"No podemos entrar en la guerra de Ucrania porque estropearíamos más de lo que arreglamos"
Juan Rodríguez Garat | Almirante
El ex almirante de la Flota analiza las aristas del conflicto que mantiene en vilo a Europa, que se ha convertido en "una sangrienta batalla de peones"
"No veo posibilidad de escalada. Putin tiene la protección de sus armas nucleares. No hay que alarmar más de lo necesario"
El almirante Juan Rodríguez Garat, ex Almirante de la Flota, siempre ha insistido en la necesidad de que la sociedad conozca las Fuerzas Armadas y así lo apuntaba en sus diversos actos durante su etapa al mando de las unidades del poder naval de la Armada, cuyo cuartel general está en Rota. Por eso, ahora en en situación de reserva, también continúa dando conferencias, escribiendo libros –como ‘Manual del usuario de la Armada española’ o ‘Historias de la Armada. Páginas de la historia de España’– y en los últimos días, a raíz de la guerra de Ucrania y en este mismo sentido, ha aparecido en diversos medios de comunicación analizando la situación, “para intentar explicar a los españoles de que va todo esto en la medida en que yo puedo hacerlo”.
Acabando unas jornadas de historia naval en Burgos el pasado viernes al mediodía, Rodríguez Garat – más de 40 años en la Armada – atiende por teléfono a este medio para mantener una conversación sobre las aristas de este conflicto que tiene en tensión a Europa y al mundo y que sabe explicar de una manera didáctica, con ejemplos y comparaciones. Y tranquiliza: “No hay porque alarmar más de lo necesario a la ciudadanía. España, la OTAN, no va a entrar en esta guerra y tampoco hace falta. Bastante estamos apoyando a Ucrania en otros aspectos, como enviar armas, recibir a sus refugiados, el apoyo político y probablemente, en cuanto sea posible, el económico a la reconstrucción”.
–Ha pasado tres semanas desde la invasión, pónganos en situación.
–Durante estos días he contado un poco la campaña comparándola con una partida de ajedrez, con todo el respeto a los ajedrecistas que no tienen nada que ver con las cosas que están que están pasando en Ucrania. Así, en un primer momento Putin intenta una jugada rápida sobre Kiev, un equivalente a lo que los ajedrecistas llaman el jaque pastor, que sólo funciona cuando el rival es muy torpe y está muy despistado. Como no le salió, le quedaba prolongar una apertura brillante entrando por el norte para conseguir aislar al ejército ucraniano que estaba ya combatiendo en el Dombás, que era el más potente de los que tenían los ucranianos. Fracasó esa segunda línea de acción porque las fuerzas mecanizadas rusas no han estado a la altura de la tarea y porque los ucranianos han combatido más de los que Putin en un principio esperaba, con lo que la situación está ya en una sangrienta batalla de peones. Se acabaron las posibilidades de maniobras estratégicas brillantes pero todavía queda el esfuerzo del ejército ruso por ocupar las mejores posiciones respecto a las tablas que inevitablemente se van a producir, porque aunque los rusos tenían la iniciativa no han conseguido jugadas decisivas.
–¿Cómo ve ahora la situación, hacia dónde irá?
–Yo la veo estancada. El rey negro, asumiendo que las blancas son de Putin, porque son las que empiezan en el ajedrez y tiene la iniciativa, está enrocado en Kiev. Los rusos no han conseguido ni siquiera cercar la ciudad. Los avances que hicieron al principio por el sur están ahora parados, probablemente no tenga fuerzas suficientes para llevarlos más lejos, y la casilla crítica ahora es probablemente la de Mariupol, una ciudad portuaria que está situada dentro del Dombás, a lo que Putin le gusta llamar la República popular de Donetsk y que es fundamental para que su estructura de peones quede en unas condiciones para cuando terminen las hostilidades físicamente. Y es que el objetivo verdadero, una vez que se dio cuenta de que no podía quedarse con Ucrania ni derribar su gobierno, y aparece muy claro sobre todo en la prensa rusa, es “liberar”, y liberar ponlo entre comillas, el Dombás. Y para decir que ha cumplido su objetivo necesita tomar Mariupol y es ahí donde se están produciendo todos los esfuerzos, todos los verdaderos crímenes de guerra, donde incluso ha empezado el combates en las calles, es realmente el punto crítico para que Putin puede darle a su idea de que ha ganado la guerra.
–¿Entonces la partida quedará en tablas?
–Esto no puede acabar de otra manera como están las cosas ahora. Evidentemente Ucrania no puede derrotar a Rusia, ya nos gustaría que fuera una remontada como las de Nadal. Y, tal como están las cosas, Rusia no podrá avanzar más de lo que lo ha hecho. Puede quedarse así toda la vida pero es improbable, porque al final aunque la información que da al pueblo ruso es muy parcial y muy sesgada, basta leer periódicos de los que hoy se publican en Rusia, que están disponibles en castellano en la red, para ver las mentiras que les cuentan. Así no puede sostenerse eternamente.
–No prevé entonces una guerra larga.
–No será muy larga porque Rusia no puede mantener una guerra muy larga, entre otras cosas porque no ha activado reservas. ¿Cuánto tiempo puede aguantar Rusia con los mismo soldados sufriendo bajas? Es difícil que sea mucho y lo que ha ido sugiriendo que puede hacer traerse a mercenarios sirios o chechenos, eso no da para hacerse con un ejército que pueda conquistar un país.
–¿Confía en esos planes de paz de los que se habla?
–Las conversaciones hasta ahora se han centrado en el pretexto ruso de que su seguridad se veía amenazada y realmente el único avance positivo no supone nada. Porque Rusia ha renunciado a una conquista de Ucrania, algo que no puede hacer, y Ucrania ha renunciado a entrar en la OTAN lo cual no puede ocurrir, porque no lo puede hacer mientras no resuelva sus problemas internos. Con lo cual ahora no han cedido nada. Ni siquiera han hablado del verdadero caballo de batalla que es el Dombás y Crimea. Rusia querría que Ucrania renunciara y eso probablemente no se va a producir. Por lo tanto, ¿qué salida tiene esta guerra? En mi opinión personal es que una vez que caiga Mariupol, una vez que las tropas rusas consigan conquistar, porque esa es la palabra, las dos repúblicas independentistas del Dombás, probablemente Rusia dirá: he finalizado la operación especial y ahora me hago fuerte en lo que tengo y la situación se pudrirá como se pudrió la de Crimea o la de Osepia del Sur y Absajia en Georgia. Se quedará en las fronteras que consiga, no habrá forma de desalojarlo de allí y tampoco habrá forma de que pueda ir mucho más lejos.
–Mientras miramos muy pendientes, ¿qué probabilidad ve de una escalada y entrada de otros países en el conflicto?
–Yo no veo ninguna. Rusia es una potencia nuclear y por lo tanto tiene cierta libertad de acción. Nosotros los militares, y aquellos que usan la fuerza que son evidentemente los gobiernos, necesitamos varias condiciones para usarla con cierta legitimidad. Una de ellas es que la guerra sea justa y en este caso lo es, basta pensar que la invasión de Irak a Kuwait se encontró con la fuerza de muchos países enfrentándose a Sadam Hussein en su día. Aquí sería justa, pero otra verdaderamente importante es que no causemos más daño de los que vamos a resolver y con una potencia nuclear no se puede asegurar jamás eso. Probablemente si Rusia no fuera una potencia nuclear ya lo hubieran hecho, pero no lo van hacer.
–Lo tiene claro.
–Sí lo tengo claro, además no se ha dado ni un paso real. Todas las advertencias que ha hecho Putin en este sentido son para la galería, destinadas sobre todo para el pueblo ruso que quiere verse como una gran potencia y por lo tanto le gusta que su líder desafíe al mundo. A muchos rusos, no a todos. También es verdad que están completamente engañados de lo que está pasando.
–Contó usted en un foro de este periódico que cuando era jefe de la fuerza naval de la OTAN en el Mar Negro le tocó acudir con una fragata a Osetia del Sur y que pese a que un alto mando del ejército ruso llegó a decir que le bastarían quince minutos para arrasar toda la flota desplegada aliada aquello terminó sin tener que disparar un cañón gracias a la disuasión, ¿deber ser ese el ‘arte principal’ de las Fuerzas Armadas?
–La disuasión es, en este momento histórico, la razón de ser de las Fuerzas Armadas. Ya que existimos, hacemos muchas otras cosas: operaciones de mantenimiento de la paz, ayuda humanitaria, apoyo a autoridades civiles, etc. Pero no hay que confundirse, existimos para prevenir la guerra.
–Hay voces que creen que la OTAN ha presionado demasiado a Rusia y le dan responsabilidad en esta invasión.
–Bueno, los problemas de seguridad de Rusia son fundamentalmente un pretexto para la guerra. Putin se ha lanzado con dos pretextos diferentes. Recordará cuando se decía como chiste ‘yo no fui y además fue sin querer’, pues Putin también utiliza dos pretextos para la guerra. Uno de ellos de cara a los rusos, la liberación de sus hermanos oprimidos de habla rusa en Ucrania, liberarlos de los nazis, pero con eso no va a ningún lado en la arena internacional. Entonces de cara a otras potencias importantes, que han conseguido que se abstengan de las condenas en la ONU, sobre todo China pero también India, la razón que da es que está amenazada su seguridad, que es la única razón que puede tener un asomo de verosimilitud de acuerdo con la carta de Naciones Unidas y por eso la ha usado. Pero Rusia sabe que la OTAN no le puede atacar, porque ni siquiera ahora para defender a un país libre como es Ucrania podemos hacerlo, tiene la protección que le dan sus armas nucleares. Pero le voy a decir una cosa más, el mundo no es un lugar de buenos y malos, Rusia puede tener algunos agravios justificados, algunas razones para sentirse agraviados. Pero a pesar de todo es como si fuera en una comunidad de vecinos, donde hay intereses encontrados. Al final las naciones del mundo somos una comunidad de vecinos y tú puedes no estar de acuerdo con lo que te dice el del segundo y te cae más simpático el del tercero. Todo esto está muy bien y entra dentro del juego de la diplomacia hasta que el del segundo coge una estaca y le da en la cabeza al del tercero, que es lo que ha ocurrido. A partir de ahí ya todas las discusiones sobre algunas razones de agravios históricos, que todas las naciones pueden esgrimirlas, sobran. Ya lo que hay es un crimen y a partir de ahí la sociedad tiene que reaccionar como puedan. Y en este caso la comunidad de vecinos, al menos la parte a la que pertenecemos, Europa y EEUU, lo que antes se llamaba el mundo libre, pues ha reaccionado mandando armas defensivas. No podemos entrar en guerra porque estropearíamos más de lo que arreglamos pero ha reaccionado mandando armas. Son armas eficaces, defensivas aunque sean letales, pero son anticarros y antiavión, que solo se puede usar si te ataca un carro un avión de Moscú, y han conseguido parar la invasión rusa.
–Y tirando para España, ¿estaríamos preparados para actuar en una guerra así?
–Mejor que los rusos sí, pero no suficientemente. Yo creo que una de las enseñanzas de este conflicto es que la idea que tenemos los españoles de que la guerra es algo del pasado, de que la cultura y la evolución de la sociedad las ha hecho imposible, cada día lo que pasa en el mundo nos demuestra que es una idea falsa. Para mantener la paz como en tiempo de los romanos hay que prepara la guerra y por lo tanto hay que estar seguros de que tenemos una capacidad de disuasión suficiente.
–Por tanto, ¿es una necesidad aumentar los presupuestos en Defensa?
–Absolutamente necesario, pero no solo ya porque lo crea yo, sino porque no podemos abusar de la buena fe de lo que nos están pagando más en la defensa de todos los países de Europa. Nosotros somos uno más y tenemos que ser solidarios con ellos también. Evidentemente estamos en la OTAN y nuestros aliados nos piden un esfuerzo similar al que hacen los demás, y sinceramente es justo que lo pidan, porque por mucho que a veces alguien intente comparar que tenemos muchas necesidades en educación y sanidad, que es verdad que tenemos, no podemos negarnos a pagar el recibo de la luz y el recibo de la seguridad tampoco podemos dejar de pagarlo. Si quiere un símil es como si nosotros para pagar ese recibo de la comunidad nos colgáramos de la red eléctrica de otros países y que paguen ellos. Eso no puede ser. Incluso el Gobierno ha prometido hacer un esfuerzo progresivo apara acercarse lo que se nos pide por nuestros aliados.
–Y en todo esto, ya que le hablamos desde Cádiz, ¿qué papel puede tomar la base de Rota?
–Rota es base logística. Su papel no cambia en estas circunstancias: contribuye a que las unidades de la Flota y las norteamericanas que acogemos allí estén listas para cumplir sus misiones En este momento, la misión principal de las fuerzas de la OTAN es la disuasión, convencer a los rusos de que una agresión a un país aliado no podría tener éxito.
–Desde que estaba usted aquí en Rota, al mando de la Flota, incidía en la necesidad de dar a conocer las fuerzas armadas a la sociedad, ¿cree que ha avanzado en ese conocimiento desde entonces?
–No, pero esta guerra de Ucrania va a colaborar a que se sepa algo más, aunque sea un efecto no deseado porque la guerra no la quiere nadie.
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