Los loteros lo apuestan todo en la primera manifestación de su historia

Cádiz/Borren de su retina las escenas del 22 de diciembre. La imagen de una administración de loterías, con sus loteros descorchando una botella de champán, es fruto de una alegría efímera. Flor de un día al que le siguen otros 364 batallando por mantener a flote sus negocios. En la provincia de Cádiz hay alrededor de 300 puntos de Loterías y Apuesta del Estado (LAE), entre las administraciones de loterías, que basan su actividad exclusivamente en este sector, y los puntos mixtos, que lo comparten con otra actividad. La gran mayoría de ellos van a cerrar sus establecimientos durante dos horas el próximo miércoles 22 de septiembre.

Por primera vez en la historia, los loteros se echarán a la calle en manifestación. Responsables de administraciones de Loterías de toda España han convocado la primera protesta del sector de Loterías, que se celebrará en Madrid, para pedir que aumenten las comisiones que perciben por su trabajo. Pero además de la manifestación en la capital de España, todas las administraciones del país están llamadas a echar la baraja entre las 12:00 y las 14:00 horas.

Quieren hacer visible el malestar del gremio por la precaria situación económica en la que se encuentran muchos de estos negocios. Exigen mejoras y conseguir la revisión de las comisiones, que llevan 17 años congeladas.

Aunque la protesta cuenta con el apoyo de varias asociaciones del sector, en esta ocasión han intentado desvincularse de las distintas asociaciones que existen en el país y de siglas políticas. El colectivo dice que las administraciones apenas se llevan unos céntimos por la venta de los décimos o boletos de apuestas y demandan un incremento de las comisiones que reciben por comercializar productos en nombre del Estado.

En todos estos años, desde 2004, han visto como se ha encarecido desde la cuota de autónomos al precio que pagan por los alquileres de los establecimientos. A esto añaden, claro está, el incremento en el precio de suministros como la luz, mientras que no se ha revisado el porcentaje que ellos ingresan por vender sus productos. Es más, a la no revisión de las comisiones se añade que desde 2012 se rebajó el porcentaje por pago de premios a los ganadores, pasando del 2,5% al 1,25% a partir de un importe anual de 250.000 euros. Igualmente, las Administraciones de Lotería han perdido la comisión de los pagos de premios a partir de 2.000 euros por boleto.

Según el contrato de servicios de gestión de puntos de venta de Loterías y Apuestas del Estado, esta se compromete a abonar al gestor una remuneración que consiste, por ejemplo, en el 5,5 % del importe bruto de la venta de La Primitiva. Es decir, por cada euro de juego que los loteros venden, apenas reciben 5 céntimos. “Hay que vender mucho para poder mantener un negocio”, dicen.

En otros sorteos, como el de la Lotería de Navidad, la remuneración es del 4% de su venta, por lo que por cada décimo de 20 euros reciben 80 céntimos, cuatro céntimos por euro vendido. Además, son beneficios a los que tienen que hacerle una retención del 15%.

Es cuanto menos curioso que exista una diferencia en el porcentaje de comisiones que los loteros reciben dependiendo del tipo de sorteo, cuando el trabajo y la dedicación de los profesionales que atienden los puntos de venta es el mismo para un juego retribuido al 5,5%, que el que realiza en la comercialización de un juego retribuido al 6%.

En este sentido, llama la atención que mientras que, para las Loterías del jueves, sábado y El Niño, la comisión que reciben los loteros es del 6%, en al caso de la Lotería de Navidad, de lejos la más vendida, se baje al 4%. Todo esto hace que los Loteros obtengan ganancias muy bajas con las que apenas pueden soportar todos los gastos que tienen que afrontar para sacar adelante un negocio de este tipo.

“Pese a las bajas comisiones, todavía hay quien piensa que nos hacemos de oro, y no todos somos Doña Manolita o La bruixa d'Or (La Bruja de Oro). La mayoría sobrevivimos con los clientes de barrio a duras penas”, dicen los loteros. “Comparar a Xavier Gabriel, el propietario de La Bruixa d'Or, con cualquiera de nosotros, es como pensar que la tienda de ropa de tu barrio gana tanto como Amancio Ortega”, dicen.

A esta situación, que llevaban sufriendo durante años, se le unió hace el pasado 2020 la pandemia de la Covid-19, cuando con las restricciones impuestas por las normas sanitarias obligaron a estos establecimientos a cerrar durante tres meses y no recibieron ningún tipo de ayuda.

La venta de este tipo de productos, con sorteos a diario, supone para el Estado más de 9.000 millones de euros anuales, de los que, una vez descontados los premios y gastos de infraestructura de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), 2.200 millones se aportan directamente a la administración estatal. Además, a esto hay que sumar alrededor de 380 millones de euros que los ganadores de los premios pagan en impuestos. La lotería es uno de los principales ingresos para las cuentas del Estado.

Con estos datos, los loteros consideran que el beneficio es muy desigual. Tanto, que el que ellos reciben “roza la ridiculez”. Por eso dicen que no han tenido más remedio que convocar una protesta nacional, que ha tenido su origen en Sevilla. En la capital andaluza, los llamados “Loteros al Sol”, llevan meses manifestándose frente a la delegación de Hacienda en Sevilla, reivindicando una subida de las comisiones.

Las protestas, que se han conocido enseguida en el resto de España mediante redes sociales y grupos de Whatsapp, han encontrado un fuerte respaldo en todo el país y se ha convocado la manifestación en Madrid bajo el lema ‘Loteros en la lucha’. Exigen una subida lineal de comisiones para salvar a un sector que emplea a más de 12.000 personas de forma directa.

Creen que lo justo sería que se aplicase el incremento del IPC desde 2004 a 2020 (un 30.9%) a la media de las comisiones que reciben, con carácter retroactivo. Es decir, pasar a percibir un 7.30% de media, en lugar del 5.58% que ahora tienen. O lo que es lo mismo, ganar 7 céntimos por euro jugado, en lugar de cinco. “Tampoco para hacernos ricos”.