La mayoría de las playas de la Bahía de Cádiz tienen una tasa de retroceso de dos metros

Los desbordes de los esteros o los fangos en Camposoto son signos ya del avance del mar

En las zonas urbanas, garajes y alcantarillado serán los puntos que primero se resientan, afirma desde la UCA Javier Benavente

La costa de Cádiz, en peligro por la subida del nivel del mar en 2030

Un centímetro de subida del nivel del mar equivale a un metro de mordida en la costa.
Un centímetro de subida del nivel del mar equivale a un metro de mordida en la costa. / Julio González

El informe Crisis a toda costa 2024, hecho público esta semana por Greenpeace, resumía los peligros que respecto a la subida del nivel del mar conlleva el cambio climático. En el caso de España, con dos zonas (Barcelona y el Golfo de Cádiz) en lo alto de la tabla de riesgo. Las dos aparecen en lo más arriba del listado por buenos motivos, pero por motivos distintos. 

“A la hora de calcular los escenarios de este tipo –apunta desde la UCA el doctor Javier Benavente, especialista en Geología y Geofísica Litoral y Marina–, hay dos cuestiones diferentes: lo que llamamos riegos y los procesos o eventos. Barcelona es una de las zonas con mayor vulnerabilidad al cambio climático porque en toda la costa hay grandes infraestructuras construidas muy cerca del nivel de un mar que presenta un nivel de retroceso importante: la mayor parte de las regeneraciones que se están haciendo no son, de hecho, para salvar las playas, sino para salvar las infraestructuras. El aeropuerto del Prat es uno de los clásicos cuando se habla de las amenazas de la subida del nivel del mar”.  

El caso de Cádiz es diferente: la provincia acumula un buen puñado de localidades en el informe ecologista –Sanlúcar, Chipiona, Costa Ballena, Rota, El Puerto , Cádiz, Puerto Real, San Fernando, Sancti Petri, Conil, El Palmar, Barbate, Zahara de los Atunes, Tarifa, Algeciras, Sotogrande–. “Todo el Golfo de Cádiz se caracteriza por una costa baja, incluso la Bahía de Algeciras, que presenta zonas de marismas como Palmones –explica Benavente–. Excepto en algunos puntos del centro histórico de Cádiz, por ejemplo, que están a 10 o 12 metros por encima del nivel del mar, el resto está justo por encima o incluso por debajo”. 

A esta naturaleza se une otro factor que convierte a toda la zona en una “tormenta perfecta” cuando hablamos de los riesgos que tiene la subida del nivel del mar: a nuestras costas les faltan sedimentos. “Presentamos unas tasas de erosión más elevadas de lo esperable porque todos los grandes ríos, y nosotros tenemos dos, el Guadiana y el Guadalquivir –señala Javier Benavente–, están regulados por presas. y no llega un grano de arena a la costa. Y esto ha ido generando desde los años 60 retrocesos muy importantes en la línea de costa. A ello le podemos sumar, también, otras construcciones que se han ido haciendo, con el espigón en el río Guadalete, que hizo que parte de la playa de Valdelagrama tenga un retroceso de 200 metros”. 

HABLEMOS DE ADAPTACIÓN

A nivel global, en una década, los famosos cálculos del IPCC han pasado de un ascenso del nivel del mar de 1.5 mm al año a 3 mm: “Para la gente, parece muy poco pero tenemos el gran problema de que es inexorable, y de que vamos hacia los peores escenarios –apunta el especialista–. Desde lo que vosotros llamáis academia, ya hablamos de adaptación”.  

Según la regla de Bruun, un centímetro de subida en el nivel del mar equivale a un metro en la costa. En el caso gaditano, “la mayoría de las playas del entorno de la Bahía de Cádiz tienen unas tasas de retroceso de más de dos metros al año –afirma Benavente–. Es algo que vemos mejor cuando hay temporales. En Camposoto, la marca está en dos metros; en Cádiz ciudad, casi otros dos metros; y lo mismo para Costa Ballena y demás... Ocurre que a la mayoría las vamos regenerando”.  

En este sentido, un efecto colateral de la sequía y de las predicciones respecto al cambio climático es que apenas nos llegan temporales: una mayor actividad supondría mayor erosión.“Lo que ha pasado en Camposoto con los fangos, era algo que pasaba de cuando en cuando con los temporales –explica Benavente–. Y fíjate que ahora han aparecido sin más, por la tendencia erosiva y de retroceso”. 

“Quienes están en la zona de esteros en la Bahía, –prosigue Benavente– comentan que, cuando llegan una marea muy alta, o una marea viva, les desborda las cotas. Esto ocurre porque antes era muy poca la diferencia en altura, pero ahora ya se está notando”.

La subida del nivel del mar no es algo que uno pueda notar un día, advierte Javier Benavente, mirando la playa. “En zonas urbanas, donde primero lo notaremos será en garajes y alcantarillas que, de hecho, ya se han ido inundado cada vez que hay temporales, como hemos visto a veces en Cádiz en la Barriada de La Paz o La Laguna –cuenta–. El tema del alcantarillado es un problema serio, porque ha terminado estando por debajo del nivel que debería estar, y podrá causar problemas de inundación con los temporales de retorno, cada uno o dos años. En algunas ciudades costeras, de hecho, están construyendo puntos de bombeos de agua en la red de saneamiento”.

El tema de qué mantener o qué dejar al mar frente a esta realidad es una cuestión que probablemente veamos, asegura. “Si perdemos playas o grandes infraestructuras, tiene también un impacto económico –señala–. De hecho, nosotros estamos trabajando ahora en dos informes: uno, encaminado a estudiar la evolución de los sistemas con zonas no ocupadas en las que el mar avanza; y otro, sobre los impactos económicos que puede tener por ejemplo en el turismo, y el coste de adaptación o traslados. Y lo que metemos ya son economistas”

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