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"Lo que está pasando es como si un cliente va a un bar y le dicen que se ha acabado la cerveza”. Así describe un profesional del sector del automóvil de la provincia de Cádiz la crisis que está sufriendo la industria a nivel mundial. No faltan clientes, sino coches nuevos. La mayoría de los fabricantes se está viendo obligada a paralizar la producción porque hay escasez de un elemento fundamental en el automóvil moderno: los microchips.
En un sector donde los planes de producción se establecen con años vista, la crisis del coronavirus estalló el año pasado justo cuando los grandes grupos de la automoción estaban haciendo una revisión a la baja de sus previsiones. Pasado lo más duro de la pandemia, la recuperación de la demanda de coches está siendo mucho más intensa de lo previsto, especialmente de híbridos y eléctricos, los más dependientes de los semiconductores.
Esta sed ha coincidido con la clausura temporal de las fábricas de proveedores de microchips, que se concentran en Asia, así como con la revolución tecnológica del 5G, que está acaparando la mayor parte de la producción actual.
“Se ha unido todo. La pandemia, el cambio al vehículo eléctrico y que los fabricantes de móviles han hecho acopio de microchips. La consecuencia es que los plazos de entrega se están alargando, y hay ciertos modelos en los que hay que esperar hasta seis meses”, relata Ricardo Alfonso, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de la Provincia de Cádiz (Acoauto).
El problema se traslada a la cuentas de resultados de los concesionarios, porque los equipos de ventas se encuentran sin coches que vender, y por tanto, sin generar ingresos. “En esa amalgama de circunstancias, los concesionarios de Cádiz están haciendo lo indecible para que no sufra nuestro colectivo de trabajadores”, incide Ricardo Alfonso, que reitera que se trata de “una situación coyuntural” que confía en que se resolverá en los próximos meses.
Los datos de ventas reflejan este complejo entorno. En el mes de agosto se matricularon un total de 881 coches en Cádiz,un 35% menos que en el mismo mes del año pasado, según Ganvam y Faconauto. Los datos acumulados del periodo entre enero y agosto arrojan una caída del 1,3% (8.790 vehículos en 2021 frente a 8.910 en 2020), a pesar de que el año pasado hubo casi tres meses de actividad prácticamente nula como consecuencia del confinamiento. La tendencia del mes de septiembre es similar. “A fecha de hoy hemos vendido unos 400 coches en la provincia, y estamos un 27% por debajo de septiembre de 2020, que ya fue un mal año”,. agrega el presidente de Acoauto.
Coincide en este análisis Luis Cabello, vocal de la Asociación de Talleres de Reparaciones de Automóviles de Cádiz (ATRA). “Antiguamente siempre teníamos stock de coches nuevos en campa. Pero a raíz de la crisis de 2007, las marcas comenzaron a producir a pedido y el problema es que no tienen piezas para seguir fabricando cuando hay un problema de abastecimiento como ahora”, resalta. “Estuvimos de ERTE en la pandemia pero es que ahora tenemos una situación problemática porque al no haber producto que vender, ¿qué haces con ese personal?”, se pregunta.
Una de las consecuencias es que los clientes han optado por la compra de vehículos usados y kilómetro cero, coches ya matriculados pero con un kilometraje bajo procedentes de modelos de exposición o flotas. Entre enero y agosto se han tramitado 30.596 cambios de titularidad de turismos, un 21% más que en el mismo periodo de 2020, y casi la misma cifra que en 2019. Sólo en agosto se vendieron 3.753 vehículos de segunda mano en Cádiz, según la patronal Ganvam. En otras palabras, se venden casi cuatro vehículos usados por cada coche nuevo que se entrega en Cádiz.
Esta situación está calentando los precios del mercado de segunda mano, siguiendo las leyes de la oferta y la demanda. “El vehículo de ocasión se ha encarecido hasta el punto de que se ha vendido por encima del precio del coche nuevo”, sostiene Ricardo Alfonso. Pero las existencias se están agotando, como consecuencia del mismo problema de falta de vehículos nuevos.
Una de las principales fuentes de coches de ocasión son las flotas de empresas, fundamentalmente las grandes alquiladoras. Ante la imposibilidad de acometer con normalidad su renovación, las compañías están retrasando la rotación de sus flotas para seguir operando en un entorno de recuperación del movimiento turístico como el que se ha vivido este verano. “Las grandes empresas que normalmentes suministran el mercado de stock no han entregado sus coches porque no hay coches nuevos para renovar sus flotas”, reitera el presidente de Acoauto.
A pesar de estas dificultades, el sector insiste en que se trata de un problema puntual que se resolverá en los próximos meses. “Aunque no se entreguen coches, sí que hay muchos pedidos. Es un problema transitorio. Pero todos esos clientes que han señalado esos coches lo van a tener”, subraya Luis Cabello.“Es una situación coyuntural. No es algo crónico que se va a alargar en el tiempo. Nuestra preocupación máxima es el personal, que tiene mucha formación y que es nuestro capital”, coincide Ricardo Alfonso.
La escasez de semiconductores le costará a los fabricantes de automóviles unos 179.000 millones de euros en el año 2021, según los datos de AlixPartners recogidos por Bloomberg. AlixPartners predice que se fabricarán 7,7 millones de vehículos menos al agotarse las existencias de chips, que es casi el doble de lo que había estimado previamente la consultora, unos 3,9 millones. Los fabricantes, según Bloomberg, ya advierten de que los problemas se están propagando y podrían afectar a las ganancias del tercer trimestre. Los proveedores Faurecia SE y Hella GmbH & Co se unieron a la unidad de camiones Traton SE de Volkswagen AG como los últimos en hacer sonar la alarma. Asimismo, los centros de suministro en el sudeste asiático se han visto afectados por el cierre de fábricas a medida que se propagan los brotes de la Covid-19. Actualmente, se necesitarían alrededor de 21 semanas para completar los pedidos de chips, pero los fabricantes creen que la escasez podría durar años. Además, a medida que el número de vehículos en los concesionarios se ha reducido, los precios se han disparado, alcanzando un récord de 43.355 dólares (unos 36.900 euros) de media en Estados Unidos en agosto, según Cox Automotive.
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