La marihuana regresa fuerte como ocio y como negocio

Las incautaciones de plantas de cannabis en España han aumentado un 538% en sólo cuatro años. Sólo en Cádiz, durante 2018, se incautaron 42.600 plantas y este año va camino de crecer

Un secadero de 'maría' desmantelado en Jerez hace unas semanas
Pedro Ingelmo

08 de agosto 2019 - 19:50

La proliferación de cultivos de marihuana en los últimos años llevó a la Policía Nacional a establecer un plan pionero contra esta droga, un dispositivo que lleva por nombre el de Operación Verde y que echó a andar el pasado mes de febrero. Desde entonces, han sido detenidas 814 personas y se han desmantelado más de 300 plantaciones de cannabis en toda España, según el balance que hizo público ayer la Policía Nacional.

La Guardia Civil en las zonas rurales también ha aplicado su propio plan. Desde entonces, en la provincia han caído decenas de naves dedicadas a su cultivo. La marihuana, hasta hace no mucho una planta de cultivo habitual para autoconsumo, se está convirtiendo en un gran negocio.En los últimos años las incautaciones de plantas de cannabis en España se ha incrementado la sideral cifra de un 538%.

El balance de 2018, elaborado por las fiscales Antidroga de Cádiz-Ceuta y el Campo de Gibraltar, Ana Villagómez (ahora también fiscal antdroga de Andalucía) y Macarena Arroyo, explica que persiste el auge de los cultivos de marihuana. Así, se confiscaron 42.600 plantas de marihuana que arrojaron un peso total de dos toneladas. Villagómez explica que “con los cultivos transgénicos se logran hasta cuatro cultivos al año. No hay que esperar a que la planta crezc

"Los traficantes se han dado cuenta de que es más fácil y rentable cultivar aquí que traer la droga de Marruecos"

a. A los tres meses ya pueden cosechar y con ese nivel de producción se puede hacer dinero incluso con plantaciones en sitios pequeños. Además, la marihuana se está pagando en Europa muy cara. Los traficantes se han dado cuenta que es más fácil y rentable cultivar aquí que traer la droga desde Marruecos”.

El negocio, según fuentes policiales, suele rentar entre 3.000 y 4.000 euros cada tres meses, en función también del número de plantas que tenga cada uno. En la provincia se han encontrado enormes plantaciones indoor. Para poner todo este en marcha es habitual también que se robe la luz eléctrica, con enganches ilegales a la red o al alumbrado público. Una vez recogida y secada la droga, existen una serie de distribuidores que se encargan de recogerla y llevarla a otros países europeos, como Francia.

La mayor parte de la marihuana que se incauta es seca, el 70%, y el 30% restante maría verde, recién cortada. La marihuana seca pesa bastante menos que la verde y se da el caso de que la diferencia de precio entre el kilo de hachís y el de marihuana se ha reducido significativamente. Actualmente los mil gramos de maría suelen costar 1.500 euros, incluso 2.000 euros si es de gran calidad, mientras que un kilo de buen hachís vale 3.000. Ocurre que, además, con la marihuana cultivada en viviendas o plantaciones privadas, también se ahorran el transporte desde Marruecos, el dinero que cobra el piloto de la embarcación, el de los puntos que vigilan a los agentes de Policía, Guardia Civil o Vigilancia Aduanera, no necesitan porteadores para llevar los fardos de la playa a los todoterrenos ni tampoco hay que contratar guarderías. Además, la pena de cárcel por cultivar marihuana es menor y si se trata de la primera vez no se suele entrar en prisión.

Es, por tanto, un negocio bastante más seguro que el tráfico de otras drogas. No requiere de un trapicheo en las calles ni de la instalación de un punto de venta frecuentado por desconocidos. Para la Policía es mucho más difícil de combatir, ya que requiere de vigilancias continuas que justifiquen la petición de una orden de registro de una vivienda a un juez. “Y, cuando ésta se concede, la mayoría de los detenidos quedan en libertad provisional, al entender los jueces que están ante una droga blanda y por la dificultad que supone imputarle a los arrestados un cargo por pertenencia a organización criminal”.

Los últimos alijos en la provincia muestran de qué maneras tan distintas se mueve el negocio. Una de las últimas operaciones se realizó en San Fernando, donde se encontraron 2.000 plantas en una nave de 400 metros cuadrados del polígono de Fadricas. Estaba apartada, pero el olor les delató. Sin embargo, sólo unos días antes, en Jerez, la Policía desmanteló otra plantación, ésta con 164 plantas, que se encontraban en pleno casco histórico. En una casa antigua el inquilino había acondicionado cuatro estancias y colocado 45 luminarias de gran tamaño, cinco consolas de aire a condicionado de tamaño industrial, catorce ventiladores, cinco filtros de carbono, seis turbinas extractoras y 65 balastros magnéticos. Todo estaba preparado para un rápido crecimiento que le ofreciera cuatro cosechas al año. Otras 500 plantas fueron encontradas en el sótano de un chalé de la urbanización El Altillo. Se calculó que su valor en el mercado era de medio millón de euros. A los vecinos se les iba la luz cada dos por tres.

Pero donde más se ha detectado el negocio ha sido en Sanlúcar. Las operaciones son innumerables. Llamó la atención una especialmente ingeniosa en los adosados de la zona de los Huertos de Ricardo, con 582 plantas y cuyo olor se camuflaba con pulverizadores de jabón lavanda. El ingenio avanza.

Casi profesionales

La operaciónVerde surgió a raíz de varios golpes internacionales al tráfico de marihuana en los que la Policía española ha participado, en colaboración con las de otros países como Reino Unido, Holanda, Francia, Serbia,Italia y Portugal. En todas esas investigaciones se observó que el país de origen de las plantas era España, que la exportaba a toda Europa a través de empresas de transporte. Además de un incremento brutal de las incautaciones, los investigadores han detectado un perfeccionamiento progresivo de las plantaciones indoor, en las que la producción es más intensiva tanto en calidad como en cantidad. Esto se debe a las mejoras en la selección de las semillas y a la gestión de los cultivos con sofisticados sistemas de fertilización y climatización, así como el uso de tecnología de última generación, que permiten una producción permanente. Además, hacen uso de todo tipo de útiles, como reflectores, transformadores, cuadros eléctricos, balastros y sistemas de riego, aires acondicionados, ventiladores, filstros de carbono y antiolores, lámparas y circuitos de ventilación. De esta forma se exprime al máximo la capacidad de la plantación, y por otro lado se dificulta su localización.

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