Ponerle el cascabel al gato (violeta)
política de barra | café feminista
La andaluza es la primera cita electoral tras las grandes convocatorias feministas de 2018
Varios colectivos implicados en la cuestión de género charlan sobre sus posturas
Cádiz/Entre otras cosas, 2018 pasará a la historia como el año feminista. El movimiento se vio respaldado por manifestaciones multitudinarias:las convocadas por la huelga del 8M sorprendieron incluso a sus organizadores. Entre ellos, en Cádiz, estaban nombres como Ana, Carmela,Araceli, Pepa, Luismi y Zoe, que pertenecen a colectivos como Abrir Brecha, Ni una menosNi una menos o Café Feminista. Café FeministaPara hablar de feminismo y dar forma al 8Mgaditano, se reunían (y reúnen) en el café Distopía. Hoy, la convocatoria es en la cafetería del Aulario La Bomba.
8M. Millones de mujeres desfilando por las calles y calificándose como feministas. El gato que llevarse al agua era bien gordo. Y violeta. Hasta Albert Rivera dio a entender que estaría encantado de liderar un “feminismo transversal”. Todos quieren teñirse, pero a algunos el color les sienta mejor que a otros. Ana lo tiene claro: “En política, muy fácilmente hacen del feminismo un marketing para ganar votos y simpatía por parte de las mujeres. Se habla mucho al respecto y luego se hace muy poco. El gobierno de Susana Díaz se dice feminista, pero recorta en servicios públicos, criminaliza la prostitución y tiene a quien gasta el dinero de todos en prostíbulos. ¿Eso es feminismo?”.
“Un gobierno con más mujeres –apunta Araceli– tampoco tiene porqué ser feminista”.
La andaluza es la primera convocatoria electoral tras el revulsivo feminista. Para Zoe, además, con sus diecinueve años, el domingo será de estreno: “En mi caso, el feminismo ha sido una constante en mi casa. A la hora de votar, es imposible que lo deje a un lado”, explica.
“Nos va a dar igual quien salga mientras nos apoye”, dice alguien. Y, de repente, todos: “¡No, Vox no!”. “Hay una cosa importante –desarrolla al respecto Luismi–. Tal y como está girando el discurso, parece que el feminismo se está convirtiendo en el movimiento más fuerte y mayoritario contra el fascismo. El feminismo dice: tu problema no es el migrante, tu problema no es el débil, el explotado. Tu problema es el que explota, el patriarcado, el fascista...”
Porque el feminismo –corroboran todos, y ese parece ser el punto de partida claro– es anticapitalista. La base de la teoría feminista es de izquierdas.
“¿Te dices feminista? –continúa Araceli–. No puedes fomentar la precariedad. No puedes estar en contra de subir el salario mínimo o no fomentar los servicios de asistencia y cuidados, una sanidad o una educación públicas. Si te llenas la boca hablando en contra de la violencia de género pero te centras sólo en medidas que no busquen ofrecer a esa mujer una red de subsistencia para escapar, no estás realmente implicado”.
El PSOE ha arrastrado fama histórica de ser el gran partido feminista. Carmela recuerda que en el 86, en la UGT, se creó el primer departamento de la mujer a nivel sindical:“Pasó corriendo a la política, y se impuso la cuota del 25%. Después de muchos años de militancia socialista, he de decir que siento que la lucha de verdad por los derechos de la mujer está en otros sitios. Soy socialista y me moriré socialista, pero pienso que he encontrado mi sitio en el Café Feminista”.
“En un principio, el PSOE sí que se hizo con las reivindicaciones feministas –apunta Araceli–, pero los colectivos lo hemos peleado y ahora somos la avanzadilla”.
“Esta claro que una Clara Campoamor o una Victoria Kent no las hay... –continúa Carmela–. Pero sí que ha cambiado mayoritariamente, desde el 8 de marzo, el concepto de feminista. Antes había casi miedo a definirse así: ‘Bueno, yo defiendo la igualdad, pero feminista feminista’... Ahora, es un orgullo y una manera de ser mujer y de pertenecer a un grupo”.
El feminismo se ha popularizado tanto, comenta Araceli, que hasta “hay quienes, como Arrimadas, se dicen feministas...”
“O Patricia Botín”.
“...pero es un feminismo que sólo puede ser sesgado, para unas cuantas. El feminismo es de izquierda progresista: pide la igualdad para todas las mujeres, para las mujeres reales”.
“Mmmm... –Carmela dice un ‘mmmm’ de espolones muy largos–. Dirán lo que quieran: no sé si se lo creerán pero, en el fondo, siguen siendo esclavas del sistema. Repiten los cánones:ellas tienen que controlar que la casa vaya bien, estar pendientes de todo... Estoy segura. Ojalá se visibilizara igual a feministas de verdad”.
“Cuando hablamos de que el feminismo no es capitalista –explica Ana–, lo que queremos decir es que el sistema entero se basa en la desigualdad, y el sesgo de población más oprimido suelen ser las mujeres. Y el feminismo no es algo que vaya por parcelas:afecta a todas las facetas de la vida”.
“En este sentido –continúa Carmela–, me gustó mucho lo que dijo Teresa Rodríguez cuando le preguntaron por el feminismo, y ella dijo que no lo consideraba algo aparte, sino dentro de una política de justicia social, salarial e igualitaria, con cuotas del 50%, sueldo digno, y la lucha por un mayor respeto hacia la mujer”.
“Otra cuestión –apunta Araceli–, es que no sólo hay que hacer política feminista, sino de forma feminista: más consensuada, más hablada, con menos conflicto...”
Mencionan temas que pasan de largo en los programas: protocolos claros para abusos en el sistema educativo, visibilización en los libros de texto, planes de educación sexual y afectiva en las escuelas, y también en la administración: “No puede haber jueces sin formación de género”.
¿Se creen las promesas electorales teñidas de violeta?“No podemos creernos algo que nunca ha sido verdad: hasta que no lo veamos...”, dice Araceli. Porque la política de papel es... papel mojado.
“Yo, a mí edad –asegura Carmela–, ya no me creo nada. Lo que único que sé es que esto no hay quien lo rompa”.
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