"El Ártico perderá su hielo permanente, lo que no sabemos es exactamente cuándo"
gabriel navarro | científico titular del icman-csic
El Ártico volvía a coprotagonizar el Apocalipsis esta semana: se prevé que el norte de nuestro planeta quedé vacío de hielo estacionalmente –al final del verano– en las próximas dos décadas. El científico titular del ICMAN-CSIC, Gabriel Navarro, lo asume como un “evento más dentro de las grandes leyes del cambio climático: ya está aceptado que va a ocurrir, lo que no sabemos es exactamente cuándo”.
Navarro es el investigador principal del Observatorio Tiamat: Navarro es el investigador principal del Observatorio Tiamat:una iniciativa que analiza los impactos derivados del cambio global en los sistemasmarinos del Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera, el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas y la zona del frente marino del Parque Nacional de Doñana. La propuesta ponía en marcha su web ponía en marcha su webhace una semana, con datos actualizados del parque balear. Se prevé que el próximo otoño sea posible, igualmente, publicar datos en tiempo real de las islas gallegas y del entorno de Doñana. Aunque, en principio, el Tiamat era una iniciativa pensada para parques que entraran dentro de la definición de marítimo-terrestre, “consideramos que lo podíamos implementar a la zona marina de Doñana, al entender que era una buena oportunidad de aprovechar las herramientas y monitorización –indica el investigador–. Esa franja marítima tiene especial interés por ser una zona de confluencia muy cercana al frente marítimo del Golfo de Cádiz, y la zona de frontera que supone el río Gudalquivir”.
La costa que afecta al Parque de Cabrera sufre especialmente las olas de calor marino. El año pasado, la temperatura en el agua superficial del Mediterráneo llegó a los treinta grados, en un episodio febril que se quedó enquistado y que tuvo picos incluso en invierno.
“La previsión para las próximas semanas –indica Navarro– muestra la llegada de una ola de calor marino en la zona. Unos fenómenos que destacan, además, por ser persistentes y fuertes, poniendo a prueba la tolerancia al estrés del ecosistema”. Mientras hay fauna que podría llegar a desplazarse, algas y plantas marinas están condenadas a resistir o desaparecer, “con lo que terminas cargándote el ecosistema. Las especies, o se adaptan a los niveles de estrés, o desaparecen. Lo esperable sería que, en un continuo como este, las autóctonas vayan desapareciendo y otras ocupen el lugar”.
El entorno atlántico de la costa gaditana tampoco es inmune al calentamiento del agua: “Sobre todo –señala Navarro– en la parte de Alborán, pero las olas de calor marino también afectan a toda la zona de demarcación atlántica. Con los años, además, aumentan la frecuencia y la intensidad”.
En este sentido, poder contar con una plataforma como Tiamat supondrá dar conocimiento al grueso de la población a estos datos de forma consistente, ya que se publicarán diariamente, con acceso fácil y gratuito. “Desde el punto de vista del análisis –continúa–, nosotros cotejamos los datos, hacemos previsiones a partir de ellos y ponemos los resultados a disposición de las administraciones”.
“Como científicos, analizamos datos en un sistema con técnicas computacionales y analíticas. Treinta años a nivel estadístico son pocos datos –señala Gabriel Navarro– pero es que, en esos últimos 30 años, las olas de calor en la zona mediterránea han aumentado de forma muy significativa”.
El alza de temperaturas fuerza, ya en estos momentos, a actuaciones que nunca habíamos contemplado. Un ejemplo: nuestras dos invasoras favoritas, el cangrejo azul y la Rugulopteryx okamurae.Del primero se ha autorizado su consumo; respecto a la segunda, el MITECO ha prohibido su comercialización y posibles usosMITECO: “No comercializas con la especie para evitar que se extienda, pero ocurre que a un alga, en el mar, no puedes ponerle coto”, puntualiza Navarro, que insiste también en el fenómeno excepcional que supone el alga parda asiática, “el problema más grande al que se enfrenta la costa andaluza en los próximos años –añade–. Y, según lo que nosotros sabemos, el alga ha llegado ya a las playas de Alicante. Colegas de Portugal nos dicen que algunos individuos han alcanzado las Azores y Madeira, y también la han detectado en Canarias”.
Doctorado en Ciencias del Mar por la UCA (2004),Doctorado en Ciencias del Mar por la UCA Gabriel Navarro es, desde 2005, Titulado Superior Especializado en Teledetección de Color Oceánico en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) y, desde 2012 Científico Titular en el ICMAN-CSIC, dentro del Grupo de Oceanografía de Ecosistemas:“El color oceánico –explica– es la parte óptica, más allá de lo que te digan los sensores de longitud de onda. Sirve para calibrar registros de condensación, de clorofila, partículas en suspensión o turbidez”.
“La ciencia, hoy día, tiene acceso a muchos más datos en tierra, por propia logística, pero ya se están desarrollando herramientas muy potentes”, apunta, tomando perspectiva. Así, los datos obtenidos a partir de satélites permiten calibrar datos de la superficie marina “independientemente, por ejemplo, de lo cerca o lejos que estén de la costa: algo que ha resultado especialmente útil para tener registros diarios de la temperatura en la zona antártica”, añade.
Muchas de estas investigaciones suelen complementarse con trabajo de drones –”que hemos usado, por ejemplo, en la zona de Santibáñez, para estudiar macroalgas”– o monitorizando boyas. Aun así, miles de años después de que fuera violeta, el mar sigue siendo ese inmenso desconocido. Hoy día, sabemos más de zonas de otros planetas que del fondo marino: esa oscuridad, la abisal, es la realmente extraterrestre. “Más de la mitad de los fondos marinos permanecen sin catalogar o están descatalogados”, asegura Navarro.
Y, dentro de esos espacios en gran medida desconocidos, está la Antártida: tras haberse implicado en el proyecto Pimetan, que estudiaba el papel de los pingüinos en los ciclos bioquímicos de los metales –con descubrimientos como el papel de estos animales en el reciclaje de hierro en su entorno–, científicos gaditanos volverán la próxima campaña a Isla Decepción dentro del Proyecto Dichoso: una iniciativa que pretende “estudiar los procesos químicos, físicos y biológicos que ocurren en las masas de agua de la Antártida y que tienen influencia directa en el calentamiento global, analizando la presencia de gases efecto invernadero, metales traza y nutrientes”, indica Navarro.
La campaña obtendrá datos de campo desde el buque oceanográfico, en zodiac, a pie y, también, de forma remota a través de satélites y sensores instalados en drones. “Aunque las aguas australes juegan un papel vital en la regulación del clima, son las menos estudiadas”, prosigue Gabriel Navarro. Así, el equipo simulará mediante modelado diferentes escenarios de cambio climático para predecir posibles respuestas sobre la evolución de masas de agua de la isla, además del nivel de afectación actual.
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