La increíble suplantación de María
En este caso de múltiples engaños y falsificaciones uno de los episodios que más llama la atención tiene que ver con los dos momentos en el que el notario, del que no ha trascendido el nombre, confunde las personalidades de María Babes, súbdita alemana de 101 años, con la de Elisabeth, súbdita holandesa de 72.
Existe una diferencia de treinta años entre las dos mujeres, tienen nacionalidades e idiomas distintos y su parecido físico no es remoto, pero tampoco lo suficiente como para no percibir que se trata de dos personas diferentes. Sin embargo, el notario dio vía libre a unos poderes que convierten “la operativa delictiva en casi perfecta”.
Es por ello que el notario engañado se convierte en el desencadenante de todo lo demás. El notario dio fe de que María, mujer a la que nunca había tenido delante, entregaba escrituras fraudulentas que se basaban, igualmente, en falsas voluntades. Con esos poderes las cuentas de María pasaron en muy pocos días de tener 162.000 euros a tener 300. De esa cuenta salió una transferencia para la adquisición de un automóvil para una hija de Estrella y se vendió un inmueble en Tenerife valorado en 200.000 euros.
Los filtros de seguridad notariales fallaron estrepitosamente y el notario, cuando fue interrogado por los investigadores, sólo pudo reconocer que había caído en el engaño. Se sabe que ya en otra ocasión, con un ciudadano italiano, se habían hecho con los poderes y la herencia del anciano, pero no se sabe si en esa ocasión se funcionó de manera tan burda o fue el propio súbdito italiano quien les entregó sus bienes.
Existe otro segundo interrogante en este caso. La Guardia Civil consiguió hablar con María en la residencia el 15 de diciembre de 2017. Allí ella explicó que sus cuidadores la habían tenido semanas maniatada en un chalé. Existían indicios más que serios de que hubiera podido ser maltratada. Ese mismo día se pidió una orden de alejamiento, pero el día en el que María murió, el 19, el juez aún no la había expedido.
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