La juventud sigue optando por el botellón
Los jóvenes argumentan que el precio de la copa es mucho más alto en los bares Los adolescentes reclaman otras alternativas como centros lúdicos o discotecas 'light'
El botellón es uno de los entretenimientos más habituales entre los jóvenes y que desde hace tiempo está generando problemas en la mayoría de localidades. En la actualidad, los jóvenes empiezan antes a consumir alcohol y encuentran en esta práctica la oportunidad para hacerlo sin ningún tipo de control.
El único punto legal para beber en la calle en Chiclana, tras la entrada en vigor de la llamada Ley del botellón, es el recinto ferial, aunque la playa, pese a no estar permitido, sigue siendo el sitio principal para este tipo de reuniones. Para evitarlo, la Policía Local organiza patrullas por distintas partes de la ciudad, pero son a veces insuficientes en la labor de controlar todas las zonas donde se lleva a cabo esta actividad.
Desde hace alrededor de diez años, el Ayuntamiento ha puesto en marcha numerosas iniciativas para regular esta actividad sin que moleste a vecinos o viandantes y, a su vez, alejar a los jóvenes de ella ofreciéndoles otros tipos de atracciones. Así, la 'ley del botellón' lo limitaba a la zona periurbana, es decir, al citado recinto ferial.
Por otra parte, se llevó a cabo la iniciativa de 'El polideportivo se mueve', que consistía en que se abrieran durante un tiempo las puertas del Polideportivo de Santa Ana para ofrecer distintas alternativas de entretenimiento, como billares, futbolines, juegos programados, etc.
Así, también se repartieron panfletos informativos para atraer a los jóvenes a estas distintas opciones de diversión e incitar a que lo pasaran bien sin que fuera necesario consumir alcohol. Aunque obtuvieron éxito durante algún tiempo y acogieron en sus actividades a numerosos jóvenes, ninguna de las ideas promovidas por el Ayuntamiento logró mantenerse funcionando hasta hoy. Cada vez son más los jóvenes que realizan esta actividad en cualquier punto de la ciudad, sin tener en cuenta la "ley del botellón" o las molestias que pueden provocar.
Asimismo, los cada vez más participantes del tan extendido botellón justifican estas reuniones en sitios no habilitados para ello con distintos motivos. Un muchacho que consume alcohol en la calle de forma regular indica que lo hace porque "Chiclana es una ciudad muy aburrida en cuanto a atracciones para jóvenes, no hay apenas establecimientos de entretenimiento".
Otro manifestaba que "desde las instituciones locales no se piensa en absoluto en los jóvenes. No hay discotecas light para los menores de edad ni centros lúdicos que estén abiertos durante toda la noche". En general, este es uno de los motivos más sonados entre ellos y por lo que encuentran su diversión en el botellón, una actividad a la que es fácil acceder, barata y que, además, si son menores de edad pueden conseguir el alcohol a través de alguien mayor que se lo facilite.
El transporte público es otra de las grandes quejas de los más jóvenes de la localidad. La mayoría coincide en que "tenemos que ir hasta el paseo marítimo para encontrar locales donde pasarlo bien y si tenemos que usar el transporte público hay que tener en cuenta que sólo están disponibles hasta las 3 de la madrugada, un horario muy reducido cuando quieres salir toda la noche". Además, los adolescentes destacan que "estamos casi obligados a hacer botellón en un sitio cercano a casa o en la playa donde está la marcha, y más sabiendo que después de beber, si eres menor, no tienes ningún sitio donde ir".
Los mayores de edad también encuentran obstáculos con la 'ley del botellón'. Uno comenta que "con 18 ó 19 años si tienes suerte y puedes permitirte tener tu coche propio eres independiente y puedes ir y venir a la hora que te apetezca, pero si necesitas el transporte público es un problema salir de fiesta sin hacer botellón".
Por otra parte, una joven manifiesta que "la zona habilitada está muy alejada de todo, en especial de la zona de marcha. Si consumes alcohol en el recinto ferial luego no puedes conducir hasta las discotecas de la playa y el transporte público no funciona a esas horas, por eso bebemos en otros sitios".
El precio es otro de los puntos a favor del botellón, muchos coinciden en que el alcohol tiene un precio más alto dentro de las discotecas. "El problema es que el coste de la copa llega a triplicarse si se consume en los locales, si el precio fuese el mismo en la calle que en el establecimiento quizás los jóvenes no estaríamos tirados en la calle pasando frío en invierno y calor en verano", indica un grupo de jóvenes.
Sin embargo, otros tienen como única excusa el placer. "Hago botellón cada fin de semana porque me gusta y te relacionas más con la gente", señala una chica. "En una discoteca, con la música tan alta, no puedes mantener una conversación con nadie, pero en la calle, bebiendo copas, te sueltas más y sueles conocer mucha gente nueva incluso llegas a pasarlo mejor que en algún local", recalca. Además, algunos dan ideas para mejorar la situación del botellón, mantienen que deberían habilitar más zonas y no dejarlo en una de las más alejadas.
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