San Fernando
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El mayor contrato jamás contado

Navantia construirá en San Fernando cinco corbetas para Arabia Saudí

Los 1.800 millones de inversión lo convierten en el acuerdo más grande de la historia de los astilleros con un cliente extranjerol La previsión es que este trabajo beneficie a cerca de 12.000 familias en toda la comarca

Tras el verano llegarán los 300 primeros saudíes que formarán la tripulación de los barcos

Imagen reciente de la proa del BAM Audaz, buque para la Armada también construido en el astillero de San Fernando. / Jesús Marín
F. Rufo

15 de julio 2018 - 01:41

Cádiz/Astilleros. Esta palabra es para la provincia de Cádiz algo más que una industria. En un territorio en el que tener una tasa de paro del 30% es casi una buena noticia (no hace muchos meses llegó a superar el 42% de desempleo), que los astilleros de Navantia consigan contratos para construir barcos es más que una pura estadística laboral. Quienes trabajan en el astillero de San Fernando, de Puerto Real o el de la capital gaditana, saben que fabricar un buque supone que la economía vuelva a emerger. Una imagen lo resume: las enormes explanadas de los aparcamientos reservados para los trabajadores que a diario entran en los astilleros llenas de coches. Ni siquiera hay hueco para una visita. Es la mejor señal.

Es también de sobra conocido que estos periodos de bonanza en los diques no suelen durar mucho. Cortes de carretera, protestas y cargas policiales han acompañado a los trabajadores de los astilleros desde que llegó la democracia. Es un hecho en el que el impacto de las imágenes del enfrentamiento con la Policía ha tapado habitualmente el trasfondo: siempre ha sido la manera de lograr más pedidos cuando los periodos de subactividad han sido muy prolongados. Y porque, como empresa pública que es, el que llegaran o no barcos siempre ha dependido de una decisión política del Gobierno de turno.

Esta vez, sin embargo, hay una variante. El último contrato rubricado y hecho oficial para Navantia llega desde Arabia Saudí. El astillero de San Fernando, fundamentalmente, tendrá que construir cinco corbetas desde finales de este año y hasta 2022. Serán cinco años en el que, según las previsiones oficiales, se crearán 6.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos. De nuevo las explanadas de los aparcamientos estarán repletas. Y además las economías de las familias gaditanas lo notarán. Los astilleros son los centros de trabajo, pero también los comercios, los restaurantes, las vacaciones....

En el caso del contrato de Arabia han sido casi cuatro años de dura negociación. Y para lograrlo, han tenido que pasar dos reyes de España (Juan Carlos I, primero; Felipe VI, después); dos presidentes del Gobierno (Mariano Rajoy y Pedro Sánchez); y dos presidentes de Navantia (José Manuel Revuelta y Esteban García Vilasánchez). Una vez ratificado, ahora toca ponerse manos a la obra. No en vano es el mayor contrato de la historia de los astilleros públicos españoles con un cliente extranjero. Antes, quedan en la memoria los 1.300 millones que le supuso a Navantia la construcción en la Bahía de Cádiz de las siete fragatas para la Venezuela de Hugo Chávez (acuerdo firmado por el Gobierno de Zapatero); y antes los cuatro Buques de Acción Marítima (BAM) y el Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) para la Armada. Hoy, el astillero de Puerto Real hace frente a la fase final de construcción de cuatro petroleros tipo Suezmax (capaces de atravesar el canal de Suez) para la naviera vasca Ondimar que, a su vez, los construye para su cliente, Cepsa. Este martes entrega el segundo. A mitad del próximo año, se quedará sin faena.

Y en esto tendrá mucho que decir también el acuerdo con Arabia. Serán siete millones de horas de trabajo, el 90% para San Fernando. Pero, como explicaba a este periódico el presidente del comité de empresa de este astillero, Jesús Peralta, (CCOO), "está previsto que Puerto Real se quede con unos 30 bloques de acero, que se puede corresponder con dos corbetas enteras, que inicialmente iban a ir a Ferrol, pero se quedarán aquí para que los compañeros de Puerto Real empiecen el trabajo".

E igual que el acuerdo con los venezolanos supuso para la Bahía de Cádiz la llegada de centenares de ciudadanos de aquel país (sobre todo en Puerto Real), ahora le toca el turno a los saudíes. De hecho, está previsto que lleguen hasta La Isla unos 600 en distintas fases. Primero llegarán 300, que empezarán a formarse para ser la futura tripulación de estas cinco corbetas. Así, acudirán a la Escuela Naval de Marín y a la de Ferrol para formarse en el manejo de buques; también recibirán las adecuadas nociones militares y; en tercer lugar, visitarán Reino Unido para dominar el inglés. Mientras todo eso ocurre, mientras van y vienen y se preparan, se habilitarán varias instalaciones en el Arsenal de La Carraca (instalaciones militares contiguas al astillero de San Fernando). Eso, como explicó Peralta, supone también economía para la comarca. No es extraño pensar que muchos quieran vivir en un piso, realizar compras, etc. Es otro añadido.

Pero lo vital, según Peralta, son dos cosas. La primera, el empleo. En su opinión, además de los 6.000 trabajadores que se verán beneficiados anualmente durante los cinco años que durará la construcción, "en total podemos hablar de unas 12.000 familias de la Bahía de Cádiz en las que repercutirá de alguna forma este contrato. Veremos cómo el paro en esta provincia se va rebajando".

La segunda pata del gran beneficio de este acuerdo afecta a la propia compañía: "Se ha asegurado la base económica del plan estratégico que estamos negociando y que va por buen camino; y además sitúa a Navantia en un punto, Oriente Medio, en el que puede lograr más acuerdos". De hecho, apuntó Peralta, ya hay otros países como Egipto o Marruecos que, atraídos por la nueva relación con Arabia, han comenzado a insinuar su predisposición a realizar algún nuevo encargo a la empresa pública española.

Y no será lo único. Hay que tener en cuenta que Navantia se quedó a las puertas del que hubiera representado el mayor contrato de la historia de cualquier compañía española, el de las nueve fragatas para Australia valoradas en más de 22.000 millones de euros. Motivos políticos y económicos (la salida del Reino Unido de Europa con el Brexit y el hecho de que ingleses y australianos forman la Commonwealth) llevaron a que el contrato se lo quedase la inglesa BAE Systems. De esa forma Australia diversifica proveedores y no depende casi en exclusiva de la compañía española (que ya tiene cuatro sedes en tierras australianas, con decenas de gaditanos).

Por la misma razón puede haberse producido la adjudicación de Arabia a la empresa española. Pero en este caso con un valor añadido más: Navantia se hará cargo del apoyo al ciclo de vida de los barcos, es decir, se encargará de su mantenimiento futuro y, mirando a medio plazo, puede suponer una relación que dé más frutos. Como en el negocio automovilístico, en la garantía y el seguro está también hoy el negocio.

Pero eso vendrá después. Ahora toca prepararse. De entrada, la dirección del astillero de San Fernando está viendo de qué manera puede duplicarse el espacio para aparcamientos en la factoría. Y, además, el comité de empresa ha querido recordar a las administraciones competentes la urgente necesidad de adecuar la carretera de entrada al recinto de Navantia. Para quien no lo conozca, baste decir que sólo se puede acceder a través de un puente que sólo tiene un sentido de la circulación, con lo que los vehículos tienen que ceder el paso en uno y otro sentido, generando considerables atascos, más allá de la dificultad que puede conllevar para la entrada de suministros como el acero.

Precisamente, hace un par de días se hizo ya el primer encargo de acero para las corbetas de Arabia. Se han solicitado las planchas necesarias para hacer seis bloques (seis anillos) que comenzarán a llegar a finales de septiembre. La idea, según prevén en el astillero, es que el primer corte de chapa se haga el próximo 3 de enero. Los Reyes Magos, esta vez, llegarán desde Arabia.

Buques con sistemas nacidos en Navantia

La construcción de las cinco corbetas para Arabia Saudí por parte de Navantia en la Bahía de Cádiz tiene otro aliciente añadido. Todos los sistemas que cada buque llevará integrados han nacido en la casa, en el 'gran cerebro' de la compañía que es la división de Sistemas. Las corbetas estarán basadas además en el Avante 2200 y adaptadas a los requisitos de la Marina saudí. El diseño de las corbetas es de última generación, y en ellas se instalarán los productos ideados en Sistemas: el sistema de combate Catiz, el sistema de comunicaciones integradas Hermesys, la dirección de tiro Dorna, el Sistema Integrado de Control de Plataforma, el puente integrado Minerva y los motores y las cajas reductoras. El buque tendrá una eslora de casi 100 metros (98,9) y una manga máxima de 13,6. Será capaz de desplazar 2.500 toneladas a plena carga con sus cuatro motores diesel de 5.920 kw cada uno y su calado es de 4,1 metros. Alcanza una velocidad máxima de 28 nudos, su velocidad de crucero es de 15 nudos y tiene una autonomía a la velocidad de crucero de 5.000 millas náuticas. Desde el comité de empresa de la factoría de San Fernando aseguran que "será todo un reto, pero estamos preparados, porque todos los buques que hemos construido aquí tienen un nivel tecnológico muy alto que nos ha preparado para poder afrontarlo con garantías". "Aquí no sabemos otra cosa que hacer barcos, por eso para nosotros es una de las mejores noticias de los últimos años", indicó el comité.

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