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La plaza más solitaria de Cádiz

"Ya no hay listas de espera en Cádiz para casarse en una iglesia, pero sí cantan coros de Carnaval en los templos"

Para casarse en algunos templos de la provincia había que esperar turno durante meses

La estética de las bodas en los templos se ha trasladado ahora a los ayuntamientos

Las bodas en Cádiz llegan cada vez con más años encima

Una imagen del Carmen de Cádiz en obras. / Julio González

En la provincia de Cádiz hay varios templos que siempre han estado en cabeza a la hora de dar cobijo a matrimonios religiosos. Iglesias predilectas para muchos, como referentes de este acontecimiento familiar. En la capital la tradición era acudir a San Francisco, el Carmen o Santo Domingo. La caída de las bodas religiosas ha rebajado de forma notable este interés, hasta el punto que han desaparecido las listas de espera, algunas incluso con meses de celebraciones ocupadas, retrasando de forma obligada las fechas preferidas por muchos contrayentes.

El Carmen, tanto en San Fernando como en Cádiz capital, siempre ha sido una de las iglesias preferidas para contraer matrimonio. El prior del templo isleño, encargado también del capitalino, Pablo Rubio, descata que ya han desaparecido “las listas de espera que había todos los años para casarse en estas iglesias. En el caso de Cádiz (donde no hay ya Carmelitas) lo que intentamos es que las bodas se celebren los sábados, porque entre semana no hay nadie en el templo. En todo caso, salvo julio con un único matrimonio, mantenemos casi una boda a la semana, que cae en diciembre, donde solo hay una prevista. En el Carmen de San Fernando hay más celebraciones, con una media de 6 o 7 al mes, siempre menos de las que se organizaban hasta hace unos años”.

Eso sí, menos bodas en las iglesias pero con mayor parafernalia. “Ahora las celebraciones llevan más música puesta por los contrayentes. Hay violinista, cantantes e incluso alguna vez hasta un coro de Carnaval”. E incluso la estética habitual de una celebración en un templo, con la novia vestida de blanco y el novio de chaqué, se repite cada vez en las que ahora se desarrollan en los ayuntamiento, donde el edil de turno acaba leyendo una homilia civil.

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