Una histórica sin mucha historia
Reyes, la alcaldesa la que su partido puso y quitó cuando quiso
Dolores Reyes simboliza a la perfección cómo una dirigente política puede llegar a la Alcaldía por la puerta grande y salir por la trasera y, también, cómo a un cargo público le puede poner o quitar su partido cuando se le antoje.
El estallido en octubre de 1999 del intento de soborno político conocido como caso Sanlúcar puso en una situación complicada al entonces alcalde de Chipiona, Luis Mario Aparcero, a quien el PP -y la posterior sentencia- involucraron en la trama orquestada para que no fructificara una moción de censura contra el PSOE en la localidad sanluqueña.
El crédito apenas le duró un año a Aparcero, a quien su partido, siendo secretario provincial Francisco Vázquez Cañas, obligaba a dimitir en octubre de 2000. La elegida para sustituirle era Dolores Reyes, una dirigente con una amplia militancia socialista a sus espaldas, que había sido parlamentaria andaluza -entre 1999 y 2000- y que, además, tenía el honor de convertirse en la primera mujer del PSOE en acceder a una Alcaldía gaditana.
Durante su gestión, las principales críticas de la oposición a Reyes estaban centradas en el crecimiento imparable de la plantilla municipal, un hecho que la propia regidora llegó a confirmar al asegurar que "tenemos más plantilla que el Ayuntamiento de San Fernando".
Vinculado o no a este hecho, lo cierto es que Dolores Reyes salía victoriosa de las elecciones municipales de 2003, aunque perdiendo dos concejales con respecto a los obtenidos cuatro años antes por Aparcero. Fueron tiempos en los que, en paralelo, el PSOE chipionero vivía una clara división interna con las bajas Sader Farrouh (que terminaría recalando en el PSA) y del propio Aparcero.
El anunció, tras el verano de 2004, de 115 despidos en el Ayuntamiento chipionero sería una losa demasiado pesada de la que no pudo zafarse Reyes. El PSOE de Cádiz, siendo ya Francisco González Cabaña secretario general, impulsaba al alimón su relevo por Manuel García y, también, el de Antonio Mateos en Grazalema. La alcaldesa chipionera argumentó su marcha aduciendo unos supuestos problemas de salud que no convencieron en exceso.
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