Un juzgado de Barbate investiga el desvío de aguas al río Cachón
Tribunales
Una empresa que construye un complejo de viviendas en Zahara de los Atunes echó el pasado verano al río aguas subterráneas, lo que provocó malos olores y el cierre de la playa varios días
Cádiz/Un juzgado de Barbate ha abierto una investigación a raíz del desvío de aguas subterráneas que realizó el pasado verano una empresa constructora al río Cachón durante la ejecución de las obras de una urbanización, lo que provocó malos olores –“insoportables” según los vecinos– e incluso el cierre de parte de la playa de Zahara de los Atunes varios días. Y no sólo eso. A partir de estos desvíos, se efectuaron analíticas y la Junta determinó que había sospechas de una posible filtración de aguas fecales, eso sí, sin que ello supusiera un problema ambiental ni de salud para los vecinos de la zona.
Los movimientos de aguas subterráneas realizados por la constructora encargada de levantar el complejo de viviendas llegaron ese mismo verano a la Fiscalía Provincial de Cádiz, órgano que inició y gestionó la investigación durante seis meses, el plazo máximo que tiene ahora para instruir diligencias penales.
A punto de expirar dicho plazo, el 28 de enero de este año la Fiscalía remitió el caso al juzgado decano de Barbate para que continuase con las pesquisas, en tanto que la fiscal que llevó el asunto estimó que los desvíos de aguas subterráneas al río Cachón “evidenciaban hechos de relevancia penal”. Esto es, podría haberse incurrido en un delito.
Cronología
Esta causa ha desembocado en los juzgados después de que el 17 de julio de 2018 parte de la playa de Zahara de los Atunes quedase cerrada al baño durante algunos días. Llegaron a sus aguas lodos del río Cachón mezclados con aguas subterráneas procedentes de las obras de la referida promoción de viviendas. En plena temporada turística, la bandera azul que distinguía a esta playa por sus excepcionales condiciones (bandera que este año ha perdido) se tornó roja y los bañistas tuvieron que retirarse tierra adentro. Los usuarios de la playa se toparon con una espuma amarilla y pestilente. En la orilla olía a fango podrido, dijeron algunos vecinos. Apestaba.
María Isabel Romero, la responsable de la ELA (Zahara de los Atunes es una Entidad Local Autónoma perteneciente al municipio de Barbate), solicitó entonces un análisis de las aguas a un laboratorio y comunicó el problema a la Delegación Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
El polémico movimiento de aguas subterráneas desde la obra fue paralizado por la Junta ese mismo mes de julio, si bien después lo autorizó tras ser solicitados los oportunos permisos por la sociedad constructora.
En septiembre de 2018, los vecinos volvieron a quejarse y salieron a la calle para manifestarse en señal de protesta. Los malos olores persistían. La alcaldesa de Zahara dijo no saber si ese olor “nauseabundo” tenía que ver con la obra de la urbanización o no, pero que cada vez que desde allí reanudaban la evacuación de agua al Cachón, regresaba la peste al pueblo.
Mientras, la constructora seguía extrayendo y echando aguas subterráneas al río, previa autorización de la Delegación Territorial de Medio Ambiente. Ese permiso, no obstante, le fue concedido a la empresa para evacuar agua limpia y condicionado a la realización de analíticas periódicas.
A finales de septiembre de 2018, uno de esos análisis reveló que el agua que la obra vertía al Cachón contenía “una pequeña carga de materia orgánica”, insuficiente como para ser considerada un problema ambiental ni de salud. La Junta creía que había una filtración de aguas fecales en los vertidos al Cachón, si bien desconocía su origen. La versión oficial ofrecida por la administración no terminó de convencer nunca a los vecinos.
Un "atentado" al río Cachón, según los ecologistas
Ecologistas en Acción explicó en un comunicado que en Zahara de los Atunes hay episodios de malos olores muchos veranos por aguas estancadas y putrefactas del río Cachón, un río que, como tantos otros del litoral atlántico de la provincia de Cádiz, no logra desembocar en el mar, sino que se acaba en las arenas de potentes playas que actúan como un filtro para la suciedad que arrastra. El agua pasa pero sus residuos y sólidos en suspensión quedan en la playa; en el caso de Zahara, pegados al pueblo.
Para los ecologistas, las obras de esta urbanización son un “atentado” que empeora el estado medioambiental del río Cachón.
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