Visto y Oído
Broncano
Polémica por el rescate de inmigrantes
El concepto básico que se tiene de la travesía de los inmigrantes en el Estrecho deduce que una ‘mafia’ capta al inmigrante en la costa marroquí y, a cambio de una cantidad, zarpa con la patera y recorre los 14 kilómetros que separan África de Europa. Esto no siempre es así.
La ruta más habitual sería la que dibuja el arco que saldría de algún lugar del noroeste de Marruecos, entre Tánger y Larache, para alcanzar algún lugar entre Tarifa y Conil. Informes del Centro Jovellanos, dependiente de Salvamento Marítimo, han hecho proyecciones sobre algunos de estos viajes y han visto la imposibilidad de que embarcaciones sin patrón puedan hacer esta travesía sin derivar.
Desde la Guardia Civil no están muy convencidos de que los inmigrantes les estén diciendo la verdad sobre su punto de salida. Mucho menos si de lo que estamos hablando es de embarcaciones de juguete con muy pocas posibilidades de salvar con éxito las corrientes y hacer esa travesía completa.
La teoría que se maneja es otra. En muchos casos la mayor parte del viaje se hace a babor de un barco de pesca de arrastre, indetectable para el SIVE, y se sueltan a unas tres millas de la costa. En ese momento las referencias de costa para el pasaje de la patera, que en estos casos no necesitan patrón, son el faro de Trafalgar o las luces del pirulí de Telefónica, motivo por el que hayan podido aparecer últimamente pateras en Cádiz o la Bahía.
El problema del faro de Trafalgar es su peligrosa rompiente, que fue la que motivó la tragedia el pasado junio de la patera naufragada en el que perdieron la vida 23 seres humanos. Por supuesto, nada de esto se parece a un viaje en autobús. Los riesgos de esas tres millas que tienen que salvar siguen siendo muchos, máxime si quienes van en esa patera no tienen conceptos mínimos de navegación y en muchos casos ni siquiera saben nadar.
Que el paso del Estrecho no sea siempre como el estándar que todos tenemos en la cabeza no quiere decir que el camino para alcanzar una vida más próspera deje de ser peligroso y, con su llegada a Europa y sus trabas, muchas veces decepcionante.
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