Cádiz regala a Pérez-Llorca un homenaje con olor a Alameda, a patria y a libertad
Reconocimiento organizado por Diario de Cádiz
Familiares, amigos y su Cádiz natal ensalzan la figura del padre gaditano de la Constitución del 78 en un reconocimiento póstumo en el Oratorio de San Felipe Neri
Javier Solana, Hernán Cortés y Braulio Medel, entre las autoridades que no han faltado a una cita cargada de emoción y de recuerdos
Cádiz/Patria y libertad. Libertad y patria. Dos conceptos o dos sentimientos que algunos consideran antagónicos se han dado este viernes la mano en Cádiz en el reconocimiento que esta ciudad ha regalado a José Pedro Pérez-Llorca, el padre gaditano de la Constitución de 1978 fallecido el pasado mes de marzo.
Familiares, amigos y autoridades como Javier Solana, Hernán Cortés o Braulio Medel quisieron arropar con su presencia y con sus palabras a una de las figuras más distinguidas de la capital gaditana en este homenaje organizado por Diario de Cádiz y por el Grupo Joly y que se desarrolló, con sencillez y con una importante carga de emotividad, en el incomparable marco del Oratorio de San Felipe Neri, donde en 1812 veía la luz la Pepa, la Constitución de Cádiz.
En las diferentes intervenciones se procedió a ensalzar las principales cualidades de Pérez-Llorca en todas sus facetas, no sólo en la política sino también en la profesional como experto en Derecho, en la humana y en la social, siempre con la ciudad de Cádiz y con su Alameda Apodaca como punto de origen y destino.
Javier Solana, que relevó este año a Pérez-Llorca al frente del Real Patronato del Museo del Prado, recordó en su intervención que conoció al padre gaditano de la Constitución cuando ambos coincidieron como estudiantes de la Universidad Complutense, aunque en facultades distintas. Después también coincidirían en las Cortes Constituyentes de 1977, igualmente en bandos diferentes. “Fue un buen hombre y un ciudadano ilustrado español de los que hacen falta en los tiempos actuales”, señaló Solana.
El pintor gaditano Hernán Cortés, por su parte, resaltó de Pérez-Llorca su olfato político y su capacidad para llegar a acuerdos, sin olvidar lo mucho que siempre le tiró su tierra natal.
Y Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, argumentó que la ciudad de Cádiz “es aún más grande tras este justo homenaje”.
Particularmente emotiva fue la intervención del hijo del homenajeado, Pedro Pérez-Llorca Zamora, quien con sumo cariño dibujó a su padre como una persona melancólica “pero no triste”, a la que le encantaba pensar y leer, y que veía con claridad las cosas buenas y malas de la vida. “Él era pesimista porque siempre estaba bien informado”, sentenció.
La cita contó con la participación del alcalde de Cádiz, José María González, quien, pese a reconocer que en algunas cuestiones ideológicas estaba muy alejado de Pérez-Llorca, destacó de él “su mirada larga, su perspectiva amplia, su visión profunda y su compromiso con Cádiz”. “Pérez-Llorca se nos fue hace poco y Cádiz lo añora”, resumió el regidor de la capital gaditana.
Por su parte, José Joly, presidente del Grupo Joly, dejó claro que no desarrollar este homenaje habría sido “una dejación incompresible” porque Pérez-Llorca era una figura de primer nivel “que desde su Alameda de Cádiz veía siempre más lejos y más alto que los demás”.
Durante el acto, que estuvo conducido por David Fernández, director de Diario de Cádiz, se proyectó un vídeo homenaje a Pérez-Llorca en el que participaron los dos ponentes de la Constitución de 1978 que aún siguen con vida, es decir, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca i Junyent. El primero calificó a Pérez-Llorca como “un gran servidor de España” y “un gran ejemplo de caballero andaluz y gaditano”. Y el político catalán, por su parte, hizo una relación de las principales cualidades del dirigente recientemente fallecido destacando por ejemplo “su talante dialogante, su gran sentido de estado, su españolidad, su profundo sentimiento de gaditanismo, su gran talante liberal, su cercanía y su honestidad”.
Fue la de ayer una jornada cargada de recuerdos que giraron todos en torno a José Pedro Pérez-Llorca, tanto en sus múltiples facetas como en sus dos ciudades de referencia: Cádiz y Madrid.
Uno de los que recurrieron a rememorar algunos de los momentos únicos vividos con Pérez-Llorca fue Javier Solana, hoy al frente del Patronato del Museo del Prado que acumula una amplísima trayectoria política y diplomática.
El histórico dirigente socialista viajó en sus recuerdos hasta la Universidad Complutense, donde conoció al ayer homenajeado cuando plantaban cara a la Dictadura en busca de la añorada Democracia. Y después se trasladó hasta el periodo de Cortes Constituyente que se inició en 1977. “Pérez-Llorca fue el primer portavoz de la UCD, que era el grupo parlamentario mayoritario en el Congreso. Ahí demostró que era una persona muy valiosa porque tenía gracia, capacidad de consenso e inteligencia, además de ser una buena persona”.
En unos tiempos en los que lo “bonito” era “compartir con la gente de otros grupos parlamentarios y no sólo con los tuyos”, Solana conoció a un Pérez-Llorca de quien destacó una cualidad que pasó inadvertida para el resto de las personas que intervinieron en el acto de ayer: “Es verdad que era un intelectual y un melancólico pero yo considero que también era un hombre de acción. Porque a un político no le basta con pensar, tiene que actuar para cambiar las cosas”.
Solana, como buen político, no quitó su vista de la situación actual que vive el país y por ello conminó a la clase dirigente española a que tomara ejemplo de esta figura de la política gaditana “un ciudadano ilustrado español –dijo– de los que hoy hacen falta, porque este país necesita gente que se remangue y que participe”.
Durante su intervención, quien ha relevado a Pérez-Llorca al frente del Patronato del Museo del Prado aportó apuntes de las aficiones pictóricas y culturales de su predecesor. Pero quien más ahondó en esta cuestión fue el pintor gaditano Hernán Cortés, que recordó las visitas que ambos hacían al Museo y los paseos conjuntos por ese centro cultural de primer nivel. “Cada encuentro con él era un aprendizaje y recuerdo su gran erudición en muchos saberes y sobre todo su agudeza y afilada inteligencia”, destacó.
Más tarde, cuando recibió el encargo de pintar a todos los padres de la Constitución de 1978, Hernán Cortés pudo conocer más en profundidad a Pérez-Llorca “que era agudo y reservado, con una afilada inteligencia, y que prefería mirar siempre a Cádiz antes que en sus pasadas glorias políticas”.
Como era de esperar la contribución que tuvo para el constitucionalismo español la persona que ayer se homenajeaba centró gran parte de las intervenciones que se escucharon en el Oratorio, siempre vinculando la Constitución de 1978 con la de 1812 y siempre incidiendo en la figura de un Pérez-Llorca amante de la moderación y del consenso pero que, como hombre de Estado y democrático que era, defendía con tesón términos como patria y libertad.
Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, no tuvo reparos en aplaudir todo lo que la Transición, y por ende la actual Constitución, le dieron a España y al actual estado del bienestar del que disfrutamos en este país, un cometido en el que el político y jurista gaditano fue una pieza transcendental, precisó.
Dijo Medel que Pérez-Llorca “alcanza por sus obras unos niveles muy altos de admiración y respeto” y resaltó de manera especial “su sapiencia y su temple”.
“Cádiz es una ciudad muy grande pero con este homenaje lo es mucho más”, subrayó con rotundidad el presidente de la Fundación Unicaja.
La parte más emotiva del acto fue la protagonizada por Pedro Pérez-Llorca, el hijo del homenajeado. En un discurso estructurado, repasó primero los orígenes de las diferentes ramas familiares que, provenientes de Cantabria y Benidorm, terminaron asentándose en Cádiz, donde nació el político y jurista gaditano.
La parte del discurso de Pedro Pérez-Llorca que más cautivó fue cuando hizo una semblanza muy personal de su padre. Ante el auditorio habló de su progenitor como un hombre con temperamento melancólico “lo cual no quiere decir que fuera triste”, precisó con rapidez. “Mi padre tenía una enorme lucidez y por eso era capaz de ver lo bueno y lo malo de la vida. Pero lo que más hacía era pensar, por eso leía tanto. Y por eso era también pesimista, porque estaba siempre bien informado”, añadió.
El hijo de Pérez-Llorca desveló que su padre solía decir que la mejor etapa de un hombre era cuando superaba los 60 años. Y cuando su progenitor alcanzó esa edad a lo que se dedicó fue a emprender dos retornos: uno a Cádiz –“su Ítaca particular”, dijo– y otro a su contribución al servicio público, que se produjo cuando asumió el control del Patronato del Museo del Prado. “En su otoño particular, entre Cádiz y el Museo, fue cuando mi padre realmente fue feliz”, precisó.
Por su parte, las visiones de José Pedro Pérez-Llorca que plasmaron tanto el alcalde de Cádiz, José María González, como el presidente del Grupo Joly, José Joly, tuvieron un indiscutible acento gaditano.
“Pérez-Llorca se nos fue hace poco y Cádiz lo añora”, resumió el regidor de la capital gaditana después de reflexionar que para esta ciudad “es un privilegio haber contado con una mente tan brillante que siempre miró por su tierra y que siempre se puso a disposición de ella para ayudarla y para contribuir a su progreso”.
Y aunque no tuvo reparos en reconocer que en cuestiones ideológicas se encuentra muy alejado de algunos de los posicionamientos que defendía Pérez-Llorca, el alcalde de Cádiz destacó la figura política del homenajeado que, dijo, “logró ser el acento gaditano de la Constitución del 78” y que fue “un buen ejemplo de esa mirada constructiva que debemos tener”.
Recordó José María González que Pérez-Llorca falleció el mismo día en el que nacía en Cádiz su hija Aurora, lo que le llevó a asegurar que cuando ella crezca “le hablaré y le pediré que lo tenga como referente igual que José Pedro ya lo es para mí”.
El homenaje a Pérez-Llorca estuvo organizado por Diario de Cádiz. Y José Joly, presidente del Grupo Joly que edita este periódico centenario, se mostró rotundo cuando afirmó que el Diario estaba en la “obligación” de plantear el acto que se desarrolló ayer “para que una figura de la significación de nuestro ilustre paisano tenga en su ciudad natal el reconocimiento que merece”. Y sentenció: “No haber hecho este homenaje hubiera sido una dejación inadmisible”.
José Joly situó buena parte de su intervención en la Alameda Apodaca de Cádiz, donde Pérez-Llorca restauró su vivienda familiar y donde disfrutó de su ciudad natal una vez que se retiró de la vida pública. Desde este rincón especial de la capital gaditana José Joly dibujó a un José Pedro Pérez-Llorca en el que se reunían una sencillez y una grandeza enormes. “Desde los preciosos ventanales de la Alameda la vista le alcanzaba más lejos que los demás. De hecho, siempre vio más alto y más lejos que el común de los mortales, cosa que disimulaba con entrañable modestia e ingenio gaditano”.
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