Gran afluencia de visitas en el puente más codiciado del año en la Sierra de Cádiz

Hace un par de meses, la revista National Geographic proponía como un atractivo imperdible la ruta de los Pueblos Blancos como un ‘viaje genuino y encalado’. Que una de las referencias internacionales en propuestas viajeras de alto nivel dedique tinta a los pueblos de la Sierra como un destacado destino turístico de interior no es cosa de un día. Tampoco es banal que la Asamblea General de Los Pueblos Más Bonitos del Mundo elija esta comarca y otras de la provincia para celebrar su encuentro de 2026 o que Bornos haya conseguido el galardón de Pueblo Mágico de Andalucía 2025.

Detrás de estos logros hay esfuerzo de instituciones públicas y trabajo del sector privado para engrasar una maquinaria, la del turismo, que no lo ha tenido fácil con todo lo que acarrea la estacionalidad para dar estabilidad a plantillas y ofertas pero, poco a poco, ve sus frutos. Con esta premisa, la Sierra gaditana se lanza a vivir el puente de la Inmaculada, uno de los más esperado cada año, que el sector que aglutina a hoteles, campings, alojamientos y casas rurales, restaurantes y negocios varios, espera cada año con optimismo. Según la Asociación de Turismo Rural de la Sierra el buen tiempo para estos días está siendo el gran aliado que ha animado las reservas, con establecimientos que pueden rozar, incluso, el 90% de ocupación. Los días dorados de este puente en cuanto a alojamientos son principalmente el viernes y la jornada de este sábado. “Parece por las reservas que hay, de momento, que el final del puente sea un poco más flojo para dormir. En la restauración están más distribuidas las reservas y creemos que se presentará más gente sin ellas. De todas formas, se prevé que estemos a tope de visitantes, que buscan actividades al aire libre y otros alicientes. Habrá gente de toda procedencia”, explica el responsable de esta asociación, Antonio Galindo.

Y como muestra, la Oficina de Turismo de Olvera, tras realizar un sondeo, indica que las reservas están casi al completo en los dos hoteles de la población, el Sierra y Cal, de Tugasa, y el hotel Fuente del Pino y en los alojamientos en torno a la Vía Verde y el camping local que tiene distintos tipos de pernoctaciones. “En este largo puente, además de este sábado, que se celebra el Mercado de Navidad, las visitas buscan como uno de los grandes atractivos de Olvera conocer nuestro castillo, quieren esta experiencia. Con la entrada se puede acceder al museo y también gusta mucho el edificio de la Cilla, que forma parte de nuestro patrimonio”, explica Paqui Carreño, que gestiona este emplazamiento.

Hay municipios como los de Setenil de las Bodegas, Grazalema o Zahara de la Sierra, cuyo tirón de afluencia es continúa en cualquier época del año porque han roto con la estacionalidad, pero en este puente festivo redoblan la afluencia. En Grazalema, hay unas 150 casas rurales disponibles y muchas de ellas están reservadas en estas fechas. Según el Ayuntamiento, la ocupación de los hoteles y el camping ronda, también, el 90 por ciento de media de ocupación. La previsión de buen tiempo ha animado las reservas en los últimos días.

“Grazalema y Benamahoma son un destino consolidado, que suman en los puentes de otoño e invierno, cada año, cientos de visitas. Los retos del destino siguen pasando por trabajar la calidad turística. Con logros recientes, como la recién lograda sede para la Asamblea General de Los Pueblos Más Bonitos del Mundo en 2026, que ratifica la capacidad y recursos turísticos de un destino como el nuestro”, reflexiona el alcalde de Grazalema, Carlos Javier García.

Se podría decir que el sector turístico de la Sierra vive unos momentos dulces, aunque tiene encima de la mesa problemas como en el resto de la provincia a la hora de conseguir mano de obra, sobre todo, en la hostelería. “Nuestro trabajo es que los clientes duerman y coman bien y se vayan satisfechos. El problema es que no tenemos suficiente mano de obra que pueda satisfacer a esa demanda. Y eso es un obstáculo acuciante, unido a la alta estacionalidad entre semanas. Esa es la espada de Damocles que sufrimos en la Sierra”, apostilla Antonio Galindo.

Pese a ello, el portavoz de la asociación de empresas de turismo serranas es optimista a la hora de destacar que, cada vez, las temporadas más altas en la comarca se extienden y que, unido a la climatología, hace que el destino Sierra se consolide. “En este caso, estamos recogiendo los frutos, aunque la oferta se sigue concentrando en los fines de semana y hace que no se pueda estar desarrollando al cien por cien, por ejemplo, el potencial de algunos restaurantes. Hay unos pueblos que tienen superada la estacionalidad entre semanas pero para otros es una asignatura, y se vive a golpe de fin de semana. En general, estamos satisfechos y lo bueno es que ya son clientes que repiten muchas veces los que nos visitan, lo que nos da la sensación de que estamos haciendo bien el trabajo”, comenta el representante del sector turístico Antonio Galindo, que gestiona, ahora, La Divina del Rosalejo, en la emblemática hacienda ducal ubicada en el término de Villamartín y que se prepara para el puente ofreciendo productos y vinos de la provincia.

También la proliferación de webs municipales y redes sociales están cambiando comportamientos. La gente ya se hace una idea de antemano de lo que quiere ver cuando pisa la oficina local de turismo de un pueblo. “El viajero viene ya preparado con información previa gracias a que ha consultado nuestra web o las redes sociales”, afirma Flor, técnico municipal de la Oficina de Turismo de Arcos, que acaba de atender una llamada de alguien muy interesado en el programa de zambombas con las que este pueblo arranca la Navidad. “Llevamos, también, desde el verano recibiendo llamadas interesándose por la fecha de la celebración del Belén Viviente”, apostilla. Arcos, puerta de la Sierra, cuenta con alrededor de 900 camas entre la oferta de hoteles y alojamientos rurales. Y dispone también de viviendas turísticas.