El fiscal pide sin convicción 36 años para un acusado de violar 4 veces a su pareja
Los informes forenses y psicológicos nada aclaran, dice el representante de la Fiscalía
El fiscal mantuvo ayer en la Audiencia su petición de 36 años de cárcel para un acusado de violar en cuatro ocasiones a su pareja. Pero planteó como alternativa una condena mucho menor que englobe las cuatro agresiones sexuales en un delito continuado y su intervención al final del juicio fue breve y sonó poco convincente. De hecho, comenzó su alegato con una referencia a los informes forenses y psicológicos sobre el procesado y la denunciante ("que nada nos aclaran", afirmó) y al hecho de que el asunto había quedado reducido a dos versiones contradictorias. "La de la víctima es creíble. Son cuestiones que debe valorar la sala", le dijo el fiscal al tribunal.
El fiscal no retiró, pues, su petición inicial ni la modificó. Sin embargo, optó por esa fórmula (solicitud de pena alternativa y alegato débil) con la que a veces un fiscal viene a indicarle a un tribunal que sentencie lo que estime pertinente.
El juicio se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz, en la capital gaditana. En la Sección Tercera, que es la que juzga en exclusiva los casos más graves de violencia de género o doméstica de toda la provincia de Cádiz. Por eso pese a que los hechos sucedieron en su mayor parte en Jerez (un episodio, en Ceuta) no han sido enjuiciados en la Sección que la Audiencia tiene en esa ciudad.
El procesado, que está en libertad, declaró primero, como es usual. Y fue claro: todo lo relatado por su expareja es incierto, dijo, todo responde a una venganza. Ella no quiere que él vea a los hijos de ambos, sostuvo el hombre, y se ha inventado la historia de las violaciones. Él cortó la relación que mantenían y entonces ella decidió vengarse, vino a exponer ante el tribunal.
La denunciante, expareja del procesado, declaró tras una mampara. La mujer explicó que todo empezó cuando ella tuvo su primer hijo, que el acusado cambió entonces, que le asomó un carácter violento. Eso fue a partir de enero de 2008. La denunciante relató que él le daba a ella mordiscos en los muslos cuando mantenían relaciones sexuales. Y que le decía que eso era para marcarla, para que ella supiese que era territorio suyo.
La mujer dijo que la primera agresión sexual se produjo cuando ella debía guardar cuarentena tras el parto: que ella estaba en el baño, él se le "coló en cueros" y la obligó a mantener relaciones sexuales. "Yo me sentía como una muñeca de trapo", comentó al evocar ese y otros episodios que según su versión fueron de violencia sexual y que el procesado niega. Una situación que se prolongó, dijo, hasta octubre de 2008, cuando la pareja cortó su relación. Según la mujer, porque ella decidió darla por terminada. Según el procesado, porque lo decidió él.
El fiscal quiso saber por qué ella no denunció lo que le estaba ocurriendo, las agresiones sexuales. La mujer explicó que tenía miedo: que él la amenazaba, que le decía que tenía familiares policías y guardias civiles y que la denuncia no llegaría a ningún sitio.
El caso es que hasta diciembre de 2008 no presentó una denuncia. Fue entonces cuando contó lo que le había ocurrido, no antes, aseguró. A nadie. "Yo soy una persona que me pasa algo y no lo digo", explicó. La madre de la denunciante declaró a continuación. Dijo que su hija le contó lo de los mordiscos en los muslos, que vio los moratones, que ella le instó a denunciar pero que su hija le dijo que tenía miedo.
La acusación particular reclamó, como el fiscal, una condena por cuatro delitos de agresión sexual. La defensa pidió una sentencia absolutoria. "No hay prueba alguna", afirmó la abogada.
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