“No recuerdo absolutamente nada, solo que disparataba mucho”
Juicio al supuesto parricida de Arcos
El hombre acusado de asesinar a su hijo de 8 meses en Arcos declara que el día de los hechos sufrió una crisis mental.
La acusación particular sostiene que el procesado sabía lo que hacía y pide para él prisión permanente revisable.
Jerez/Siete mujeres y cuatro hombres, incluidos los suplentes, conforman el jurado que se encargará de declarar la culpabilidad o la inocencia del vecino de Arcos acusado de asesinar a su bebé de ocho meses asfixiándolo contra su pecho el 1 junio de 2017.
Este grupo de personas se constituyeron ayer como tribunal popular en la Audiencia Provincial con sede Jerez, donde está previsto que se celebre el juicio al supuesto parricida de Arcos durante dos semanas.
Tres son los planteamientos que los miembros del jurado ya tienen sobre la mesa para empezar a deliberar sobre este asunto. De un lado, la acusación particular, ejercida por la madre del pequeño, sostiene que el procesado se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales cuando mató a su hijo y, por ello, solicita prisión permanente y revisable para él. De otra parte, la Fiscalía considera que, en el momento de los hechos, el encausado no estaba al 100% de sus capacidades psíquicas y pide, en consecuencia, su internamiento psiquiátrico permanente y revisable. Por último, la defensa plantea que el acusado se encontraba totalmente enajenado y que, por tanto, sus facultades mentales estaban anuladas el día que murió el bebé.
Formuladas estas tres premisas, tomó ayer la palabra el procesado, que llegó a la vista procedente del centro penitenciario de Morón, en Sevilla, donde está interno provisionalmente por esta causa. “No recuerdo absolutamente nada, solo que disparataba mucho”, declaró. A preguntas de las acusaciones, este vecino de Arcos insistió una y otra vez que no recordaba qué había sucedido aquel 1 de junio. Ni que asfixiara al bebé, ni que pegase a la madre del niño, ni que recibiera mensajes apocalípticos en su móvil, ni que confesara el crimen a la Guardia Civil. Nada. “Solo sé que tuve una crisis”.
Acusado
"Ella se portaba muy mal conmigo pero yo la trataba como a una reina"
El procesado sí explicó que a raíz del fallecimiento de su primera mujer, en el año 2002, estaba en tratamiento psiquiátrico, que había intentado suicidarse y que le habían diagnosticado trastorno bipolar. También puntualizó que ocho meses antes del fallecimiento de su hijo, el médico le había retirado la medicación. “Tomaba únicamente un lexatín al día”.
Cuestionado sobre los posibles maltratos a su pareja, madre del menor, el encausado manifestó que jamás la había pegado. “Alguna vez se me escapó una torta”, matizó. El hombre subrayó que la persona que se encargaba de la casa y del bebé era él. “Ella no hacía absolutamente nada, solo quería Whatsapp y novelas. Se portaba muy mal conmigo pero yo la trataba como a una reina”.
La siguiente en testificar fue la ex pareja del supuesto parricida, madre del menor fallecido. La mujer, sorda y con una discapacidad del 68%, declaró con la ayuda de su madre, que hizo a la sazón de intérprete. Manifestó que la madrugada de los hechos se levantó para ir al baño cuando vio a su pareja apretando al niño contra su pecho. Dijo que acudió de inmediato a salvar al bebé. “Lo intenté, pero entonces el padre me dio una paliza que me dejó inconsciente. Cuando me desperté, el niño aún estaba con vida. Él me tenía atrapada en el suelo con sus piernas mientras seguía asfixiando a nuestro hijo”.
La mujer afirmó que su pareja fue quien abrió la puerta a la Policía tras el aviso de una vecina. “Él les refirió esta frase a los agentes: hagan lo que tengan que hacer”.
La madre de la criatura aseveró que durante los tres años que duró la relación sentimental, su novio le pegó en repetidas ocasiones.
También ofreció ayer su testimonio una trabajadora de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Arcos que venía realizando un seguimiento a la pareja. “No detectamos negligencia alguna:la casa estaba organizada, el niño estaba al día en el calendario de vacunas, las comidas estaban preparadas, no había indicios de maltrato...”, enumeró. La trabajadora social puntualizó que el padre era el que se responsabilizaba tanto del bebé como de las tareas domésticas con la ayuda de su familia. “Una hermana del procesado, de hecho, los acompañó durante la cuarentena porque la madre no se hacía cargo del niño”.
El 17 de mayo de 2017, expuso la trabajadora, los Servicios Sociales apreciaron “cierto riesgo” al tener conocimiento de que el encausado consumía alcohol y cannabis. “Entonces él se trasladó, junto con el bebé, al domicilio de sus padres mientras que ella permaneció en la vivienda que había compartido hasta la fecha con su novio”. La convivencia entre ambos se reanudó el mismo día del crimen, el 1 de junio de 2017.
La trabajadora social narró asimismo que esta mujer (la denunciante) ya había sido madre de una niña con 16 años y que se había desentendido de ella. “No había habilidades maternas por su parte y la familia paterna asumió la potestad”.
Por último, ayer declaró en el juicio con jurado una vecina de la pareja. La joven explicó que la madrugada del crimen escuchó unos “golpes increíbles” en la casa de sus vecinos, si bien detalló que no oyó a nadie quejarse ni pedir auxilio, “y eso que puse la oreja en la pared”.
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