anfibios AV. Sobre las nueve y media presenciábamos la partida de los últimos hombres y mujeres y toda la logística necesaria para establecerse en tierra. También numerosos vuelos. Sólo el Juan Carlos I contabilizaba 153 tomas de vuelo en estas maniobras, contaban desde la torre del control del buque.

Desde la carretera al Retín se observaba la presencia de varios buques en la zona. Además del Juan Carlos I y el Galicia, las fragatas Blas de Lezo, Numancia y Victoria . Días antes los cazaminas habían intervenido. Por la zona sobrevolaban los aviones y helicópteros de las distintas escuadrillas. "Son las maniobras que más gente ha movido este año", comentaban desde el Grupo de Acción Naval 2.

Este grupo, núcleo por el que se constituye la capacidad específica de proyectar el poder naval de la Armada en tierra, aseguraba que con este ejercicio se llega al "culmen del adiestramiento", ya que se realiza en el escenario "más demandante y complicado". No sólo participa la Armada, sino que es conjunto y combinado con los ejércitos de Tierra y Aire, y con unidades de la marina portuguesa. En total, más de 3.000 personas implicadas que han pasado por Almería, Baleares y ahora Cádiz hasta el viernes, día en el que concluirá el ejercicio.

El almirante de acción naval, vicealmirante Manuel Garat Caramé, dirige este Gruflex-61 donde la Flota ejecuta una operación de respuesta ante una crisis hoy ficticia, pero quizás mañana real.

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